Luis Javier Garrido
La intimidación
El fracaso de Vicente Fox en su intento de levantar su imagen a través de los medios de comunicación y ocultar con propaganda la ineptitud y el fracaso de su gobierno, lo han llevado, a él y a los miembros de su gobierno, a tener una actitud de intolerancia y de amenazas a los medios, lo que constituye un signo preocupante en el futuro inmediato del país.
1. Las regresiones del gobierno foxista frente al "antiguo régimen" han sido muchas, pero la más grave es en materia de comunicación social por la obsesión de Fox de contar con una prensa que lo respalde acríticamente, y el crecimiento de la intolerancia oficial es un factor que perturba seriamente la vida nacional.
2. El proceso de transición de la prensa mexicana, de ser de Estado en los 50 hasta alcanzar espacios significativos de libertad de expresión hacia fines del siglo xx, no ha sido una concesión generosa del poder, sino fruto de una lucha de más de tres décadas que se inicia con el Excélsior de Julio Scherer (1968-1976), pasa por el homicidio de decenas de periodistas durante los gobiernos priístas anteriores y que hoy no acaba de culminar, ni en la prensa escrita y menos en la audiovisual por los intereses económicos y políticos que lo impiden.
3. El gobierno foxista no ha favorecido, ni mucho menos auspiciado, una "transición" en los medios, como dice, sino que ha frenado ese proceso iniciado en los 60 e intensificado en años recientes a) al mantener algunas prácticas perversas del antiguo régimen, en particular utilizar la publicidad oficial como medio de chantaje para someter a la prensa, b) al sabotear el proceso de revisión del régimen jurídico de radio y televisión que auspiciaba el Legislativo y expedir con un albazo un decreto anticonstitucional condonando impuestos a Televisa para lograr beneficios personales, y c) al dedicarse, tanto él como los miembros de su gabinete, a descalificar y amenazar a periodistas y medios, al mismo tiempo que ha derrochado más que ningún gobierno priísta los recursos del pueblo en propaganda suya y de su gobierno, lo cual ha culminado d) en el intento de intimidación a reporteros con el pretexto de que debían dar a conocer sus fuentes.
4. El acoso de la PGR a reporteros de La Jornada, conminándolos a romper el secreto profesional y revelar sus fuentes informativas sobre asuntos judiciales en una acción violatoria del orden jurídico nacional e internacional que llevó a los agraviados a interponer sendas quejas ante la CNDH, es de extrema gravedad, ya que evidencia no sólo el intento del gobierno de Fox por ocultar su incompetencia ante crímenes de extrema gravedad, como decía un editorial de este diario (18/11/02) o que encubre los crímenes de Salinas y de Zedillo, sino que en su nerviosismo está dispuesto a cerrar espacios de libertad de expresión, como resulta claro por el respaldo del PAN a este acto ilegal y vergonzoso (20/11/02).
5. Los espacios de libertad en la prensa escrita, deberían entenderlo Fox y colaboradores, no son obra del gobierno, sino de una larga lucha de la sociedad y de muchos periodistas y medios, y son irreversibles. Mientras Fox y su equipo persisten en su delirio de creer que todo empezó a cambiar en México el 2 de julio, incluyendo el papel de los medios, lo cual es falso, y pretenden que son suyos los cambios que empezaron a producirse en diarios y semanarios, por lo menos desde hace 25 años, en los hechos buscan con sus políticas cerrar esos espacios y tener una prensa que sirva como propagandista del poder.
6. El desfase del grupo gobernante frente a la realidad es preocupante, pues cree que opera un cambio, actuando de manera democrática y atendiendo a los intereses nacionales, cuando todo mundo sabe que no es así y que se trata de un gobierno de continuismo, situado en la línea directa de Salinas y de Zedillo, sometido a los intereses trasnacionales, de la ultraderecha internacional, así como a intereses creados, con una agravante: la ineptitud de la mayoría de sus miembros para satisfacer el programa de ultraderecha impuesto, y en su obnubilación quieren que la prensa los colme de elogios.
7. La razón del nerviosismo de Fox, que amenaza claramente la libertad de expresión en México, es muy evidente. En su ignorancia del orden jurídico nacional y de la realidad del país, a pesar de hacer la crítica del "antiguo régimen", creyó en 2000 que al asumir el cargo tendría las mismas atribuciones reales de los presidentes priístas sobre las instituciones como sobre los medios, que impondría a su antojo las mismas políticas neoliberales para culminar el programa salinista y que sería elogiado, pero se topó con una realidad muy distinta.
8. Los incidentes del reciente viaje a Europa son significativos, pues la gira tuvo un costo millonario por la propaganda inserta en medios europeos y el desplazamiento de una exposición de piezas arqueológicas que nunca debieron salir del país, y el resultado fue un fracaso absoluto, ya que no consiguió nuevas inversiones, no se publicaron en Europa más que notas pagadas y por sus torpes alocuciones quedó más que nunca como un individuo ignorante y mentiroso que terminó enfurecido con la prensa mexicana por evidenciarlo tras decir ante la OCDE, en París, que se arrepentía de haber prometido un crecimiento de 7 por ciento anual y luego afirmar que no había dicho lo que dijo y que se escuchó por radio y televisión, y que todo era error de traducción.
9. Los foxistas no ven a México: se miran a sí mismos y un país imaginario. Las más de 10 intervenciones de Fox elogiando su actuación en la gira, la reacción colérica del canciller Castañeda diciendo que los medios escritos dieron cuenta de una gira que no era la real dándoles lecciones de cómo deberían reportear o la deplorable respuesta del vocero Elizondo enviando a los diarios copias de la propaganda pagada en la prensa europea no cambian los hechos.
10. La prensa que Fox quisiera corresponde al esquema que se pretende imponer desde los círculos del poder trasnacional, en los que si bien los medios escritos y audiovisuales ya no están sometidos del todo a los gobiernos nacionales, sí se subordinan a la ideología neoliberal y a los intereses económicos dominantes, y cuyos periodistas tienen una relación simbiótica con la elite gobernante: una prensa ajena a cualquier preocupación social, que no guarda compromiso con la verdad y cuya prioridad es defender los intereses del modelo impuesto desde Washington, y que en el caso de México lo elogiaría a él. Y ésa, desde luego, no es la prensa que quieren los mexicanos.