Se requiere de una política de Estado que fomente la producción de libros y la lectura
Empresarios de la industria editorial piden estímulos fiscales mediante ISR
La piratería causa pérdidas de aproximadamente $1,200 millones al año, dice la Caniem
DAVID ZUÑIGA
El Programa Nacional de Lectura y el Programa de Fortalecimiento de las Bibliotecas de Aula son insuficientes para sacar de la crisis a la industria editorial, que necesita el restablecimiento de incentivos fiscales para compensar el daño que le han causado la piratería y el fotocopiado ilegal.
La Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem) señaló que más que programas se requiere una política de Estado que fomente la producción de libros y el hábito de la lectura, y que estimule a los autores y a toda la cadena productiva, desde la producción de papel hasta las librerías; de otra forma, la participación de este sector en el producto manufacturero seguirá a la baja y aumentará su déficit comercial.
La Caniem exigió restablecer los estímulos fiscales del impuesto sobre la renta (ISR) para las editoriales, elevar a ley la tasa cero del impuesto al valor agregado (IVA), que el Estado deje en manos de los particulares la producción de libros de texto para las primarias y hacerse cargo de la ISBN (International Standard Book Notification, el sistema internacional para la clasificación de libros), en lugar del Instituto Nacional de Derechos de Autor.
El presidente de la Caniem, Gonzalo Araico Montes de Oca, explicó que esta industria gozó de la exención total del ISR hasta hace 10 años, cuando se redujo a la mitad; sin embargo, a partir de este año dicho estímulo se reducirá paulatinamente para desaparecer en 2006. Los industriales proponen que se restablezca el 50 por ciento de este apoyo, con la condición de que las editoriales reinviertan en empresas establecidas en México.
En cuanto a la aplicación del 15 por ciento de IVA a las revistas (salvo a las culturales y científicas seleccionadas por Conacyt y CNCA), Araico advirtió que esta medida obligará a las públicaciones a elevar sus precios de portada y de espacios de publicidad, lo que podría derivar en la pérdida de anunciantes e incluso de lectores.
Por lo que respecta a la piratería "industrial", es decir, a la copia de libros con equipo de cómputo, offset e imprentas, pero sin pagar regalías, derechos ni impuestos, sostuvo que esta práctica le provoca a las editoriales pérdidas de aproximadamente mil 200 millones de pesos al año. Tan sólo en regalías, estima, ascienden a 110 millones de pesos, en tanto que el fotocopiado ilegal genera entre 5 mil y 7 mil millones de copias, equivalentes a unos 28 millones de ejemplares anuales.
Los industriales han propuesto buscar convenios con fabricantes de máquinas fotocopiadoras, con centros de reproducción en las escuelas y con particulares para expedirles licencias para la reproducción de materiales e incluir esta disposición en la Ley de Derechos de Autor
En México, detalló, se concentra 50 por ciento de la piratería de libros de todo el continente y entre las obras que más se reproducen ilegalmente están las del escritor colombiano Gabriel García Márquez y libros de moda como El señor de los anillos, de J. R. R. Tolkien, y Harry Potter, de J. K Rowling
Por otra parte, Araico Montes de Oca arremetió contra la "competencia desleal" del Estado editor. Según la Caniem, en 2000 se produjeron 305 millones de libros; de éstos, 207 millones fueron publicados por el Estado (la Secretaría de Educación Pública concentró 205 millones por medio de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos) y los otros dos millones los imprimieron distintas dependencias con fines comerciales.
Entre tanto, el sector privado produjo 97 millones de ejemplares, apenas 32 por ciento del total nacional.