Mañana en concierto en el Auditorio Nacional
Un gusto, poner el clásico a disposición
del pop: Caballé
ARTURO CRUZ BARCENAS
Para cantar ópera se necesita saber respirar; de
ahí la importancia del aire para la soprano Montserrat Caballé,
quien ayer ofreció una conferencia de prensa y, ante el tumulto
de fotógrafos que buscaban su imagen, exigió a todos que
se apartaran, pues "llegué apenas anoche y la altura de la ciudad,
su aire, por favor, entiendan". Los periodistas se apartaron; se abrió
el espacio y la mujer de voz de ensueño agradeció el gesto.
La catalana, orgullo de Barcelona, es considerada la voz
operística más importante de la actualidad, y de la historia
española, se presentará en el Auditorio Nacional, mañana.
Nació el 12 de abril de 1933; su preparación abarcó
12 años en el Liceo Barcelona, donde recibió Medalla de Oro.
Se unió a la Compañía de Basel en 1956, en la que
forjó un repertorio de roles: Tosca, Aída, Arabella, Salomé.
Entre
1956 y 1965 cantó en Bremen, La Scala, Viena, Lisboa y México
(1964), donde interpretó a Manon, de Massenet. Ha actuado en el
Metropolitan de Nueva York y el Teatro Colón de Buenos Aires. El
estrellato le llegó de la noche a la mañana, cuando, en Nueva
York, en 1965, suplió de última hora a Marilyn Horne, para
actuar en un concierto de Donizetti interpretando a Lucrecia Borgia.
En una de las pocas cantantes de ópera que ha tenido
un tema pop en las listas de popularidad. Se recuerda la velada al lado
del ya fallecido Freddy Mercury, cantante del grupo Queen, quien era su
admirador y escribió para ella Exercising free love. La soprano
cantó el tema, por primera vez y de manera sorpresiva, en un recital
en Londres, ante Mercury. Se hicieron amigos y el disco Barcelona
fue grabado con letras, entre otros, de Tim Rice. El sencillo del álbum
ingresó dos veces en las listas de popularidad del Reino Unido.
En 1964, se casó con Bernabé Martí;
ha apoyado la carrera de José Carreras. Promueve su nuevo disco,
Roses from 2000 -grabado con la Radio-Philharmonie Hannover des
NDR, bajo la batuta del director español Miquel Ortega-, con 14
piezas de Verdi, Mascagni, Barbieri, Donizetti y otros.
Mercury, músico, no un cantante de pop
Antes de la ronda de preguntas y respuestas, expuso algo
de su biografía. Destacó que en México cantó
por primera vez con Plácido Domingo, Placi, le llamó.
Sobre su incursión en el pop señaló: "Cantar ese género
es como el hecho de que Plácido Domingo cante rancheras; no por
ello ha abandonado la ópera. En 86, cuando el disco Barcelona,
me dijo el alcalde de esa ciudad que si ganamos yo tenía que cantar
algo que no fuera ópera, que fuera para la juventud. Mi colaboración
con Mercury fue importante; a él le gustaba mucho la ópera
y estudió barítono. Se lo pedimos y llegó a Barcelona.
Me di cuenta de que estaba hablando con un músico, no con un cantante
pop; tocaba muy bonito los valses de Chopin.
"Le pregunté por qué no hacíamos
algo de ópera. Me contestó que qué pensarían
sus fans, 'me odiarían'. Fue un músico muy profesional.
Le pedí que hiciéramos un disco completo, no sólo
un tema. En la película que hicieron sobre mí -de próximo
estreno- incluyo esto, de cómo me encantó trabajar con Mercury."
Sobre si debe conservarse "la pureza" de la ópera,
señaló que "está todo hecho, pero no debemos traicionar
al compositor, sino servirle al máximo. Los que cantamos ópera
tenemos tres o cuatro horas para mostrarlo, para que el público
lo entienda, pero en el mundo pop en tres o cinco minutos tienes que explicar
una historia. Desde que empieza hasta que acaba.
"Aprendí a respetar a quienes trabajan tan concienzudamente.
Para hacer Barcelona fueron unos dos meses (de trabajo)... Ahora
me gustaría hacer algo con Elton John, a quien admiro; sabe música
y compone obras muy bellas. Hacer alguna cosa con Vangelis... esto es,
poner el mundo clásico a disposición del pop."
Emocionada, expuso que actualmente hay "una avalancha"
de jóvenes que gustan de la ópera. Hay compositores de este
tipo de obras en la actualidad que requieren la oportunidad de ser oídos,
pero con dignidad, señaló quien enseña canto. Con
tono irónico dijo no entender a quien señala que canta poniendo
el dedo en la nariz, la garganta y otros puntos de la cabeza. "Es aquí
y aquí", precisó llevando el índice al diafragma y
al estómago.