El estribillo de su canción Un montón de estrellas se escuchaba en casas y taxis
Espontáneo homenaje de la población al fallecido cantautor Polo Montañez
El deceso ocurrió a las 23:20 horas locales, según difundió el gobierno de Cuba
GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL
La Habana, 27 de noviembre. Una población conmovida rendía este miércoles un espontáneo homenaje al fallecido Polo Montañez, repitiendo en grabadoras caseras y capturando en las estaciones de radio en taxis y restaurantes el estribillo de Un montón de estrellas, canción emblemática del artista.
Tras una semana de tensa lucha por la vida, a causa de un accidente automovilístico, Polo murió el martes a las 23:20 horas locales, según un comunicado oficial del gobierno cubano, difundido esta mañana.
Fernando Borrego Linares, nombre real del cantautor, debía participar este fin de semana en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Sus restos fueron enviados a la población de Candelaria, en su natal provincia de Pinar del Río, donde miles de personas se agolpaban esta tarde en torno al velatorio del cadáver.
El clip de Un montón... cerró el noticiario televisivo de esta mañana, cuando el caso se volcaba a los comentarios callejeros y la imaginería popular ponía a rodar la canción para compartir el abrazo intangible a un ídolo popular.
El músico logró sobrevivir durante seis días al traumatismo múltiple que le produjo el impacto del automóvil que conducía contra un camión de carga, estacionado sin luces en una carretera, a pocos kilómetros de La Habana, el pasado miércoles 20 por la noche.
De músico aficionado a fenómeno masivo
Montañez fue un músico aficionado durante la mayor parte de su vida. Hace tres años, con unas cien composiciones en su cartera, reunió un septeto, entró al circuito profesional y triunfó casi de inmediato con sus dos únicos compactos, Guajiro natural y Guitarra mía, ambos del año 2000.
Se apoyaba en un estilo propio y fresco, ensayando la fusión de ritmos en torno al son cubano y al vallenato colombiano. Con un gran carisma, Polo se convirtió de golpe en un fenómeno masivo en Cuba y triunfó en América Latina y Europa.
El accidente ocurrió cuando Polo volvía de La Habana a Pinar del Río, acompañado de familiares y amigos.
Cuando ingresó al hospital militar Carlos J. Finlay, de La Habana, horas después del choque, Montañez iba en coma profundo, con salida de masa encefálica y fracturas múltiples en el cráneo, el rostro, la órbita ocular y el maxilar, todo en la porción izquierda de la cabeza.
Montañez resistió una primera cirugía múltiple, de la que salió con signos vitales estables, pero con amenaza de muerte. En estado comatoso, periodos de fiebre y eventuales reacciones a estímulos dolorosos, mantuvo los signos vitales con estabilidad durante estos seis días en la unidad de terapia intensiva del hospital, donde se le mantuvo con respiración artificial.
El martes por la tarde empeoró su estado de salud, según un informe del médico Antonio Santana, subdirector quirúrgico del hospital.
Unas horas después del choque murió el hijastro del músico, Mirel Alvarez González, de 25 años.
Hasta el momento las autoridades guardaban silencio sobre la identificación del camión y del propietario o responsable, así como el paradero y la situación jurídica de éste.
La esposa de Montañez, Adis García, de 47 años, y la menor, Gisela María Gil, de 15, que viajaba con ellos, sufrieron lesiones pero fueron dadas de alta el sábado pasado.
Otras dos víctimas del accidente son Idelma Valdés, de 36 años, amiga de la familia y el menor Angel López, de ocho, que siguen hospitalizados pero fuera de peligro.