El poeta había anticipado su muerte en un acto con becarios, el 10 de diciembre
Hierro, al Pabellón de Hombres Ilustres
Consternación entre la comunidad artística de España
El patrimonio bibliográfico del autor se trasladará a Madrid, informan los familiares
DE LA REDACCION
Madrid, 22 de diciembre. Las cenizas del poeta José Hierro, fallecido el sábado en el hospital Carlos III de Madrid por una crisis respiratoria causada por el enfisema pulmonar que padecía desde hace varios años, se depositarán en el Pabellón de Hombres Ilustres de Santander, informaron hoy los diarios españoles.
Manuel Romero, portavoz de la familia y marido de Margarita, hija del poeta, señaló que todos los documentos y el patrimonio bibliográfico del autor de Cuaderno de Nueva York (1998) se trasladarán al Centro de Poesía José Hierro, de la Comunidad de Madrid, que dirige Margarita, la segunda de los hijos del poeta.
De acuerdo con lo publicado en los medios locales, en una charla con los becarios de la Fundación Antonio Gala, llevada a cabo en Córdoba el 10 de diciembre, el poeta dio consejos sobre sus escritos y cerró las jornadas de esa organización con la lectura de una antología de su obra, para la que escogió poemas de despedida, intuyendo que iba a ser el último acto en que participaba.
''Es el último acto de mi vida'', dijo en aquella ocasión, según recuerda el nieto de Hierro.
Grandes personalidades de las letras españolas expresaron su sentir por la pérdida del escritor, considerado una de las figuras más destacadas de la poesía española.
El poeta valenciano Francisco Brines, compañero de la misma generación de los 50 a la que perteneció el Premio Cervantes 1998, recordó al amigo como "un gran poeta que ha vivido intensamente la vida como ha querido, y cuya característica principal fue su enorme generosidad, su amor por los demás y su humildad.
''Tuvo la fortuna de ser reconocido como el poeta que era desde un principio, y pocos ha habido que hayan gozado de un reconocimiento tan constante y generalizado.''
El director de la Real Academia de la Lengua, Víctor García de la Concha, afirmó que la poesía de Hierro, amigo "de muchos años'', lleva todo el peso de una época, pues él era un poeta ''comprometido con la vida y con su tiempo histórico''.
Hierro siempre creyó que "aquel que ha sentido una vez en sus manos temblar la alegría/ no podrá morir nunca''; es así, y lejos del mar cántabro que lo vio crecer y al que dedicó tantos versos, como todos sus familiares y amigos lo recordaron ayer en el velorio, como un hombre jovial, vital, que regalaba alegría a sus semejantes.
''Hay un instante que todo lo puede, que salta los días/y vive presente en el cielo dorado de nuestra memoria.'' Es el instante eternizado por José Hierro, quien conoció y sufrió la cárcel de 1939 a 1944, entre sus 17 y 21 años, acusado de pertenecer a una organización clandestina de ayuda a los presos.
