"Lo peor ha pasado", sostiene el presidente del Consejo Mexicano del Café
Caficultores no esperan repunte en precios internacionales del aromático
Investigador de la UNAM subraya el papel de trasnacionales en la crisis del sector
MATILDE PEREZ Y KARINA AVILES
En la caficultura "lo peor ha pasado", aunque en 2003 no se espera un repunte internacional de los precios, pero sí un mayor equilibrio entre la oferta y la demanda debido al acuerdo de los países productores de destruir café de mala calidad, expuso el presidente del Consejo Mexicano del Café (CMC), Roberto Giesemann.
En tanto, José Antonio Romero Sánchez, académico de la UNAM, señaló que las grandes empresas trasnacionales que acaparan, ocultan y pagan el café mexicano -uno de los de mayor calidad en el mundo- al precio que quieren han provocado una grave crisis en la industria cafetalera nacional: tan sólo en este año la producción sufrió una caída de 30 por ciento, al reducirse de 5.5 millones de sacos anuales a 4.2 millones.
Giesemann se declaró optimista porque a partir del próximo año se contará con un padrón actualizado de productores y de comercializadores; nuevas reglas de operación, entre ellas el establecimiento del permiso para abrir nuevas superficie a la producción, y un sistema de información actualizado.
Indicó que el fondo de estabilización para el precio del café tiene un presupuesto de 750 millones de pesos, a los que se sumarán unos 450 millones más del remanente de 2002.
Dicho remanente, explicó, proviene de los mil 440 millones de pesos que se destinaron este año al fondo de estabilización de precios y de los cuales, a la fecha, se han entregado 750 millones a 285 mil productores. Se estima que al cierre del ejercicio se entreguen 950 millones de pesos.
Sin embargo, refirió que la producción de café se mantendrá dentro del promedio histórico, es decir, entre 4.1 y 4.3 millones de sacos (de 60 kilos); hay una ligera baja en la producción, pero ello no se debe a la presencia de broca, la cual afecta la calidad del grano aunque no impacta en la producción y "no es un caso de emergencia", a pesar de que no se ha logrado erradicar de las zonas bajas, acotó.
Puntualizó que el padrón de productores aún no se cierra y se espera que se tengan 150 mil más a los que se registraron hace una década, con una superficie total de 600 mil hectáreas. En enero se tendrá la información final, pero se calcula que habrá un registro de 450 mil productores en los 12 estados productores del grano aromático.
Respecto al acuerdo 407 de la OIC referente a la destrucción de café de mala calidad, el presidente del CMC comentó que en enero se tendrán las cifras puntuales de los países integrantes que cumplirán con ese compromiso, al que se sumaron Vietnam y Estados Unidos; sólo se espera la respuesta de Brasil.
"Es alentador que el Congreso de Estados Unidos haya dado un voto de confianza en favor de la resolución 407, aunque ello no implica que haya manifestado su deseo de reingresar a la OIC", dijo Giesemann. Agregó que ese respaldo legislativo causó molestia entre los torrefactores. Los acuerdos, insistió, son dentro del marco de la OIC, pero en el caso de la relación que mantiene el gobierno mexicano con el de Brasil se tratará de introducir a la agenda el asunto del café como prioritario.
Giesemann pidió no hacer "escándalo" por el acuerdo entre Nestlé, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap) y caficultores para producir café robusta, utilizado para la producción de café soluble. El programa piloto, mencionó, es iniciar con 14 mil hectáreas y podría llegar a las 40 mil fundamentalmente en zonas donde la producción de café tipo arábiga no es buena.
Por su parte, Romero Sánchez, académico de la Facultad de Economía de la UNAM, señaló que los movimientos bursátiles y las trasnacionales intervienen en el establecimiento del precio del grano. "Compran, ocultan y pagan al productor el precio que desean, porque para ellas está garantizado el abastecimiento".
El especialista señaló que las dos grandes concentradoras trasnacionales son Nestlé (elaboradora de Nescafé) y General Food (Café Oro), empresas que además de todo "divulgan que hay sobreoferta para influir en el precio".
De tal manera que las principales causas de la "grave crisis" que enfrenta la industria cafetalera son la competencia desleal entre grandes y pequeños productores, el acaparamiento de las trasnacionales, la sobreoferta y la falta de apoyo, añadió.
Pero además, manifestó, están los acaparadores, quienes adquieren el café recién cortado -conocido como cerezo- cuando su valor todavía es bajo y pagan el saco a dos o tres pesos. Una vez procesado, el precio, aunque inestable, fluctúa entre los 58 y los 72 dólares el saco. Así, el campesino se queda sin beneficio, destacó.
Apuntó que 80 por ciento de las personas dedicadas a esta industria son pequeños productores que no trabajan en la lógica de colocar el café en grandes mercados y, por tanto, son los más afectados con esta situación.
Además, la limitación de créditos a los campesinos, la falta de asistencia técnica para erradicar las plagas y la carencia de medios para erradicar los problemas más graves que enfrentan estos cultivos ha traído elevadas pérdidas y serios problemas para el grueso de los productores, añadió.
Frente a este panorama no existe una política sistemática de apoyo a los campesinos. Por ello consideró urgente aplicar estrategias para que estos productores puedan estar en condiciones de competir con los grandes consorcios nacionales e internacionales.