IBERICOS VERSUS AMERICA LATINA
En
la reunión cumbre que se realiza en República Dominicana
está estallando una denominación que enmascaraba la realidad.
El concepto de América Latina se está oponiendo al de Iberoamérica.
En la decimosegunda Cumbre Iberoamericana de Playa Bávaro, mientras
los gobiernos conservadores de España y Portugal defienden la política
de proteccionismo y de subsidios que sustentan la Unión Europea
y Estados Unidos, los países latinoamericanos exigen el fin de las
restricciones consulares contra sus ciudadanos y de las subvenciones europeas
que les impiden vender sus productos en el Viejo Continente, y hacen hincapié
en el terrorismo económico de los países industrializados,
ese que hace aumentar el hambre, la pobreza, la emigración, basado
en las políticas neoliberales promovidas tanto por Bruselas (y las
capitales europeas) como por Washington.
El bloque formado por Madrid y Lisboa, englobados en el
concepto de Iberoamérica, intenta demostrar un interés común
que está lejos de corresponder a los hechos, que nos muestran, por
el contrario, a las ex colonias latinoamericanas como nuevo "oscuro objeto
del deseo" del neocolonialismo del gobierno de la derecha española
presidido por el neofranquista Aznar.
Las empresas españolas, utilizando la corrupción
para "convencer" a sus socios políticos argentinos, por ejemplo,
compraron una excelente empresa, Aerolíneas Argentinas, que no tenía
pérdidas, pagándola con la venta de sus mismos aviones y
la llevaron a la quiebra bajo la administración de Iberia. O se
apoderaron de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), siempre en
Argentina, y por el combustible allí extraído y refinado
cobraron cinco veces más en ese país que lo que costaba el
producto argentino vendido en España, al cual, sin embargo, había
que agregarle el costo del flete. O compraron bancos para realizar operaciones
nocivas para el país huésped y enviar los ahorros nacionales
al extranjero sin que las casas matrices españolas pusiesen ni un
dólar para sostenerlos cuando la economía argentina se derrumbó,
precisamente por aplicar al pie de la letra la política neoliberal
y por buscar ese tipo de privatizaciones y de inversiones. O, como en el
caso de los teléfonos, los compraron después de un aumento
brutal de las tarifas y para aumentarlas nuevamente una vez adquiridos,
sin mejorar los servicios. Ahora esas empresas privatizadas en favor del
capital español se apoyan en el FMI para exigir un aumento de 30
por ciento en las tarifas, en el mismo momento en que multitudes recorren
las calles argentinas contra la pobreza, que ha causado la muerte de niños
por desnutrición en el país que tenía el mayor nivel
de ingreso de América Latina y que es uno de los grandes productores
mundiales de alimentos. De ahí el odio creciente, en particular
en Argentina, contra el rapaz e inescrupuloso neocolonialismo del país
de ese "demócrata" que es Aznar, que no sólo apoyó
abiertamente la preparación del golpe de Estado contra el gobierno
venezolano, sino que lo saludó cuando parecía triunfar y
que se reunió, en Madrid, con las empresas inversionistas en Argentina
y con promotores allí del golpe militar para garantizar las ganancias
leoninas de las primeras. El gobierno de Madrid es, también, el
que pone dificultades consulares y policiales a cientos de miles de dominicanos,
ecuatorianos, colombianos y hasta argentinos con ciudadanía española,
mostrando contra ellos el mismo racismo que tiene contra los vascos o los
inmigrantes norafricanos. De modo que se ha llegado al extremo de que los
gobiernos latinoamericanos, de los que se puede decir cualquier cosa menos
que son radicales, no toleran ya el agresivo neocolonialismo hispano y
exigen que la libertad de comercio que se les pregone se practique en Europa,
acabando con las subvenciones a los productos agroganaderos que les cierran
mercados naturales a los latinoamericanos.
El conflicto no es sólo, pues, con el Area de Libre
Comercio de las Américas -ese burdo intento de reforzar el carácter
de patio trasero de Estados Unidos que éste ve como el futuro próximo
de América Latina- sino que también es un conflicto con las
viejas potencias coloniales que intentan sacar su libra de carne del cuerpo
de nuestro continente y reditar la triste "gloria" de los conquistadores.
Es de esperar que la diferenciación, en esta cumbre, entre los latinoamericanos
y España y Portugal, lleve a otros gobiernos europeos más
cautos e inteligentes a comprender que, si quieren tener mercados y amigos
en esta parte del mundo y competir en ella con Estados Unidos, deben abandonar
la política de subsidios agrícolas y de racismo antinmigrante
que con éstos comparten.