Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 16 de noviembre de 2002
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Editorial
IBERICOS VERSUS AMERICA LATINA

sol.jpgEn la reunión cumbre que se realiza en República Dominicana está estallando una denominación que enmascaraba la realidad. El concepto de América Latina se está oponiendo al de Iberoamérica. En la decimosegunda Cumbre Iberoamericana de Playa Bávaro, mientras los gobiernos conservadores de España y Portugal defienden la política de proteccionismo y de subsidios que sustentan la Unión Europea y Estados Unidos, los países latinoamericanos exigen el fin de las restricciones consulares contra sus ciudadanos y de las subvenciones europeas que les impiden vender sus productos en el Viejo Continente, y hacen hincapié en el terrorismo económico de los países industrializados, ese que hace aumentar el hambre, la pobreza, la emigración, basado en las políticas neoliberales promovidas tanto por Bruselas (y las capitales europeas) como por Washington.

El bloque formado por Madrid y Lisboa, englobados en el concepto de Iberoamérica, intenta demostrar un interés común que está lejos de corresponder a los hechos, que nos muestran, por el contrario, a las ex colonias latinoamericanas como nuevo "oscuro objeto del deseo" del neocolonialismo del gobierno de la derecha española presidido por el neofranquista Aznar.

Las empresas españolas, utilizando la corrupción para "convencer" a sus socios políticos argentinos, por ejemplo, compraron una excelente empresa, Aerolíneas Argentinas, que no tenía pérdidas, pagándola con la venta de sus mismos aviones y la llevaron a la quiebra bajo la administración de Iberia. O se apoderaron de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), siempre en Argentina, y por el combustible allí extraído y refinado cobraron cinco veces más en ese país que lo que costaba el producto argentino vendido en España, al cual, sin embargo, había que agregarle el costo del flete. O compraron bancos para realizar operaciones nocivas para el país huésped y enviar los ahorros nacionales al extranjero sin que las casas matrices españolas pusiesen ni un dólar para sostenerlos cuando la economía argentina se derrumbó, precisamente por aplicar al pie de la letra la política neoliberal y por buscar ese tipo de privatizaciones y de inversiones. O, como en el caso de los teléfonos, los compraron después de un aumento brutal de las tarifas y para aumentarlas nuevamente una vez adquiridos, sin mejorar los servicios. Ahora esas empresas privatizadas en favor del capital español se apoyan en el FMI para exigir un aumento de 30 por ciento en las tarifas, en el mismo momento en que multitudes recorren las calles argentinas contra la pobreza, que ha causado la muerte de niños por desnutrición en el país que tenía el mayor nivel de ingreso de América Latina y que es uno de los grandes productores mundiales de alimentos. De ahí el odio creciente, en particular en Argentina, contra el rapaz e inescrupuloso neocolonialismo del país de ese "demócrata" que es Aznar, que no sólo apoyó abiertamente la preparación del golpe de Estado contra el gobierno venezolano, sino que lo saludó cuando parecía triunfar y que se reunió, en Madrid, con las empresas inversionistas en Argentina y con promotores allí del golpe militar para garantizar las ganancias leoninas de las primeras. El gobierno de Madrid es, también, el que pone dificultades consulares y policiales a cientos de miles de dominicanos, ecuatorianos, colombianos y hasta argentinos con ciudadanía española, mostrando contra ellos el mismo racismo que tiene contra los vascos o los inmigrantes norafricanos. De modo que se ha llegado al extremo de que los gobiernos latinoamericanos, de los que se puede decir cualquier cosa menos que son radicales, no toleran ya el agresivo neocolonialismo hispano y exigen que la libertad de comercio que se les pregone se practique en Europa, acabando con las subvenciones a los productos agroganaderos que les cierran mercados naturales a los latinoamericanos.

El conflicto no es sólo, pues, con el Area de Libre Comercio de las Américas -ese burdo intento de reforzar el carácter de patio trasero de Estados Unidos que éste ve como el futuro próximo de América Latina- sino que también es un conflicto con las viejas potencias coloniales que intentan sacar su libra de carne del cuerpo de nuestro continente y reditar la triste "gloria" de los conquistadores. Es de esperar que la diferenciación, en esta cumbre, entre los latinoamericanos y España y Portugal, lleve a otros gobiernos europeos más cautos e inteligentes a comprender que, si quieren tener mercados y amigos en esta parte del mundo y competir en ella con Estados Unidos, deben abandonar la política de subsidios agrícolas y de racismo antinmigrante que con éstos comparten.


 

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