El presidente Bush ya prepara su mensaje de
felicitación al candidato del PT
Brasileños festejan por anticipado el triunfo
de Lula en la elección de hoy
El oficialista José Serra no consiguió
mejorar su posición con el debate del viernes
STELLA CALLONI ENVIADA
Sao Paulo, 26 de octubre. Más de 115 millones
de brasileños deberán acudir este domingo a las urnas en
la segunda vuelta de unas elecciones históricas, en las que Luiz
Inacio Lula da Silva, del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT),
es el favorito absoluto frente al delfín del presidente Fernando
Henrique Cardoso, el candidato José Serra, del socialdemócrata
partido de gobierno (PSDB).
Un clima de euforia, que se traducía en festejos
a ritmos de samba de petistas que a pie o en caravanas automovilísticas
recorren ya las principales ciudades del país, pero también
de nerviosismo, se vive en las horas previas a los comicios que llevarían
a la cabeza de la principal economía latinoamericana a un líder
de izquierda que se formó en las luchas sindicales. Analistas locales
y extranjeros coinciden en que estas votaciones, en las que parece inevitable
la victoria de Lula, cambiarán el rostro no sólo de Brasil,
sino también de América Latina.
Plantea gobierno incluyente
Mientras
los mercados en días recientes estuvieron en calma, quizás
ante lo inevitable de la victoria, el candidato del PT, en la línea
de negociación que ha mostrado durante toda la campaña, anunció
que en caso de ganar llamará a todos a colaborar, incluyendo a Serra.
El candidato oficialista, a su vez, aún sostenía
anoche que "pueden cambiar los votos" y favorecerlo, pero si con el debate
televisivo que a no muchos interesó cuando el resultado está
cantado dio muchos puntos a favor de Lula, pocos creen que pueda suceder
el milagro para el oficialismo.
Los apoyos al candidato del PT continúan creciendo,
luego de que los otros candidatos de centroizquierda que perdieron en la
primera vuelta ya han sumado sus votos a Lula.
"A favor de Brasil", manifestaron su apoyo a Lula -en
un espacio pagado en la prensa- los arquitectos, ingenieros y profesionales
del área tecnológica, encabezados por el famoso arquitecto
Oscar Niemeyer, quien en el primer turno había apoyado a Ciro Gomes.
Otros artistas e intelectuales también hicieron
la víspera declaraciones públicas en el mismo sentido. El
debate realizado anoche entre Lula y su contendiente Serra fue algo opaco,
aunque menos que el anterior, previo a la primera ronda del 6 de octubre.
Serra, reconocido por su gestión en el Ministerio
de Salud y sus capacidades administrativas, trató de demostrar una
superioridad intelectual, no sólo personal sino de su partido, que
para algunos ratificó la idea de cierta soberbia del candidato,
que dijo en varias ocasiones que Lula no podía gobernar porque no
había ido a la universidad.
Aunque intentó provocar en todo momento a su contrincante,
también fue visible que ambos estaban decididos a mantener la situación
en un plano civilizado. Lula se mostró desenvuelto, y Serra, con
el peso de quien tiene que lograr acortar esos 30 puntos de diferencia
que mostraron los sondeos, esperaba un traspié del petista.
En el escenario circular armado al estilo estadunidense,
los temas que se debatieron fueron más de juegos electorales que
de análisis de fondo, capaces de provocar sorpresa en los espectadores,
muchos de los cuales prefirieron irse a dormir temprano cuando las cartas
parecen jugadas.
Ambos candidatos mostraron cierto acartonamiento, ante
los consejos de sus publicistas, que en el caso de Lula a veces le ha hecho
perder la atractiva personalidad de antiguo dirigente obrero.
Para estas elecciones, en las que además se elegirá
a 14 gobernadores en estados que fueron a segunda vuelta, Lula tiene entre
57 y 66 por ciento de las intenciones de voto, y Serra, entre 27 y 36 por
ciento. En el primer turno, que disputaron con otros dos contendientes,
Lula logró el 46.77 por ciento y Serra 23.20. Y como en todas las
elecciones de Brasil hubo una abstención importante el 6 de octubre,
de 17 por ciento, que en buena parte correspondió al "miedo" a las
urnas electrónicas que se utilizaron en todo el país.
Lula votará en San Bernardo do Campo, a 30 kilómetros
de Sao Paulo, donde vive y brilló como dirigente sindical metalúrgico.
El hombre al cual probablemente sucederá, el presidente Fernando
Henrique Cardoso, lo hará en un barrio residencial paulista, y luego
retornará a Brasilia para esperar el final de los comicios.
En tanto, los principales locales del PT se encuentran
desbordados por las demandas de prensa y por la presencia de decenas de
delegados de distintos países y antiguos compañeros de militancia
de Lula. Aunque hay llamados a guardar la cautela, todos están listos
para festejar mañana "sin parar". Una fábrica de máscaras
está incluso decidida a hacer su agosto, luego de haber fabricado
miles de ellas con el rostro de Lula.
Los programas
Para la región, el compromiso de Lula es reavivar
al Mercado Común del Sur, lo que tiene un fuerte significado en
las circunstancias críticas que vive la región. Ambos contendientes
han coincidido en señalar los problemas más graves de este
periodo en Brasil.
Lo que los diferencia esencialmente es que Serra, intelectual
de izquierda en otro tiempo que vivió el exilio más de una
década y conoció los horrores de los primeros momentos de
la dictadura de Augusto Pinochet, formó luego parte del gobierno
de Fernando Henrique Cardoso, quien al imponer el proyecto neoliberal en
boga "aunque mucho menos intensivo que en otros países", como destacan
los analistas, produjo una ola de desempleo, desindustrialización,
agravamiento de la pobreza y otros problemas que configuran la crisis de
estos tiempos.
Cardoso logró detener el monstruo de la hiperinflación,
pero la deuda social sigue. Lula, aunque continuará muchos de los
proyectos sociales que Cardoso comenzó, así como el combate
a la inflación y la continuidad de la estabilidad en la macroeconomía,
tiene un programa de urgencia prioritario para combatir el desempleo e
impedir que siga aumentando el número de pobres en un país
cuya economía figura entre las 10 primeras del mundo.
Y aunque hay coincidencias entre los dos candidatos, Serra
lleva el sello de venir de un gobierno que en los últimos meses
además no pudo detener una inflación en alza, una gigantesca
deuda y una moneda que se ha devaluado 40 por ciento desde abril.
Los electores confían más en que Lula pueda
concretarr los cambios que se necesitan; de hecho, su propuesta de un amplio
pacto social para comenzar esa difícil tarea, en medio de un sombrío
panorama económico, es una de sus mejores cartas de triunfo.
La economía debe crecer, advierte Lula, pero también
marca la necesidad de una mayor independencia y un reparto justo de la
riqueza, pues en Brasil casi 54 millones de personas viven bajo la línea
de pobreza y unos 30 millones en la indigencia. El comando de campaña
de Lula estima que el primer año de gobierno será "muy parecido
a los ochos años de administración de Cardoso", en el sentido
de adelantar que no habrá desequilibrios que puedan repercutir aún
más en la crisis. Los empresarios que apoyan a Lula también
conforman un frente importante para colaborar en este frente
El
ex líder sindical sabe que debe crear unos 10 millones de empleos
a la vez que combatir el hambre, aumentar el salario mínimo -lo
que también Serra prometió- y cambiar el sistema de jubilaciones
y previsión social. En el debate de anoche, hizo además hincapié
en la necesidad de que Brasil no sea tan vulnerable a los movimientos externos.
El candidato petista ha prometido mantener compromisos de responsabilidad
fiscal y respeto a los contratos internacionales.
Uno de los mayores empresarios paulistas, Eugenio Staub,
que apoya a Lula, dijo anoche que este es el candidato que tiene mayor
legitimidad para hacer las reformas que se necesitan y solucionar los problemas
sociales.
"Creo que Brasil está en condiciones para volver
a crecer y pagar esa alta deuda social. Lula está conquistando su
legitimidad en las urnas y en su larga historia. Y nadie puede hacer un
pacto social mejor que lo que él lo haría, en un momento
en que todos hemos cambiado", dijo en alusión a la época
en que el nombre de Lula espantaba a los empresarios.
El tema de seguridad, además del económico,
será uno de los más complejos, ya que el crimen organizado
ha creado una serie de comandos en las principales ciudades del país,
maneja cárceles y es utilizado por sectores políticos, como
sucedió durante la primera vuelta en Río de Janeiro.
La propuesta es crear un sistema de seguridad pública
a nivel nacional, ya que la descentralización actual es aprovechada
por los jefes criminales.
Reacciones internacionales
En horas recientes, por otro lado, desde Washington llegaron
algunas señales tratando de dar la imagen de que se dan por superadas
las declaraciones de Lula que señalaban al ALCA como una forma de
anexión con Estados Unidos.
El diario O Estado de Sao Paulo, por conducto de
su corresponsal en Washington, cita a fuentes cercanas al área comercial,
las cuales dijeron que el gobierno de George W. Bush espera que Brasil
no sólo participe, sino que pueda tener un papel protagónico,
después que otros funcionarios negaran la intención anexionista.
Sin embargo todos estos planes comenzarán a ser
explicados a fondo sólo unas horas después de que el triunfo
haya sido asegurado. A su vez, Denis McShane, funcionario británico
del Departamento de Relaciones Exteriores, ex activista del movimiento
sindical internacional, está feliz, según dijo, ante una
posible victoria de Lula, al que llamó "héroe".
Entusiasta, sostuvo que Lula "merece admiración
y respeto", y estimó que como presidente fortalecerá lo mejor
del legado de Cardoso, al que consideró uno de los "principales
estadistas de nuestro tiempo".
McShane podría ser un puente entre Lula y el primer
ministro británico, Tony Blair, consideran aquí. Al menos
en estos días de euforia, Lula ha derrotado la especulación
y hasta la embajadora de Estados Unidos, Donna Hrinak, dijo que se produjo
el "efecto ufa" en el mercado, algo así como que "ya está
bien, ya basta", ya no se puede cambia nada.
Afirmó además que su gobierno prepara ya
para mañana la comunicación de Bush para felicitar a Lula.
Esto sucederá -dicen aquí- siempre que Washington entienda
al fin que está tratando con un país que es la novena economía
del mundo y cuya población no teme dar un giro histórico
este domingo.