Este año se recuerda a ambos integrantes
de Contemporáneos con diversas actividades
México celebra el centenario del natalicio de
Villaurrutia y Cuesta
En el homenaje al primero se destacará su aportación
como crítico de arte mediante exposiciones Se reunirá en
un solo volumen la obra completa del poeta veracruzano
MONICA MATEOS-VEGA
Este 2003 será el año de Xavier Villaurrutia
y Jorge Cuesta, pues se celebrará el centenario del natalicio de
dos escritores que coincidieron no sólo en tiempo y espacio, sino
también en sus pasiones: la poesía y la cultura. Ambos pertenecieron
al grupo Contemporáneos, que durante la primera mitad del siglo
XX puso a México en circulación con lo universal, según
palabras del propio Villaurrutia.
El
autor de Nostalgia de la muerte (1938) será recordado, principalmente,
por su faceta de crítico de arte; desde 2000, con motivo de la conmemoración
de los cincuenta años de su muerte, se ha organizado en el país
una serie de encuentros literarios y académicos que, de manera vasta,
ha explorado su obra lírica y sus quehaceres como dramaturgo.
Para no repetir los temas de homenajes anteriores, Miguel
Capistrán, coordinador de las celebraciones, planea una exposición
que dé cuenta de la relación de Villaurrutia con los pintores
de su época.
Del veracruzano Jorge Cuesta (Córdoba, 1903-DF,
1942) se espera en 2003 una edición en un solo volumen de toda su
poesía, la cual será realizada por Siglo XXI y el gobierno
veracruzano mediante su instituto de cultura y de la universidad estatal.
Además, esa entidad le pondrá Jorge Cuesta a su premio de
ensayo.
Habrá conferencias, mesas redondas y coloquios
en torno al autor de Canto a un dios mineral, organizadas por las
instituciones integrantes del Comité Contemporáneos Cien
(CNCA, INBA, UNAM, Secretaría de Cultura del DF, Colegio de México,
así como diversas editoriales), que ha celebrado también
a José Gorostiza, en 2001; Jaime Torres Bodet, el año pasado,
y concluirá actividades en 2004 con el festejo por el centenario
del natalicio de Salvador Novo.
Crítico y poeta
Villaurrutia nació el 27 de marzo de 1903 en la
ciudad de México. Además de impulsar la creación de
la primera galería privada de arte en la ciudad de México,
fue uno de los primeros críticos modernos de arte, explica en entrevista
con La Jornada Miguel Capistrán, bíografo de Contemporáneos.
Agrega
que entre 1934 y 1938 Villaurrutia escribió para un boletín
mensual que editaba la Cervecería Cuauhtémoc con la finalidad
de difundir la obra de pintores europeos, coleccionados por mexicanos,
y de artistas nacionales de la época de la colonia, así como
del siglo XIX y XX.
Salvador Novo, en su faceta de publicista, era el encargado
de realizar este folleto de cuatro páginas, en colaboración
con Augusto Elías, quien entonces manejaba la publicidad de diversas
empresas de Monterrey, y del pintor Carlos Orozco Romero, a cargo del cuidado
de la edición, que incluía una imagen a color de la obra
del pintor reseñado.
Los boletines se repartían en los lugares donde
se distribuía la cerveza Carta Blanca. Por ejemplo, el número
4 fue dedicado a Pedro Ramírez, pintor de la época colonial
"de cuyo paso por la vida apenas tenemos aisladas y leves noticias", escribe
Villaurrutia; pero a través de su obra se denota que "todo él
está dotado de movimiento (...) el trazo dinámico está
acompañado estrechamente por un colorido caliente y vibrante, que
tiene tanta vida en las carnaciones de los desnudos como en los rojos de
las vestiduras".
Como promotor y crítico de arte, Villurrutia centró
su interés en dar a conocer a creadores con propuestas diferentes
a la de los pintores inmersos en la corriente nacionalista (como los muralistas),
basados en lo que él llamaba el "jicarismo". Entre sus "descubrimientos"
estuvieron Rufino Tamayo, Agustín Lazo (amigo entrañable
que incluso dejó de pintar cuando Villaurrutia murió en 1950),
María Izquierdo y Julio Castellanos, entre otros.
Cuesta nació el 21 de septiembre de 1903 en Córdoba,
Veracruz. Su poema Canto a un dios mineral se publicó por
primera vez en Letras de México el 15 de septiembre de 1942,
un mes después de la muerte del poeta. Al parecer Cuesta lo había
comenzado a escribir en 1938 aunque, según conversaciones que sostuvo
con José Gorostiza, llevaba acariciando el proyecto desde tiempo
antes.
No obstante ese largo periodo de gestación, las
tres últimas estrofas fueron escritas en forma, al parecer, abrupta.
Cuando en 1942 los enfermeros llegaron a recogerlo para llevarlo al hospital,
Cuesta pidió que lo esperaran un momento. Después de afeitarse,
lavarse y vestirse, de pie, con toda calma, apoyado en la esquina de un
comedor, las redactó de golpe. Esto, unido al carácter póstumo
del poema y al afán perfeccionista de Cuesta, ha llevado a algunos
a pensar que se trata de un poema inacabado.
Este será uno de los temas que durante 2003, el
Año Villaurrutia-Cuesta, investigadores, académicos y escritores
tanto mexicanos como extranjeros tendrán oportunidad de debatir.