MEXICO SA
Carlos Fernández-Vega
Migración y desigualdad
Una globalización sin movilidad humana cuestiona la sustentabilidad de la estrategia
PRODUCTO DE LAS INTERMINABLES crisis políticas, económicas y sociales que han agobiado a la región en las últimas décadas, América Latina se ha convertido en fuente de permanente emigración: actualmente 10 por ciento de los 150 millones de migrantes internacionales reconocidos por la ONU nació en algún país latinoamericano o caribeño, aunque esa cifra sólo es indicativa, pues no incluye a la mano de obra indocumentada ni a los desplazados temporales.
ALREDEDOR DE 20 MILLONES de latinoamericanos y caribeños viven fuera de su país de origen y la mitad de ellos emigró a lo largo de los años 90, en especial a Estados Unidos, aunque en la misma década emergieron nuevos flujos -de magnitud menor, pero con una expansión sin precedente- dirigidos a Europa.
A COMIENZOS DE ESA misma década, unos 300 mil profesionales y técnicos latinoamericanos y caribeños -alrededor de 3 por ciento de su disponibilidad en la región- residían en países distintos al de su nacimiento; más de dos tercios de ese total se concentraba en Estados Unidos, donde se estima que 12 por ciento de las personas tituladas en ciencia e ingeniería son extranjeros, en su mayoría procedentes de algún país subdesarrollado.
LOS ANTERIORES SON algunos de los elementos que se analizarán en la Conferencia hemisférica sobre migración internacional: Derechos humanos y trata de personas en las Américas, cuyos trabajos se desarrollarán en la sede de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en Santiago de Chile, del 20 al 22 de noviembre. Este encuentro ha sido convocado por la Cepal y por la Organización Internacional para las Migraciones, con la colaboración de la CIDH y de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, y auspiciada por el Fondo de Población de las Naciones Unidas, la UNICEF, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Sistema Económico Latinoamericano (Sela).
LA PROPIA CEPAL ADVIERTE que en la actualidad la migración internacional está excluida del nuevo proceso de globalización. Tal exclusión constituye la mayor diferencia que distingue las nuevas tendencias de la economía mundial de los dos grandes periodos históricos anteriores de interdependencia. Una visión restringida de la globalización sin el factor de movilidad humana plantea una cuestión triple respecto de la ética, el realismo político y la eficacia económica, además de la sustentabilidad a largo plazo de este tipo de estrategia mundial de desarrollo.
LAS DIFICULTADES IMPUESTAS a la migración en un momento histórico en que se propician los intercambios en tiempo real -y para cuyo efecto se derriban las barreras que inhiben la circulación de bienes e ideas- revelan las asimetrías de una globalización que incluye individuos, poblaciones, países y regiones, y que al mismo tiempo excluye a otros tantos. Aun cuando el número de migrantes en relación con la magnitud de la población mundial siempre ha sido reducido, en otras etapas representó una proporción mucho mayor que el 3 por ciento que se registra en el presente.
CLARAS SEÑALES DEL carácter limitado de la actual globalización de la migración -si se la compara con la financiera- son que la libre movilidad de las personas entre países se circunscriba casi exclusivamente a una de las regiones del mundo (la Unión Europea) y que sea objeto, en el marco de acuerdos internacionales, de debates y negociaciones caso a caso, que persiguen convenir sólo los movimientos temporales de personas con calificaciones directamente relacionadas con los negocios o el suministro de servicios.
EL HECHO DE QUE LA mayoría de los migrantes se desplace a pesar de la persistencia de las barreras para su ingreso, pone de relieve la incompatibilidad existente entre las posturas restrictivas y un mundo que avanza hacia una creciente liberalización de otros flujos. Esta inconsistencia es, en gran medida, responsable del gran incremento de los casos de indocumentación y de la emergencia de territorios de tránsito migratorio, a la vez que deja espacio a uno de los más graves delitos que atentan contra los derechos humanos: el tráfico de personas por las fronteras.
LA MIGRACION internacional encuentra sus determinantes básicos en las desigualdades en los niveles de desarrollo, cuya enormidad, persistencia y notoriedad en el mundo globalizado contemporáneo acrecienta las llamadas presiones migratorias. Así, los países de América Latina y el Caribe mostraron en las últimas décadas un comportamiento económico inestable y la recuperación insinuada en algunos durante los años noventa apenas consiguió revertir las graves consecuencias de la "década perdida" que comenzó en 1980. La asimetría en la distribución de los beneficios ofrecidos por la economía internacional se hace patente en la región, ya sea por las carencias de capital humano y de conocimiento, los cambios del papel del Estado en el plano social o, en general, por las insuficiencias estructurales del desarrollo.
A SU VEZ, LA PRECARIEDAD del empleo y la profundización de las tensiones sociales dieron pie a una sensación generalizada de vulnerabilidad social en la región. Frente a la percepción de inseguridad y riesgo, cobra cuerpo una creciente aceptación de la emigración como opción para enfrentar las difíciles condiciones de vida, la incertidumbre laboral y la disconformidad con los resultados del patrón de desarrollo. Por ende, la reducción de las brechas y la convergencia económica son condiciones elementales para que disminuyan los estímulos a la migración a largo plazo; mientras ello no ocurra, los países de la región deberán convivir con la migración internacional, enfrentando sus múltiples consecuencias, pero también aprovechando sus oportunidades.
TODO HACE PREVER QUE, al menos a corto y mediano plazo, la migración seguirá estimulada, en un mundo de fuertes interconexiones en el que se harán más visibles las profundas brechas económicas internacionales y las agudas insuficiencias estructurales de los países subdesarrollados.
Las rebanadas del pastel:
DE ACUERDO CON estimaciones oficiales, en la primera década del siglo XXI los envíos de remesas de los latinoamericanos que trabajan en un país distinto al de su origen alcanzarán los 300 mil millones de dólares. De ese monto, entre 40 y 50 por ciento corresponderá a trabajadores mexicanos.
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