Carta de voluntarios
El grupo de ex voluntarios de la Clínica Condesa, especializada en atención a portadores de VIH-Sida en el Distrito Federal, responsabilizan a las actuales autoridades del programa capitalino de impedir el trabajo de este grupo, después de la renuncia del doctor Aarón Rangel, ocurrida el pasado 1o. de octubre. En una carta enviada a la redacción de La Jornada, el grupo de nueve ex voluntarios lamentan que con los cambios de dirección en la clínica se ha suspendido el servicio de oftalmología que dio atención a 240 pacientes. El servicio de psiquiatría, de julio del 2001 al 30 de septiembre de este año, atendió a cerca de 150 pacientes. También realizaron talleres de empoderamiento, sexualidad, grupos psicoterapéuticos de mujeres que viven con VIH y de psicoterapia individual. En esta misiva enfatizan: "compartimos la ética y la visión del doctor Rangel, de un tratamiento integral, necesario para lograr una mejor calidad de vida de los usuarios de la clínica. De igual manera, la descalificación, por parte de las autoridades del programa y de la clínica, hacia nosotros como sociedad civil, así como su falta de apoyo para seguir desarrollando nuestras actividades, ha provocado que algunas ONG nos propocionen espacios para continuar el trabajo antes mencionado, específicamente Ave de México''.