MEXICO SA
Carlos Fernández-Vega
Poderosos empresarios, insatisfechos con Fox
Las vergonzosas cifras del IPAB
A CASI DOS AÑOS DE DISTANCIA, el hoy ramificado, pero no por ello menos poderoso, Grupo Monterrey -uno de los semilleros más importantes en lo que a "funcionarios del cambio" se refiere- a todas luces está insatisfecho con los resultados que reporta la administración Fox.
NINGUNA OTRA LECTURA puede tener el mensaje enviado por uno de los voceros del gran capital neoleonés, el chiquillo Mario Laborín, quien desde el primero de diciembre de 2000 despacha en la dirección general de Nacional Financiera, y que ahora, justamente desde ella, advierte, a nombre de sus representados: "El gobierno federal ya no puede hacer más tonterías, porque corre el riesgo de que lo cambien".
LA "SEMBLANZA'' QUE sobre este personaje ofrece la Presidencia de la República establece que a lo largo de su carrera profesional se ha desempeñado como director de importantes empresas y grupos financieros y bancarios. Destacan Grupo Visa (FEMSA, que encabeza Eugenio Garza Lagüera) donde fue director corporativo de Tesorería; Grupo Somex (que se afanó en rescatar empresas privadas en quiebra, cuando la institución fue propiedad estatal), donde estuvo a cargo de la dirección divisional (banco y casa de bolsa); Grupo Vector (del empresario regiomontano Alfonso Romo, muy cercano a Eugenio Garza Lagüera y hoy convertido en adalid de la libertad de expresión en Imagen), del cual fue cofundador y director general; Grupo VAMSA (del propio Eugenio Garza Lagüera), donde estuvo a cargo de la dirección general de empresas filiales.
ASIMISMO FUE DIRECTOR general adjunto de Bancomer (por una mera casualidad encabezado, por aquellos años, por Eugenio Garza Lagüera) de 1991 a 1999 y director general de 1999 a 2000. Ha sido director general corporativo del Banco Bilbao Vizcaya-Bancomer y presidente de la Casa de Bolsa Bancomer. Formó parte de los consejos de administración de, entre otras empresas, Transportación Marítima Mexicana, TV Azteca, Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (institución "con sólidos principios morales", como la definió su patriarca Eugenio Garza Sada), Cervecería Cuauhtémoc y Periódicos Healy.
EN ENTREVISTA CON La Jornada (Antonio Castellanos), este personaje, pues, no deja dudas sobre el sentir del gran capital neoleonés, el cual si bien advierte, también ofrece algunas caricias: "Habrá premios o castigos para quienes hagan bien o mal las cosas" en la administración del cambio... ''En la democracia, si te equivocas, te cambian".
LO QUE A TODAS LUCES NO cambia ni con el cambio es el oneroso y sangriento esquema financiero del rescate bancario, mismo que se estableció durante el zedillato y ha sido religiosamente respetado por la administración Fox, no sin olvidar que en este país no se puede repartir el dinero que no existe.
EN EL CORREO ILUSTRADO de La Jornada se publicó ayer una carta del vocero del IPAB, en la que señala: "El pasado 9 de noviembre se publicó en primera plana, como cabeza principal: 'Cobraron los bancos 38 mil millones de pesos al erario en tres meses', con un cintillo que dice: 'El monto pagado por el IPAB corresponde sólo a intereses'. Al respecto me permito hacer la siguiente rectificación: Si bien la cantidad de 38 mil 917 millones de pesos señalada como pago en el cuerpo de la nota es correcta, vale la pena mencionar que ésta no sólo correspondió a intereses como equivocadamente se indica, sino que incluyó 29 mil 512 millones de pesos de pago principal (75.83 por ciento del total), y únicamente el resto, 9 mil 405 millones de pesos (24.16 por ciento), se destinó al pago de intereses''.
ES SALUDABLE QUE EL IPAB aclare las proporciones: en un solo trimestre, 29 mil 512 millones de pesos para el pago de capital, es decir casi 328 millones de pesos diarios -durante el lapso señalado- provenientes del erario para satisfacer los requerimientos del rescate bancario. Si el flujo se mantiene, y no habría por qué esperar una alteración, las arcas nacionales no se habrán cubierto de gloria, sino de pobreza, toda vez que a lo largo de 2002 habrán salido para el IPAB alrededor de 120 mil millones de pesos sólo para el pago de capital.
DE IGUAL MANERA, ES bueno saber que para el pago de intereses "sólo" se destinaron 9 mil 405 millones de pesos en el periodo referido, lo que se traduce en una sangría cotidiana, en esos tres meses, de 104.5 millones de pesos. Si esa cifra se anualiza, sabremos que durante el segundo año del cambio se habrán destinado cerca de 38 mil 142.5 millones de pesos para cubrir dichos intereses.
POR LAS PRECISIONES DEL vocero del IPAB conocemos, también, que ese Instituto pagó una tasa de interés a precios de usura: 24.16 por ciento en tres meses, es decir, un rendimiento anualizado de 96.64 por ciento. La anterior resulta una proporción casi 12 veces superior a la que ofrece el certificado de la Tesorería de la Federación -líder en el mercado nacional y referencia obligada para todo tipo de operaciones financieras- a 28 días de plazo, que en su mejor momento del año ha pagado cerca de 8.5 por ciento anual.
SI EL COMPARATIVO SE hace con las tasas de rendimiento que ofrecen las distintas instituciones bancarias que operan en el país (no más de 4 por ciento bruto anualizado, en promedio), la proporción entre lo que paga el IPAB y las otrora sociedades nacionales de crédito alcanza niveles verdaderamente sospechosos: 24.16 veces de diferencia.
FINALMENTE, SI SE compara lo que pagó el IPAB en tres meses de 2002 y lo que recibirán conjuntamente en 2003, presupuestalmente hablando, los principales centros educativos nacionales -con la querida UNAM a la cabeza-, el resultado es vergonzoso: 38 mil 917 y poco más de 23 mil millones de pesos, respectivamente.
Las rebanadas del pastel:
DE UN PLUMAZO, VICENTE Fox redujo dos veces los indicadores de pobreza en el país: "En el caso de México, en los últimos cinco años se ha logrado ya disminuir el nivel de pobreza de 18 por ciento a 15 por ciento, y lo atribuyo en mayor medida precisamente a la oportunidad de tener acceso a un microcrédito", dijo el mandatario en Nueva York, tal vez olvidando que la más reciente información aportada por su gobierno es que 54 por ciento de los mexicanos sobrevive entre la pobreza y la miseria. Todo sea por el triunfo, aunque para ello se pierda la memoria.
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