El filme plantea al espectador la compleja sicología
de un homicida múltiple
Agrada a público y crítica especializada
Aro Tolbukhin. En la mente del asesino
Es un falso documental que se realiza a partir de una
supuesta entrevista con el criminal
Con varios tiempos narrativos, la película mezcla
imágenes reales con reconstrucciones de hechos
MARIANA NORANDI ESPECIAL
A pocos días de su estreno, la película
Aro Tolbukhin. En la mente del asesino (España-México
2002) está convenciendo paulatinamente al público mexicano
y conquistando a la crítica especializada. Muy alejada de las películas
comerciales de asesinos en serie, esta cinta transporta al espectador por
la compleja sicología de un criminal, a quien no se juzga ni critica.
Unicamente expone, para que el espectador saque sus interpretaciones del
acontecimiento.
Escrita y dirigida por Agustín Villaronga, Lydia
Zimmermann e Isaac P. Racine, narra la historia de un personaje real llamado
Aro Tolbukhin (Daniel Giménez Cacho), de origen húngaro,
que es detenido en Guatemala, en 1981, por haber quemado a siete mujeres
vivas en la enfermería de la Misión del Divino Redentor.
Durante sus declaraciones, se autoinculpa de haber matado a cinco mujeres
más, de haber calcinado sus cadáveres y de haber asesinado
a 17 jóvenes embarazadas. Este personaje, que en un principio podría
representar una buena carnaza para la industria hollywoodense para crear
otro criminal al estilo Hannibal, de El silencio de los inocentes,
en manos de estos realizadores adquiere un significado distinto.
Drama, misterio y simbolismo
Envuelta en una atmósfera estética y dramática,
misterio, contemplación y simbolismo muy al estilo Villaronga, la
película invita a viajar por la mente de un homicida múltiple.
Periplo en el que el pasado es parte del presente, la vida y la muerte
forman una inseparable dualidad y el mal se funde con el bien en un complejo
dilema moral. Pero si el fondo es inusual, más lo son las formas
utilizadas en la realización de esta cinta. A partir de una supuesta
entrevista a Tolbukhin, efectuada por documentalistas franceses antes de
su ejecución en el penal de alta seguridad de Pavón, se realiza
un falso documental en el que imágenes reales se mezclan con reconstrucciones
dramáticas de hechos verídicos. Con diversos formatos fílmicos
y una cronología narrativa entrecruzada, se va reconstruyendo la
vida del protagonista. La complejidad de la película es evidente:
el rodaje se llevó a cabo en locaciones de Guatemala, México,
Francia, España y Hungría; se usaron varios formatos de grabación;
los tiempos narrativos son un rompecabezas que el espectador tiene que
ir armando, y la trama se sumerge en la faceta humana de un criminal en
serie. Estos retos sientan las bases de un arriesgado proyecto que finalmente
logra una acertada realización. Algo muy loable en un momento en
el que el cine sufre cierta pereza a la hora de correr grandes riesgos.
La opinión de los espectadores
Pero, ¿qué opinan los espectadores? Hicimos
un muestreo de opiniones a la salida de una sala de exhibición,
y más de 90 por ciento de los encuestados afirmó que Aro
Tolbukhin es una producción de calidad.
Marco Antonio Lozano, de 21 años de edad y estudiante
de preparatoria, dice: "Me pareció sensacional cómo trata
la vida de un asesino que siempre pensó en su hermana. Me llamó
mucho la atención que la relación con su hermana haya influenciado
en la forma en que mató a las mujeres".
Carlos Eusebio Ramírez, arquitecto, 52 años:
"Me confundí un poco con las imágenes reales y las ficticias,
pero es una película para disfrutar e ir desmenuzando cada etapa
de la vida de este asesino. También me gustaron los paisajes y cómo
muestran la prepotencia de los militares durante la guerra civil en Guatemala".
Fernando Pérez, 24 años, estudiante de informática:
"Me gustó, pero me queda la duda de si realmente mató a las
demás mujeres o se inventó todo".
Josefina Candelejas, 48 años, ama de casa: "Me
pareció muy interesante, porque trata la vida de un asesino sin
mostrar sangre ni muertos. Además, te hace reflexionar mucho sobre
el comportamiento de los seres humanos".
Francisco López, 23 años, estudiante de
ciencias aduanales y comercio exterior: "Me gustó, pero fue un poco
tediosa y complicada, porque la cronología de la película
está desordenada".
Enrique Vizcarra, 23 años, estudiante de administración
de empresas: "Está muy bien, porque tiene una forma de narrar que
no es hollywoodense y porque después de verla te entran ganas de
investigar más sobre ese Tolbukhin".