EU: ¿DEMOCRACIA?
La
sociedad estadunidense realizó ayer elecciones legislativas -los
comicios conocidos como de "medio periodo"- en el contexto de una de las
peores crisis del sistema democrático del país vecino. A
fenómenos tradicionales como el desdibujamiento ideológico
de los dos partidos hegemónicos, el peso de los recursos en la viabilidad
de los candidatos, la frivolidad y la insustancialidad de las campañas,
debe sumarse, desde hace dos años, las evidencias de que el sufragio,
en Estados Unidos, dista mucho de ser respetado y efectivo.
En efecto, el actual ocupante de la Casa Blanca, George
W. Bush, obtuvo, en números absolutos, menos votos que su contendiente
demócrata, Al Gore, y alcanzó la presidencia gracias a unos
manejos electorales turbios y desaseados, por decir lo menos, perpetrados
en Florida, estado que gobierna su hermano menor, Jeb. A pesar de esa circunstancia,
que en cualquier otro país habría sido motivo de escándalo
y convulsión mayúscula, Estados Unidos ha mantenido sus mecanismos
electorales más o menos intactos. Este factor de descrédito
se agrega a la tradicional apatía política de la ciudadanía
estadunidense y se expresa en una abstención prevista de 65 por
ciento de los electores.
Los estadunidenses medios perciben un creciente divorcio
entre sus problemas de interés inmediato y los grandes temas de
la vida institucional. De hecho, en los comicios de ayer, la mayor parte
de quienes se presentaron a las urnas fueron motivados por asuntos locales
y regionales, y no por el debate económico entre demócratas
y republicanos, por la disyuntiva de llevar a su país a una nueva
guerra contra Irak o por el peligro -real- de que la conquista de la Cámara
de Representantes por parte del partido de Bush se traduzca en una ofensiva
ultraconservadora en materia de educación, salud y justicia, y en
disposiciones ultraliberales en materia comercial y de delitos de cuello
blanco.
A las numerosas acusaciones de fraude que se intercambian
demócratas y republicanos debe añadirse, por si algo faltara
para el colapso de la credibilidad y seriedad democráticas, la bochornosa
"caída del sistema" experimentada por el Voter News Service (VNS),
la más importante institución de sondeos en el país
vecino, propiedad de los consorcios mediáticos ABC, NBC, CBS, CNN,
Fox y AP, y que ayer se declaró en incapacidad, debido a "problemas
técnicos", de dar a conocer estimaciones y tendencias preliminares.
En tales circunstancias, fue inevitable que observadores electorales del
Centro para la Democracia, con sede en Washington, y que suelen supervisar
comicios conflictivos en naciones de Africa y América Latina, efectuaran
su primera misión en territorio estadunidense.
En suma, la democracia estadunidense, que Washington pretende
imponer como modelo al resto del mundo -especialmente, del Tercer Mundo-,
ha resultado ser un espejismo, y se ha confirmado que, al igual que en
cualquier país paupérrimo, atrasado y corrupto, los procedimientos
electorales en la nación vecina pueden ser cuestionables, precarios
e inverosímiles, y que la distancia entre los ciudadanos comunes
y la clase política no es menor en el país vecino que en
otras sociedades de este continente.