ASTILLERO
Julio Hernández López
Impunidades y releccionismo
Periodicazos, único castigo a crímenes
de Estado
¿Continuidad presidencial?
CADA VEZ QUE el presidente de México viaja
al extranjero parece ser afectado por una especie de suero de la verdad,
que le hace decir lo que realmente piensa con tal de agradar o impactar
a audiencias foráneas. Ayer, por ejemplo, confesó a la agencia
Efe que "es muy probable que una buena parte de los responsables (de represiones
políticas pasadas) no vayan a la cárcel, porque se han acabado
los términos legales para el enjuiciamiento de esos crímenes".
La chentada internacional (preparatoria de fracasos anunciados en
esa materia justiciera) quiere decir que cuando se pueda castigar a alguien
se podrá, y cuando no, pues no. Es decir, a "una buena parte" de
esos criminales violadores de derechos humanos no se les hará nada
en términos de castigo judicial, mas "para otros sí habrá
cárcel, porque todavía estamos en tiempos jurídicos
y legales para actuar". Pero no se crea entonces que la fiscalía
de repartición de atole justiciero con el dedo, a cargo de Ignacio
Carrillo Prieto, no servirá absolutamente para nada: "estamos procediendo
a realizar la tarea del procurador", explicó quien en su campaña
electoral prometió una y otra vez instalar una comisión de
la verdad "para que la opinión pública enjuicie a estas personas
una vez que se demuestre su culpabilidad, aunque no haya cárcel".
CHIDAS
LAS MANIOBRAS presidenciales: ofrecer como candidato
lo que como Presidente no ha sabido cumplir y luego, en una catafixia embotada,
poner a trabajar a fiscalías y procuradores para que nos digan que
determinadas personas aparecieron como culpables de desapariciones, torturas
y asesinatos pero que no se las puede castigar más que poniéndolas
frente al paredón de la opinión pública. Crímenes
de Estado castigables a periodicazos o metralla mediática electrónica.
Dos de octubre no se olvida, pero tampoco se castiga. Muerto Halconso
se acabó la rabia del 10 de junio. Acosta Chaparro, Quirós
y demás presuntos culpables de matar guerrilleros, sancionados con
paseos en avioncitos de la muerte hechos de papel periódico. Nassar
Haro, torturado con las plumas reporteriles convertidas en picanas con
tinta. Luis Echeverría, condenado a escuchar permanentemente a la
señora opinión pública recitándole discursos
vestidos de guayabera.
LAS VERAS TRANSFORMACIONES de-clarativas del Presidente
mexicano también alcanzaron ayer a los legisladores, con los que
debe lidiar por el resto del año a fin de sacar adelante el presupuesto
federal del ejercicio venidero. Tal vez los vea tan apacibles que creyó
necesario aplicarles algunas banderillas verbales, para que se desamodorren:
"Hoy por hoy -asentó en la universidad de Oxford- muchos de esos
congresistas responden más a sus propios intereses o a los intereses
de sus partidos, y no a los intereses de la gente". Por ello, el Presidente,
que tiene como su santo político de cabecera a Francisco I. Madero,
opinó que sería "extremadamente conveniente" que hubiera
relección, de tal manera que los legisladores se sientan más
comprometidos con sus votantes, con sus circunscripciones electorales.
Como puede entender hasta un columnista astillado, ese tipo de declaraciones
enturbian y complican la relación del Presidente con el Congreso
en momentos altamente sensibles, y hace pensar a más de un quisquilloso
en una estrategia gradual de sensibilización y apertura sobre el
tema, que podría pasar de las posibilidades de continuidad de diputados
y senadores a la del propio Presidente de la República (viejo sueño
salinista que todo bello durmiente de Los Pinos, obsesionado con las encuestas
de opinión y los índices de popularidad, siempre mantiene
bajo la almohada).
LOS CARACOLEOS RELECCIONISTAS del presidente de
México se dan en momentos en que el panismo enfrenta serias amenazas
de un priísmo en vías de una recuperación que parecería
más adjudicable a las fallas blanquiazules que a méritos
propios del tricolor. En Hidalgo, por ejemplo, el erario hizo ganar
al PRI en los dos principales municipios, Pachuca (donde el candidato del
Revolucionario Institucional fue quien había sido secretario particular
del gobernador Manuel Angel Núñez Soto) y Tulancingo. Pero
allí, como en el estado de México, donde habrá elecciones
locales el año entrante, el PAN ha sufrido terribles desgastes debido
al deplorable ejercicio del poder que ha hecho y a la muy mala selección
de candidatos (en Hidalgo, por ejemplo, quien fue aspirante del PAN a gobernador,
el cantante Francisco Javier, ha sido acusado de delitos mayores, y no
se diga en la entidad gobernada por Arturo Montiel, donde las hojas de
servicios de muchos alcaldes eran en realidad recuentos mafiosos).
TAMPOCO PUEDE HABER cálculos optimistas
en las dos entidades en que este domingo los militantes panistas eligieron
candidato a gobernador. En Nuevo León ha quedado un excéntrico
empresario, Mauricio Fernández Garza, miembro de la familia regiomontana
más poderosa, la Garza Sada. No era el favorito del gobernador Fernando
Canales Clariond, y además tendrá enfrente al priísta
que sea electo este domingo próximo (muy probablemente J. Natividad
González Parás) y que podría tener una gran fuerza
derivada del cansancio ciudadano del estilo panista de gobernar, según
lo han expresado distintas encuestas de opinión. Ignacio Loyola
tampoco pudo imponer a su gallo en Querétaro (aunque el citado mandatario
más bien prefiere a los pericos, uno de ellos erigido en su consejero
principal) y como candidato oficial quedó Francisco Garrido Patrón,
ex presidente del municipio de la capital, cuyo virtual anonimato en el
escenario político nacional contrasta con el muy conocido nombre
(para bien y para mal) de su adversario, Fernando Ortiz Arana, el priísta
al que Ernesto Zedillo nunca perdonó haber pretendido ser el candidato
sucesor de Luis Donaldo Colosio, y al que todo hace suponer que fue condenado
a perder hace seis años la misma plaza queretana.
LECCIONES Y RELECCIONES, castigos e impunidades,
mientras el presidente Fox sigue viajando.