Stroessner, ante el juicio del mundo
Los archivos del horror muestran su papel criminal en la Operación Cóndor
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 22 de diciembre. Grandes avances en la búsqueda de la verdad y la recuperación de la memoria histórica fueron posibles desde hace diez años -a partir del 22 de diciembre de 1992-, cuando el profesor y abogado Martín Almada descubrió, al actuar de manera sorpresiva junto con el juez Agustín Fernández y familiares de desaparecidos en Paraguay, los llamados archivos del horror de la dictadura de 35 años de Alfredo Stroessner. Entre aquella montaña de papeles había documentos que demostraban la coordinación criminal de las dictaduras del Cono Sur: la Operación Cóndor.
Almada no puede esconder su emoción cuando recuerda aquel momento histórico para América Latina, luego de años de una obsesiva y desesperada búsqueda de justicia y verdad que parecía llegar a su fin, o por lo menos abrir ventanas hacia la verdad. Los archivos fueron encontrados en una sede policial en Lambaré, suburbio de Asunción, y se calcularon casi en cinco toneladas los papeles que mostraban -en toda su crueldad- los crímenes de esa y otras dictaduras.
''Pienso que el logro mayor a nivel nacional en estos años es, además de la verdad que surgió documentada, el hecho de que se ratificó aquí el Pacto de San José de Costa Rica y, a nivel internacional, que contribuimos a la detención del dictador chileno Augusto Pinochet en Londres por órdenes del juez español Baltasar Garzón. Eso fue muy importante. Una acción de la que no se vuelve."
En entrevista con La Jornada, Martín Almada, quien este año recibió el Premio Nobel Alternativo, sostuvo que ''tuvimos en nuestras manos 60 años de historia real que sirven para conocer lo que fue el terrorismo de Estado y también para iniciar los juicios a los que hicieron el trabajo sucio policial. De los militares ninguno fue tocado, a excepción del general Ramón Duarte Vera, que fuera jefe de policía de Stroessner.
''En Paraguay en estos momentos está sucediendo algo muy importante. Cada vez tenemos mayor cantidad de visitas de estudiantes de secundaria a los archivos, y del mundo vienen profesionales de universidades de Estados Unidos, América Latina y Europa."
Desde el descubrimiento de los archivos del horror se han publicado unos diez libros sobre la Operación Cóndor, algunos sobre su acción en determinados países, otros sobre la implicación de Estados Unidos. Almada lucha desde hace años por el procesamiento de Stroessner en Paraguay y tiene la esperanza de que el presidente electo de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, cancele el asilo político del que goza el ex dictador paraguayo en ese país.
Stroessner fue una de las figuras claves de la operación junto con Pinochet. En los últimos días se realizó en Asunción una reunión regional sobre Memoria histórica y derechos humanos, con la participación de hijos de desaparecidos de Paraguay, Argentina, Uruguay, Brasil, Bolivia y Chile; también fueron las Abuelas de Plaza de Mayo. "En ese encuentro fue muy conmovedor el momento en que nosotros hicimos el traspaso generacional de la lucha a estos jóvenes, con los que trabajaremos en todo momento", dijo Almada.
En octubre pasado se arrancó con el proyecto de memoria histórica con la presencia de Alan Touraine, de Francia, y "estamos ultimando detalles para tener un museo de la Memoria Prohibida en Asunción".
Recientemente Almada recibió junto a otras personalidades seleccionadas el Premio Nobel Alternativo Fundación The Right Livelihood Award. El es un sobreviviente del terrorismo de Estado de los países integrantes de la Operación Cóndor en la década de 1970. Para Almada el premio resulta de un enorme respaldo moral de la comunidad internacional a los sobrevivientes de los crímenes de lesa humanidad cometidos dentro de la Operación Cóndor que -recuerda- "se ejecutó en el ámbito ideológico de la doctrina de la Seguridad Nacional".
Un proyecto de educación lo llevó a las mazmorras de la dictadura de Stroessner y a la muerte de su esposa Celestina de Almada, a quien llama "mi compañera mártir". Fue su tesis doctoral Paraguay: educación y dependencia la que le costó la cárcel y tortura, donde junto a otras víctimas conoció los laberintos de la Operación Cóndor. Su lucha ahora es por la protección de los archivos del horror, que permitieron acceder a la temible historia oficial contada día por día, y piensa que la solución para la tragedia de la impunidad no llegará de la mano de los poderosos, "sino de la ciudadanía activa, la movilización de la sociedad civil organizada que forzará a los gobiernos y a los organismos internacionales financieros a acabar con el oprobio del nacimiento de millones de nuevos pobres en cada uno de nuestros países del tercer mundo".
Desde el descubrimiento de los archivos se iniciaron los juicios, tanto en Paraguay, Brasil y Chile, como los que están a cargo del juez Garzón en España, mientras en Argentina, mediante una querella interpuesta por varios familiares de los desaparecidos por la Operación Cóndor, representados por un grupo de abogados encabezados por Alberto Pedroncini, ha logrado avances incuestionables, que se dificultan por la falta de voluntad política de los gobiernos de la región. Pero también la aparición de los documentos sobre la Operación Cóndor obligó a Washington a desclasificar documentación en estos años, que, aunque censurada para ocultar las responsabilidades estadunidenses, poco a poco fue abriendo nuevos indicios y posibilidades para encontrar el camino de calvario que transitaron tantas víctimas del horror.
Las denuncias continúan
Aún siguen denunciándose los coletazos del Cóndor y se advierte que muchos de aquellos elementos utilizados por las dictaduras para vigilar en un país o en otro a los disidentes políticos, secuestrarlos, intercambiarlos o asesinarlos donde se encontraran, han regresado con las nuevas medidas tomadas por el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, en su guerra infinita y sin fronteras físicas ni morales, como denuncian aquí los familiares de las víctimas.
Los acuerdos de seguridad recientes en la zona tienen muchos de los elementos de aquella operación criminal, sobre la cual poco a poco se van conociendo nuevos datos, para llegar a la verdad. Recientemente se conocieron solicitudes dirigidas al gobierno de Perú para que abra los archivos de aquellos años y que se permita reconstruir el secuestro de varios extranjeros refugiados en ese país, entre ellos numerosos argentinos, incluyendo una madre de Plaza de Mayo, y a los responsables peruanos de esos hechos. Toda reconstrucción es un paso para llegar a la verdad y develar la tragedia que una cruel impunidad ha permitido mantener oculta.
En Ecuador se menciona precisamente la Operación Cóndor en estos momentos cuando dirigentes de derechos humanos exigen la verdad sobre un asesinato del diputado Jaime Hurtado González y sus compañeros Pablo Tapia y Wellington Borja en 1999. Las falsedades en el juicio muestran muchos de los elementos que se usaron cuando la Operación Cóndor estaba en pleno auge en la región. Por eso el llamado de Almada para que todos los gobiernos permitan conocer la verdad es, como él dice, "una exigencia casi desesperada por la justicia y el fin de la impunidad, sin lo cual no hay ni habrá democracias verdaderas en nuestra América ni en el mundo".