Promesas, documental codirigido por Carlos
Bolado
Mirada de siete niños al conflicto palestino-israelí
El filme plantea ''acercarse al enemigo para humanizarlo''
MONICA MATEOS-VEGA
La guerra en Medio Oriente vista a través de los
ojos de siete niños judíos y palestinos es el punto de partida
del documental Promesas que el cineasta mexicano Carlos Bolado codirigió
con la sudafricana Justine Shapiro y el estadunidense B.Z. Goldberg, que
se presentará a partir del 1º de noviembre como un filme ''totalmente
imparcial, que habla de la paz, de acercarse al enemigo para humanizarlo".
En
rueda de prensa para anunciar el estreno del largometraje, el director
narró sus experiencias durante cinco años que les llevó
filmar Promesas: ''Fue un trabajo arduo, de más de 200 horas
de grabación; de vivir durante tres meses en Israel, de recorrer
toda la franja de Gaza, casi hasta Líbano, para buscar a los niños
que queríamos incluir en este proyecto que a todos nos cambió
la vida".
De entre más de 100 pequeños que entrevistaron,
los realizadores decidieron invitar a siete para compartir con ellos sus
vidas. Así el espectador conocerá en Promesas a los
gemelos Yarko y Daniel, israelíes, interesados en el ejército,
la religión y el volibol, y que constantemete sacuden a su abuelo
con la pregunta: "¿existe Dios?"; a Mahmoud, chico palestino, rubio
de ojos azules, que apoya al grupo Hamas, y su familia es dueña
desde hace tres generaciones de una tienda de especias y café en
el antiguo barrio musulmán de Israel; a Shlomo, niño judío
ultraortodoxo que se la pasa estudiando la Torah 12 horas al día;
a Sanabel, jovencita palestina refugiada que viene de una familia laica
de árabes ''modernos", su padre es periodista y lleva dos años
encarcelado; a Faraj, palestino, que vive en el campamento de refugiados
de Deheishe, sueña con volver a su casa para reconstruir su hogar;
y a Moishe, judío que cuenta su verdad del conflicto: ''¡Dios
le dio a Abraham esta tierra y los árabes vinieron y nos la quitaron!"
Las vidas de los niños y sus familias se entretejen
para mostrar una visión ''sin autocensura, pero muy humana" acerca
de la cotidianidad de dos pueblos que se disputan un espacio para vivir.
La cinta costó 500 mil dólares, aportados por fundaciones
y gente preocupada por resolver el conflicto árabe-israelí.
En México será distribuida por Nu Vision.