CON VISTA AL ZOCALO
José Agustín Ortiz Pinchetti
Al rescate del bosque de Chapultepec
EL PRESIDENTE VICENTE Fox decidió sabiamente devolver al bosque de Chapultepec una franja de 38 mil metros cuadrados anexada ilegalmente a la residencia oficial de Los Pinos en la época de Carlos Salinas. El Presidente respondió así a la iniciativa del jefe de Gobierno para rescatar los predios del bosque apropiados por abuso de autoridad o invadidos por particulares. Es el primer paso para el rescate de Chapultepec y debemos aplaudirlo. Otra buena noticia es el festival que podremos disfrutar los chapultepecadores del primero al 30 de noviembre.
SI EL CENTRO Histórico es el corazón de la ciudad, Chapultepec es su alma. Nos anima, nos da una dosis de oxígeno, sus frondas cuidan nuestras memorias infantiles y los juegos de los niños de hoy. Cumplen una función social importantísima al estimular y encubrir los juegos eróticos de miles de capitalinos. Hoy los policías son menos inquisidores y más respetuosos de tan nobles expansiones.
CUANDO PENSAMOS EN Chapultepec recordamos inmediatamente el zoológico. Ahí concurre el azoro ante el santo mundo animal. Juan José Arreola, asiduo al lugar, escribió: "El gran rinoceronte se detiene. Alza la cabeza. Recula un poco. Gira en redondo y dispara su pieza de artillería. Embiste como ariete, con un sólo cuerno de toro blindado, embravecido y cegato, en arranque total de filósofo positivista."
NO HACE MUCHO nacieron aquí cinco lobos grises, especie mexicana en extinción, perseguida desde los tiempos de la conquista. Moctezuma también tenía en Chapultepec un zoo donde guardaba sus animales raros o sagrados. Desde aquel entonces la gente se subía al cerro del Chapulín para contemplar la ciudad. Sobre esa colina de basalto los españoles construyeron una fortaleza -de allí cayeron los héroes niños "bajo las balas del invasor"- que adquirió un airecillo austriaco con Maximiliano y se volvió escenográfica e inofensiva. Todos los viajeros ilustres contemplaron desde sus terrazas el valle y sus volcanes y dijeron šoooh!
EL EMBLEMA DEL bosque son los altos y robustos ahuehuetes, colosos vegetales acusados de sabiduría por vivir hasta mil años. Son centinelas mágicos del lugar. Especie originaria del valle, que antecedió a la presencia humana, y la ha acompañado desde siempre. La gente piensa que son milagrosos y curan enfermedades. El más famoso es El Sargento, que ha dado ya muchos hijos. El Sargento segundo, murió a sus 900 primaveras, después de una enfermedad respiratoria que le duró 50 años. Cuando se vino abajo, hizo retemblar en su centro la tierra, como quiere nuestro himno.
EL VIEJO BOSQUE es un referente para los defeños, parte de nuestra identidad, punto obligado de encuentro de migrantes provincianos y gente de la ciudad. Lo visitan al año š80 millones de personas! Tiene nueve museos -el de Antropología, el mejor arqueológico del mundo-, teatros, cines, restaurantes. Es el parque urbano más extenso de América, con 83 mil metros cuadrados en sus tres secciones, y podría tener una cuarta, si se le añaden los bosques situados atrás de las instalaciones hípicas del Estado Mayor Presidencial. šHabrá que rescatarlos!
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