Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 18 de diciembre de 2002
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Política

Arnoldo Kraus/ III y última

Etica médica laica

Suficientes razones para replantear el panorama de la medicina contemporánea son las acusaciones in crescendo de la población. Negligencia, desconocimiento, deshumanización, encarnizamiento terapéutico, utilización inadecuada o excesiva de la tecnología por médicos que son dueños de laboratorios y perciben ganancias por usufructuar sus instalaciones, despersonalización y estigmatización, son algunas de las acusaciones más frecuentes.

Ese panorama es tan desolador como real. Confrontarlo requiere regresar a los principios de la medicina, cuando la empatía o la compasión eran el esqueleto de la profesión y el leitmotiv de los galenos. Asimismo, replantear las relaciones entre el poder médico y la voz de los enfermos es urgente. William Carlos Williams, médico y escritor, al reflexionar sobre sus compromisos con los enfermos, escribió en su autobiografía: "Ƒno estaba yo interesado en el ser humano? Ahí estaba el enfermo, justo enfrente de mí. Podía tocarlo, olerlo. Era yo mismo, desnudo, tal como era, sin mentiras, hablándome en sus propios términos". La ética y algunas armas afines, como la empatía o la compasión, deben ser revaloradas, pues sin duda son "el alma de la medicina".

Ruy Pérez Tamayo en su libro Etica médica laica ofrece un repaso de algunos de los códigos éticos vigentes -el canadiense rescata la máxima "trata a los demás como quieras ser tratado"-, el de los deberes de los médicos con los enfermos, el de los deberes de los médicos entre sí, el código internacional de ética médica -"El médico debe mantener siempre el nivel más alto de conducta profesional... no debe permitir que motivos de lucro influyan el ejercicio libre e independiente de su juicio profesional en favor de sus pacientes"-, así como los de la Comisión Nacional de Arbitraje Médico en México, organismo que creó la Carta de los derechos generales de los pacientes, que resume los derechos de los pacientes y las obligaciones de los médicos y de las instituciones hacia ellos. Esos códigos ofrecen los argumentos necesarios para comprender las bases del ejercicio médico sano y permiten al lego y al doctor analizar la situación actual de la profesión y empaparse de las bases de la deontología médica.

Pérez Tamayo propone su código ético médico. Basado en los objetivos de la medicina lo resume en cuatro puntos: 1) Estudio continuo: "El médico tiene la obligación moral de estudiar continuamente". 2) Información y docencia: "El médico tiene la obligación moral de enseñar su arte y su ciencia a su enfermo, a sus familiares y amigos, a sus alumnos y a todos aquellos que puedan beneficiarse con su información". 3) Investigación científica: "Otra regla de ética médica es la obligación moral de contribuir a aumentar los conocimientos en que se basa la profesión, con el objeto de mejorar cada vez más la calidad de la atención..." 4) Manejo integral: "El médico que no se involucra en su atención con el padecimiento integral del paciente, sino que se conforma con diagnosticar y tratar la enfermedad, está cometiendo una grave falta de ética médica..." Esta propuesta engloba los más altos principios de la profesión: médicos que mezclan empatía, docencia y ciencia. En suma, galenos que enriquecen su conocimiento a partir de las preguntas que emergen de la enfermedad y que generan compasión y respeto hacia el paciente.

En Etica médica laica se exponen temas tan candentes como la clonación -recuérdese la angustia que se generó cuando en 1997 apareció la noticia que afirmaba que los científicos ingleses habían conseguido clonar una oveja-, tan complicados como el suicidio -un paciente que fracasó en su intento me decía que "su peor enemigo era el tiempo"-, tan trascendentales como el genoma humano -Ƒqué sucederá si los patrones o las compañías de seguros médicos conocen el genoma de la persona?-, el de la investigación médica experimental en animales -hay quienes sustentan que es "más humano" investigar en neonatos malformados o en pacientes terminales que en animales- o el de la investigación médica en seres humanos -los estadunidenses siguen teniendo dobles códigos de ética, pues no tratan igual a los africanos que a sus ciudadanos. Pensar y repensar estos temas va más allá del conocimiento: es una obligación moral de nuestro siglo y un reto para quienes tienen el privilegio de la voz.

Leer Etica médica laica en tiempos en que zozobra la moral, crecen los fundamentalismos y cojea la medicina es un buen antídoto para combatir con argumentos inteligentes y humanos la desesperanza. Sus ideas siembran cordura y fortalecen el espíritu. Leerlo permitirá desplegar las banderas de la razón y la tolerancia contra las visiones unívocas y excluyentes de este mundo y estos tiempos tan dispares.

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