Angeles González Gamio
Maravillas y curiosidades
Mundos inéditos de la Universidad es el sugerente título de la exposición con la que culminan las actividades conmemorativas de los 450 años de la Universidad en México. Cabe recordar que la institución fue creada mediante cédula real acordada por el emperador Carlos V y firmada por Felipe II el 21 de septiembre de 1551, siendo la primera de América.
La muestra se presenta en el antiguo colegio de San Ildefonso, ese majestuoso recinto que, por cierto, está estrenando directora, tras la salida de Dolores Béistegui, quien se ha hecho cargo del Instituto Mexicano de la Radio. Ahora Virginia Clasing es la responsable de este espacio, que se ha convertido en uno de los centros de exposiciones más importantes de la ciudad.
El objetivo es mostrar una parte de las colecciones que ha reunido la Universidad a lo largo de los siglos, que constituyen un acervo impresionante. Por vez primera se muestran cerca de dos mil 500 piezas, que custodian 24 dependencias universitarias, facultades, escuelas, institutos, direcciones y museos; asimismo, se incluyen obras pertenecientes a más de 20 instituciones culturales y coleccionistas particulares de México y España.
Varias salas trasladan al visitante al virreinato; particularmente atractiva es la que recrea el estudio-biblioteca de un catedrático de la Real Universidad de México. En el espíritu de la época, estos ámbitos dedicados a la investigación también reunían objetos relacionados con el coleccionismo y la curiosidad científica, por lo que entre libros y papeles se aprecian piezas prehispánicas, carapachos de tortuga, telescopios y mapas, entre otras piezas que a lo largo del tiempo fueron conformando el rico patrimonio universitario.
Al siglo XIX se penetra en una espléndida sala que contiene parte de las maravillosas colecciones de la antigua Academia de San Carlos; pinturas y esculturas entre las que sobresalen las réplicas de grandes piezas de los museos europeos, como el Moisés de Miguel Angel, que trajo Manuel Tolsá cuando vino de maestro a la afamada academia, para que sirvieran de modelo a los alumnos.
De la misma centuria se muestra la famosa botica de la familia Esesarte, procedente de la ciudad de Oaxaca, que ordinariamente se exhibe en el antiguo Palacio de la Inquisición, que tiene un lindo museo de la medicina mexicana. Es deleitoso ver los bellos botámenes de porcelana, los frascos de vidrio con gránulos y polvos, probetas, morteros, espátulas y demás adminículos que nos hacen evocar las viejas prácticas alquímicas y los inicios de la industrialización farmacéutica.
Muy atractiva es la sala que recrea los populares gabinetes de historia natural de otras épocas. De las bodegas se rescataron antiguos armarios verticales y vitrinas de gran belleza que enseñan auténticos insectarios, delicadas medusas en vidrio, modelos de frutas en cera y yeso, así como documentos y dibujos de expediciones botánicas. No falta la piel de cocodrilo en lo alto del techo, costumbre heredada del medioevo, que sostenía la idea de que el lagarto era un monstruo que ahuyentaba al mismísimo demonio.
Estas son sólo probaditas de lo mucho que hay que ver en la exposición universitaria. Pero además, en el tercer piso del magno edificio, que en sí es una obra de arte enriquecida por los extraordinarios murales que la adornan, de nuestros mejores artistas, se exponen Las Meninas y La Reina Mariana, esos personajes del célebre cuadro de Velázquez en la recreación del pintor valentino Manolo Valdés, quien simultáneamente está exponiendo en el museo Guggenheim de Bilbao y en la galería Malbordugh de Nueva York, como parte de los homenajes por el 60 aniversario de su natalicio.
Como pilón, en esta temporada se puede admirar el célebre nacimiento que anualmente instalaba en su casa de Las Lomas el poeta y promotor cultural Carlos Pellicer y que ahora, gracias a la generosidad de su sobrino del mismo nombre, se expone en esta institución universitaria.
Si le alcanza la hora de la comida y no ha logrado ver todas las exposiciones y los murales, que siempre hay que volver a disfrutar, no se preocupe, en el segundo piso hay una agradable cafetería, y desde sus mesas puede solazarse con la vista del patio principal con sus enormes magnolias, y entre el follaje deleitarse con la vista de las soberbias obras de Orozco que embellecen los muros.
[email protected]