"He recibido una bienvenida cálida del gobierno" de la isla, asegura la embajadora
Comienza Lajous su trabajo en Cuba
Pérez Roque: "nos parece positivo que ella haya venido; puede contar con nosotros"
GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL
La Habana, 27 de noviembre. La nueva embajadora de México en Cuba, Roberta Lajous, presentó hoy sus cartas credenciales, en un ambiente distendido que, al menos formalmente, alivia la espiral de conflictos en la que entró este año la relación entre los dos países.
"Acabo de presentar cartas credenciales como embajadora de México ante la República de Cuba", dijo Lajous a la prensa mexicana en La Habana, poco después de cumplir el ceremonial.
"He recibido una bienvenida cálida por parte del gobierno cubano. Estoy muy satisfecha por este hecho y empiezo mi trabajo como embajadora", señaló la diplomática, que declinó contestar preguntas.
Lajous llegó el martes a La Habana, por la tarde presentó copias de sus cartas credenciales al viceministro primero, Fernando Remírez, y hoy entregó los documentos originales al vicepresidente del Consejo de Estado, el comandante Juan Almeida Bosque, de acuerdo con el protocolo cubano.
Esa insólita celeridad en la acreditación revela una fluida comunicación entre las cancillerías, un ambiente distinto a la rispidez de meses anteriores y un gesto cubano tendente a distinguir la relación con México.
Después de la entrega de credenciales en el Palacio de la Revolución, Lajous ofreció en su residencia un convivio a funcionarios de la cancillería y el protocolo de Cuba, el cuerpo diplomático latinoamericano, el personal de la embajada y la prensa mexicana.
El canciller Felipe Pérez Roque, que estuvo unos minutos al principio de la reunión, conversó con la embajadora y luego dijo a los reporteros: "nos parece positivo que ella haya venido; conocemos sus antecedentes y su trabajo en la cancillería de México; creemos que es positivo. He venido a subrayarle aquí, en su primer día en Cuba, que puede contar con nosotros".
En el breve diálogo con la prensa, Lajous calificó de "promisorio" y "preciso" el comunicado de la cancillería que, en la víspera, también contribuyó a crearle un clima favorable para su llegada a la plaza.
En el comunicado del martes, la Secretaría de Relaciones Exteriores anunció la decisión mexicana de reanudar el diálogo político de alto nivel, roto entre los dos gobiernos tras el conflicto derivado de la cumbre de Monterrey de marzo pasado.
Según esa declaración, antes de viajar a La Habana la embajadora conversó con el presidente Vicente Fox sobre "el estrechamiento de contactos entre las sociedades y gobiernos de las dos naciones, así como el impulso de los contactos políticos de alto nivel".
Esas palabras representan una rectificación de la política exterior mexicana, que en un periodo llegó al extremo de prohibirle al entonces embajador Ricardo Pascoe tener cualquier tipo de contacto público con autoridades cubanas.
Otra cara de esa línea es la ausencia de funcionarios mexicanos de jerarquía en misión pública en Cuba, desde la visita oficial e Fox en febrero pasado.
Aunque evitó detalles, el comunicado de la cancillería también señaló que Lajous conversó con Fox sobre "los diversos ámbitos de cooperación y la promoción de los renglones de comercio, inversión, finanzas, energía, petróleo, turismo y pesca, entre otros".
El señalamiento público de temas de trabajo es también una inflexión en la actitud del gobierno mexicano hacia Cuba, que en los meses recientes había desembocado en una virtual parálisis de las relaciones bilaterales.
Es notable la inclusión del petróleo entre las líneas de trabajo previstas. México ha sido un proveedor marginal e irregular de crudo a Cuba, desistió de un megaproyecto binacional para rehabilitar una refinería en la isla y no ha respondido a la oferta de La Habana de explorar yacimientos en aguas territoriales cubanas del Golfo de México, en las que ya trabajan una empresa española y otra canadiense.
El nudo más enredado en la relación bilateral parece ser, por ahora, la deuda cubana de 380 millones de dólares, que ha consolidado una cartera antigua de diversos deudores en una sola documentación a cargo del Banco Nacional de Comercio Exterior de México.
Reprogramada en marzo pasado, la obligación fue contaminada por el choque político, hasta el punto que Cuba retiró sus garantías y México replicó por la vía legal en tribunales italianos, sede de Stet, la empresa copropietaria de Etecsa, el monopolio telefónico de la isla.
El conflicto por la deuda ha sido un obstáculo para el comercio, que termina este ejercicio en su peor nivel en los recientes cinco años, aunque también ha sido desalentado por el interés cubano en consolidar una línea de operaciones con empresas de Estados Unidos, en un esfuerzo por darle densidad a ese flanco débil del bloqueo económico.
Roberta Lajous ingresó al servicio exterior mexicano en 1980 y fue ascendida al rango de embajadora en diciembre de 1995. Fue directora general para América del Norte y para Europa Occidental de la cancillería; coordinadora general del Instituto Matías Romero de Estudios Diplomáticos; embajadora en Austria; representante ante los organismos internacionales con sede en Viena, y representante alterna en las Naciones Unidas.
Es la quinta embajadora mexicana en Cuba en cinco años, y llega después de la peor disputa entre los dos países en cuatro décadas, pero cuando los ánimos parecen empezar a serenarse.