Iván Restrepo
Del calentamiento global a El Niño
A unos cuantos días de que concluya este año la Organización Meteorológica Mundial señala que en 2002 la temperatura fue medio grado centígrado superior al promedio anual del periodo 1960-1990. Es el segundo año más cálido desde que en 1860 se comenzó a registrar este dato. El primero fue 1998. Que persistan y aumenten las temperaturas revela los alcances de un problema insuficientemente estudiado: el calentamiento del planeta a consecuencia de la actividad humana.
El calentamiento actual no tiene los mismos efectos en todo el mundo: mientras Suecia tuvo el verano más fuerte de los últimos 140 años, varios países europeos sufrieron catástrofes por lluvias (Francia, Alemania, Italia, Austria, República Checa, por mencionar los principales); en cambio Canadá sufrió su quinta primavera más fría. Por su parte, Estados Unidos registró en este mes torrenciales lluvias en el centro y oeste que causaron 20 muertos y cuantiosos daños materiales; hace unos meses su problema fueron los incendios forestales, los peores de toda su historia, debidos a la sequedad del ambiente y la falta de humedad y de lluvias.
Cuando en unas partes llovió más de la cuenta, en India la sequía hizo de las suyas por segundo año consecutivo. Los especialistas señalan que el agujero de ozono sobre la Antártida es el de menor tamaño registrado hasta hoy, pero los casquetes polares continúan derritiéndose por efecto del calentamiento del planeta.
Es importate señalar que en los efectos causados por este calentamiento global juega papel clave el fenómeno El Niño. En el verano pasado se hizo presente en la mitad del territorio de Estados Unidos con una sequía muy severa que afectó cosechas y otras actividades, mientras desde hace un mes se deja sentir con un clima gélido preinvernal que ya causó la muerte de 24 personas. La baja temperatura llegó hasta México. En contraste, en Indonesia y Australia El Niño se manifiesta con sequía y altas temperaturas.
Según expertos el fenómeno extenderá sus efectos hasta mayo próximo y, aunque se cataloga como un niño de tipo moderado, hará que aumenten las lluvias en Uruguay, noroeste de Argentina y sur de Brasil, costa de Ecuador y norte de Perú. En contraste, no serán abundantes en el norte de Brasil, Colombia y Venezuela, ni en Canadá y Estados Unidos, pero en México se espera que El Niño traiga lluvia a la costa del Pacífico y sequía al Golfo y Caribe.
Sin embargo, todos estos pronósticos hay que tomarlos con reserva porque si algún niño hace travesuras es precisamente éste, al entrar en juego el calentamiento global. En cambio sí hay que tomar con la seriedad debida y exigir ayuda alimentaria, en vez de armas.
El pedido de ayuda es en favor de casi 20 millones de personas amenazadas por la escasez dramática de alimentos en Africa austral. Entre los países afectados figuran Angola, Zambia y Zimbabwe. En el llamado cuerno de Africa, otros 20 millones necesitan apoyo urgente, destacadamente Eritrea y Etiopía. Además de la sequía y otras calamidades naturales, la hambruna se debe a la incidencia del sida en la región.
Para hacer frente a esta emergencia se necesitan 4 millones de toneladas de alimentos, cuyo costo (incluyendo traslado y distribución) significa apenas 0.3 por ciento de lo que Estados Unidos gasta en un día para mantener su flota de guerra en Medio Oriente.
Y para terminar por hoy con tragedias que pasan inadvertidas en muchas partes, con o sin fiestas navideñas, digamos que por acuerdo de Naciones Unidas 2003 será el Año Internacional del Agua Potable.
Una quinta parte de la población mundial carece del vital líquido. La falta de agua potable para beber, higiene y seguridad alimentaria ocasiona un daño enorme a más de mil millones de personas. En México, por supuesto, se encuentran parte de esos millones, por lo que el problema lo tenemos en casa y no se resuelve con declaraciones y promesas, como creen algunos funcionarios.