Desde 1999 integrantes de Risaterapia visitan
a menores que convalecen en hospitales
Curan a pequeños mediante el humor
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
El circo habla de virtud, de humanismo, de técnica
y de expresión; "eso es arte", afirma Andrés Aguilar, director
de Risaterapia, organización creada en 1999 con el objetivo de sumar
el arte circense y la labor social. Los integrantes de este grupo, conocidos
también como médicos de la risa, enfundados en batas
blancas y con la característica nariz roja, se dedican a llevar
a los niños hospitalizados la única medicina que no le dan
en la institución: el humor.
En
todo el mundo el circo se ha manifestado como un arte y no es nuevo; es
un arte milerario que se ha extendido a todas las culturas. Todas han tenido
personas destinadas al entretenimiento. Los circos son uno de los pocos
espectáculos familiares que no tiene violencia, que no refuerzan
patrones de comportamiento negativo; ''en él vives la emoción,
el peligro, la risa'', agrega Andrés, conocido entre sus pequeños
pacientes como Doctor Romanok.
En Risaterapia, los médicos-payasos se apoyan en
la técnica del clown europeo, el que, a diferencia del clown
estadunidense, no necesita de maquillaje excesivo o grandes pelucas. ''El
origen de los zapatotes y las pelucotas es porque en las carpas, a finales
del siglo XIX, eran muy grandes, y debían tener payasos lo suficientemente
visibles, pero ahora eso ya no es necesario. El clown -enfatiza-
es una caricatura de ti mismo, con la ventaja de que no reflejan ningún
estatus social. Tampoco se trata de ridiculizar al paciente, sino de ayudarlo
a asimilar su situación''.
Eso, más un entrenamiento de seis horas semanales
durante un mes, les permite a estos médicos de la risa, que trabajan
de manera voluntaria, acercarse a los niños en una cama de hospital,
principalmente en los públicos, aunque no hacen a un lado a las
instituciones privadas.
Los hospitales no son talleres mecánicos
No importa si tienen cáncer, quemaduras severas
o sida: la reacción de los niños ante la llegada de los payasos-doctores
es de asombro, emoción y risa.
''El chiste es que los hospitales no se conviertan en
talleres mecánicos: entras, te pican, te cortan, te cosen y se olvidan
del estado de ánimo. De ése nos encargamos nosotros", subraya
Andrés, quien estudió en la Universidad de Payasos del Ringling
Brothers and Bailey Clown College, y después trabajó dos
años en el Ringling Brothers and Barnum & Bailey.
Fue durante esa época cuando tuvo su primera experiencia
frente a una cama de hospital, con una niña de nueve años
que tenía quemaduras en la mayor parte del cuerpo. No se dejaba
hacer las curaciones y tenía varias semanas sin levantarse por sí
misma. Sin conocer esta situación, Andrés hizo su trabajo
y de inmediato la pequeña reaccionó: se sentó ella
sola, interactuó con el payaso, la enfermera lloró y los
padres estaban sorprendidos.
No es magia ni nada por el estilo, refiere el también
comunicólogo. De acuerdo con distintos estudios, está comprobado
que la risa estimula el sistema inmunológico, reduce el estrés
y la presión de la sangre, alivia la tensión y la depresión,
es un relajante muscular, ayuda a liberar endorfinas y adrenalina y aumenta
el ritmo cardiaco.
A su regreso a México, junto con un grupo de amigos,
puso en marcha el proyecto, que trata de mantenerse con donaciones y con
lo que obtienen por capacitar a nuevos médicos de la risa: en los
tres años de funcionamiento se ha capacitado a unas 100 personas,
pero sólo 30 están activas.
Lo que se busca es que el niño entienda lo que
le pasa de la mejor manera posible y esto le sirve también a los
padres. "Hay que explotar la alegría natural de los niños.
Trabajamos mucho con los padres, porque el niño se reanima de inmediato,
pero es más difícil con sus papás porque ellos están
más deprimidos".
La fórmula es sencilla: si la persona está
bien anímicamente es difícil que se enferme. Si esa persona
está enferma y la estimulan anímicamente es más fácil
la recuperación. En casos de niños con enfermedades terminales
la situación es más complicada, pero se les ayuda a pasar
buenos momentos.
La técnica de curar por medio de la risa, y a veces
de la carcajada, no es nueva en el mundo y se emplea en países como
Francia, Estados Unidos, Suiza, Brasil, Argentina y España. Baste
recordar la película Patch Adams, basada en la historia de
este doctor que ayuda a sus pacientes por medio del humor y que fundó
el Gesundheit Institute.
Existen
también Payasos sin Fronteras, que lleva la risa a zonas en conflicto
como Sarajevo o Medio Oriente; Clowns para el Mundo, Doutores do Alegría,
Clinic Clown, y Clown Care Unit, entre otras. En México algunos
payasos de manera individual van a los hospitales. Sin embargo, Risaterapia
es la primera organización de payasos que se dedican a ello en distintos
hospitales como Siglo XXI, el Instituto Nacional de Pediatría, el
Federico Gómez o el Pediátrico de Tacubaya.
Como médicos de la risa tienen una dualidad: son
payasos y son médicos. Si a un niño le asustan los payasos
basta decir "no soy payaso, soy doctor. Te vengo a auscultar el huesito
de la risa y a hacerte una transfusión de Choco-Milk". Por el contrario,
si lo que le asusta son los doctores entonces la respuesta es "no soy doctor,
soy payaso" y comienza la función.
Con el proyecto de Risaterapia "tratamos de generar una
cultura de acción social, de hacer entender a las personas que nos
tenemos que ayudar y al mismo tiempo promovemos el arte del clown.
No importa si somos una agrupación joven o si pertenecemos al tercer
bello mundo, de todas maneras podemos compartir cosas. Esa mezcla de médico
y payaso está ayudando".
Los planes para 2003 son ampliar el número de médicos
de la risa, hacer de este movimiento una organización nacional y
obtener los recursos para comprar su "ambulancha" que les permita desplazarse
de un lugar a otro. Para más información: www.risaterapia.com
o al teléfono 54 42 62 89.