Javier Oliva Posadas
No hay proyecto sin pacto
Esta frase es una cita del espléndido libro de Norbert Lechner, Los patios interiores de la democracia (pág. 33, FCE, 1995), que alude tanto a los procesos orientados para la solución de una crisis económica, así como a que la formulación de un sistema representativo y democrático deben ser procesos construidos y aplicados simultáneamente.
En la mayor parte de los países de Latinoamérica, incluyendo el nuestro, primero fue la apertura del sistema económico y posteriormente el proceso de modernización de la vida política. Es decir, hubo reformas en dos tiempos: primero la economía y después la política. Pero proceder así, desde las estructuras de gobierno, lo que produjo y ha producido es la ausencia de visiones que procuren la integración de actores políticos y fuerzas sociales en la conquista de objetivos determinados.
A partir de la ausencia, el proyecto -cualquiera que sean sus metas- arranca con una sola fuerza y un solo impulso: el gobierno y el grupo gobernante. Los resultados, lo sabemos, por bien intencionados que sean, carecen de base social y respaldo político en la medida en que no son previamente acordados o pactados. Por supuesto, la situación se vuelve más compleja y difícil cuando no hay siquiera proyecto. Este no se resume en frases o consignas, sino en una serie de lineamientos y procesos políticos y jurídicos que posteriormente cobran forma en instituciones o políticas públicas.
Sin claridad en el proyecto no hay, a su vez, precisión en los aliados y fuerzas que pueden sumarse o secundarlo. Y éste es el principal problema político del gobierno de Vicente Fox. No es si hay o no operación política, ni tampoco si hay desorden en la comunicación y, por lo tanto, en lo que se expresa. Simple y llanamente: al no haber metas no hay ni método ni agenda. Bien se podrá argumentar y criticar que se quiere "vender al país", "entregar a la patria", pues aun si ésos fueran los objetivos debiera contarse con un proyecto para el caso. Estar o no de acuerdo con él es un asunto muy diferente, que nos remite a los aliados y a los opositores.
ƑNuevos criterios legales para la inversión en el sector energético? ƑUna orientación diferente en el gasto público? ƑAjustes en la política exterior? Sólo por mencionar algunos temas, cada uno requiere del establecimiento de lineamientos que deje en claro quién y hasta dónde podrá apoyar. Los pactos, para que propicien la estabilidad, habrán de realizarse mediante la cooperación de varios actores y fuerzas políticas. Ningún gobierno puede por sí solo. Requiere de partidos políticos, medios de comunicación, aprobación social, un ambiente favorable en la política exterior; en fin, que al contabilizar sus apoyos tenga la certeza de ganar o, de lo contrario, esperar.
La precisión de miras impide la desarticulación y desperdicio de esfuerzos. No importa si es una gira por Europa o un evento en Los Pinos, sin proyecto no hay pacto y sin pacto no hay aliados. Esta elemental regla del quehacer político se ha confundido con diferencias a partir de pareceres y aspiraciones personales e incluso con superficiales explicaciones que nos remiten "al pasado" o, francamente, a culpar a los medios de comunicación.
A casi dos años de gobierno: Ƒcuáles y por qué son las prioridades de la administración de Vicente Fox? ƑSe relacionan entre sí? A partir de las respuestas de ambas preguntas estaremos en condiciones de saber cuál es el proyecto y cuál el sentido, contenido e integrantes del pacto. El resultado será una obra de conjunto, tal como son los procesos políticos.
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