Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 18 de diciembre de 2002
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Mundo

Tensión entre la defensa de derechos civiles y la persecución de activistas: Eberhart

Riesgo de crear un clima macartista en EU, en la lucha contra el terrorismo

El líder del Comando del Norte alerta sobre las "medidas de guerra" dentro y fuera del país

JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES

Washington, 17 de diciembre. El general encargado de la seguridad interna de Estados Unidos advirtió contra la generación de un clima macartista en la lucha contra el "terrorismo" en este país, mientras se filtraron a los medios más detalles sobre medidas consideradas por la Casa Blanca para combatir al nuevo enemigo, que incluyen mayor espionaje doméstico, la autorización a la CIA para asesinar a integrantes de una lista de "terroristas" internacionales y nuevas iniciativas de propaganda encubierta en países enemigos y aliados de Washington.

El general Ralph E. Eberhart, líder del nuevo Comando del Norte encargado de las funciones antiterroristas del Pentágono en el país, declaró al New York Times que existía tensión entre la persecución del "terrorismo" dentro de Estados Unidos y la defensa de derechos civiles, recordando "algunas de las cosas que hicimos en los 50 con el macartismo, lo cual, creo, fue un capítulo muy triste de nuestra historia".

Agregó: "tenemos que ser muy cuidadosos para no dar una lectura errónea a las cosas que vemos", y subrayó que "nuestras libertades básicas tienen que ser protegidas". El general Eberhart también declaró: "no estoy enterado de una amenaza significante a esta nación por parte de supuestas células terroristas", aunque no descartó que éstas puedan existir dentro del territorio nacional.

Pero Eberhart está virtualmente solo entre los altos líderes de este gobierno en sus preocupaciones sobre la tensión entre las libertades civiles y la guerra contra el "terrorismo". Así, sus afirmaciones parecen contradecir reiteradas declaraciones de altos funcionarios, entre ellos el procurador general, John Ashcroft, y el director de la FBI, Robert Mueller, de que hay una amenaza inminente de ataques de células "terroristas" domésticas.

Por lo tanto, y a pesar de las afirmaciones del general, esta semana se siguió aplicando la orden emitida el mes pasado por Ashcroft, como parte de las nuevas medidas antiterroristas, de que todo inmigrante masculino no ciudadano mayor de 16 años proveniente de 18 países árabes o musulmanes (en su mayoría) se presente ante la autoridades federales para ser entrevistado, fotografiado y que sus huellas digitales sean registradas.

La orden afecta a decenas de miles de inmigrantes de esos países, y la mayoría tiene visas válidas. Aquellos que incumplan se enfrentan a cargos criminales y la deportación inmediata del país. La fecha límite para inmigrantes de Irán, Irak, Siria, Libia y Sudán fue este lunes, informó el New York Times, y para los otros países de la lista el 10 de enero.

Bajo sospecha

Durante este proceso en las oficinas del Servicio de Inmigración y Naturalización en todo el país, cientos de personas que no contaban con documentos válidos o suficientes han sido arrestados y esposados, provocando un clima de temor en las comunidades de inmigrantes. Abogados y defensores de derechos civiles han advertido que estas medidas son una forma de redada, ya que se sospecha de una amplia gama de inmigrantes sólo por su origen.

Mientras, en el ámbito internacional, versiones de iniciativas filtradas dentro del Departamento de Defensa -que hablan de acciones encubiertas de propaganda, incluyendo la manipulación de corresponsales y medios extranjeros, colocación de información falsa en medios de otros países, y el financiamiento de escuelas musulmanas en otras naciones-, con el propósito de promover unaafghan_soldiers_hhf percepción favorable de Estados Unidos en el mundo, siempre son acompañadas por desmentidos de la Casa Blanca, o si existen, de anuncios oficiales de que se cancelarán.

Esta semana el New York Times reveló un programa de "operaciones de información" bajo consideración del Pentágono que contempla acciones encubiertas diseñadas para influir en la opinión pública y los políticos en países aliados o neutrales. Según el diario, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, está frustrado porque el gobierno no cuenta con una estrategia para "moldear" la opinión pública internacional en favor de su campaña global contra el "terrorismo" y la "militancia".

Aunque la actual política considera el uso de "operaciones de información" contra regímenes hostiles a Estados Unidos, las nuevas medidas bajo consideración buscarían influir en la opinión pública y la toma de decisiones en países aliados también.

Casi inmediatamente después de divulgarse esta información, la Casa Blanca debió distanciarse de esta propuesta secreta, señalando que aún no se ha aplicado, y el vocero Ari Fleischer tuvo que subrayar que el presidente George W. Bush no aprobaría un programa para promover mentiras, como la colocación de notas falsas en medios extranjeros.

Pero no fue la primera vez que el Pentágono ha considerado una campaña de mentiras para fines propagandísticos. Este mismo año, el propio Bush tuvo que criticar la apertura de una nueva agencia, la Oficina para la Influencia Estratégica, del Departamento de Defensa, lo que llevó a que Rumsfeld anunciara la clausura de esa entidad.

Sin embargo, el analista Steven Aftergood, director del Proyecto sobre Secreto en el Gobierno de la Federación de Científicos Americanos, informó a La Jornada que Rumsfeld sólo eliminó el nombre de la nueva agencia, pero no sus funciones.

La Casa Blanca no ha desmentido (ni confirmado) las versiones filtradas a los medios esta semana de que el gobierno de Bush ha otorgado autorización a la CIA para asesinar a unos 25 líderes "terroristas" como parte de su "guerra contra el terrorismo".

El propio Bush ha autorizado por escrito a la CIA a cazar y asesinar a los "terroristas" -incluyendo a Osama Bin Laden y su subjefe Ayman al-Zawahiri- si su captura no es práctica y si se pueden reducir las bajas civiles. Sin embargo, Bush no ha suspendido la orden ejecutiva que prohíbe los asesinatos, sino que define a los incluidos en la lista secreta como "combatientes enemigos" y por lo tanto, blancos legítimos en tiempos de guerra.

En este gobierno, las órdenes para autorizar acciones encubiertas de la CIA deben incluir bases legales para la decisión, así como una consulta entre la Casa Blanca, los departamentos de Justicia, de Estado y el Pentágono, a raíz de escándalos y abusos de este tipo de acciones en el pasado.

De hecho, el gobierno tiene que informar a los líderes legislativos de cualquier autorización para acción encubierta y, en este caso, se informa que esto ya se ha cumplido. Varios senadores, incluso los demócratas Joseph Biden y Christopher Dodd, apoyaron la decisión de Bush. Biden se justificó: esto, dijo, no es "una política de asesinatos, lo cual está prohibido", sino parte de una guerra contra "combatientes" en este conflicto.

El analista Aftergood comentó a La Jornada que en este país no existe ninguna ley que prohíba el asesinato de figuras en el extranjero, sólo una "orden ejecutiva" promulgada por el presidente Gerald Ford y refrendada por el presidente Ronald Reagan, que se mantiene vigente. Así, el gobierno sostiene que si se logra matar a algunas de estas figuras, no serán "asesinatos", ya que las víctimas están en un estado de guerra contra Estados Unidos y, por lo tanto, sus muertes serán consideradas como resultado de un combate dentro de una guerra.

Pero para algunos, esta forma de calificar la nueva autorización es preocupante. En entrevista con el New York Times, Harold Koh, profesor de leyes en Yale y ex alto funcionario del Departamento de Estado en la presidencia de Bill Clinton, se preguntó quién determina, a fin de cuentas, quién es "combatiente" y quién no. "La complicación inevitable de una guerra políticamente declarada pero legalmente no declarada, es borrar la diferencia entre combatientes enemigos u otros actores no estatales", señaló.

Nada nuevo

Mas allá de estas preocupaciones, estas medidas externas e internas que forman parte de la "guerra contra el terrorismo" no son nuevas. Por ejemplo, las operaciones de información del Pentágono, dice, Aftergood, "no se ven tan nuevas. En un sentido, todo lo que el Pentágono dice (y no dice) al difundir su información se presenta con un ojo puesto a un público en el exterior y al interior". De que Estados Unidos siempre ha tenido "operaciones de información", sea Radio Martí, Radio Libre, giras de líderes internacionales, intentos para publicar artículos a veces sin identificación en medios extranjeros (y también en medios nacionales), no es un secreto.

De que la CIA y otras agencias han cometido asesinatos y han intentado otros -con el ejemplo histórico de Fidel Castro-, tampoco es historia oculta. De que hay medidas de seguridad y de control contra objetivos políticos en Estados Unidos -desde la FBI contra movimientos sociales, agrupaciones consideradas "radicales" y rastreo de figuras internacionales a operaciones policíacas bajo el rubro de seguridad pública que, más recientemente, se han empleado contra "líderes" del movimiento contra la globalización empresarial y las políticas del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial-, también es conocido.

Tal vez lo único nuevo, más allá de ciertas tácticas y tipos de operación, es que ahora todo se legitima -el asesinato político, registro y redadas de inmigrantes, propaganda contra países aliados o neutrales- por la declaración de una guerra contra un nuevo enemigo: "el terrorismo".

Que un general haya advertido contra exagerar la amenaza y las consecuencias potencialmente macartistas... eso sí es algo nuevo.

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