EL CAMPO ANTE EL TLCAN
El tratado trilateral no es destino y tendrá
que revisarse, afirma Armando Bartra
Busca el gobierno desaparecer a 20 millones de campesinos:
expertos
La UNORCA y la CNPA, en contra de que el subsecretario
de Desarrollo Rural de la Sagarpa encabece la comisión gubernamental
en las mesas de diálogo; "no es sensible a las demandas"
ANGELES CRUZ
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte
(TLCAN) no es destino y tendrá que revisarse, así como la
Unión Europea lo hace con los acuerdos comerciales que firma, en
los cuales se reconoce que, además de la producción, el fomento
de la agricultura es fundamental para garantizar la seguridad y calidad
de los alimentos y la protección ambiental. Para Armando Bartra,
esta estrategia también es útil para "enfriarle el agua a
la guerrilla".
Bartra y Gustavo Esteva, expertos en los temas indígena
y campesino, resaltaron que en las negociaciones de las organizaciones
de productores con el gobierno federal también se debe establecer
que el problema del campo no es sólo comercial, sino que se trata
de una de las actividades fundamentales de la economía, de la cual
depende 25 por ciento de la población, que genera 5 por ciento del
producto interno bruto.
Sin embargo, dijo Esteva durante el seminario Agenda para
una nueva política para el campo, "no debemos engañarnos.
La política oficial tiene el propósito claro de desaparecer
a los campesinos". Desde hace 50 años se impulsó la idea
de que el sector únicamente debería aportar materias primas
y alimentos baratos, así como generar divisas. Los productores serían
la mano de obra de la industrialización y la urbanización
para luego desaparecer.
En 1982 se instaló la política que hoy sigue
vigente. En esa época, desde la Secretaría de Agricultura,
los funcionarios advertían que el objetivo era remover del México
rural a la mitad de la población en los siguientes cinco años.
La administración foxista, señaló Esteva, elevó
la meta y se propone eliminar a 20 millones de campesinos, a los que considera
improductivos.
Rumbo a la Convención Nacional Agropecuaria
Mientras
tanto, aunque según algunos dirigentes de las organizaciones campesinas
se habían resuelto la mayoría de las diferencias con las
autoridades respecto a la convocatoria para las mesas de diálogo
y la Convención Nacional Agropecuaria, ayer Alberto Gó- mez
Flores, presidente de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales
Campesinas Autónomas (UNORCA), y José Narro Céspedes,
de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA), comentaron la inquietud
que existe por la pretensión de que Antonio Ruiz, subsecretario
de Desarrollo Rural de la Secretaría de Agricultura, encabece la
comisión del gobierno.
Narro comentó que el funcionario es miembro de
la Fundación Mexicana de Desarrollo Agropecuario, a la que pertenecen
empresas trasnacionales como Nestlé y Bimbo. Dijo que Antonio Ruiz
no es sensible a las preocupaciones y demandas de los campesinos, quienes
han sido excluidos del desarrollo rural.
Por su parte, Alberto Gómez mencionó que
las organizaciones campesinas discutirán esta situación.
Por ello, aún no es seguro que el lunes 13 se lleve a cabo la reunión
con el gobierno para afinar los detalles de la convocatoria y la organización
de las mesas de diálogo, que se iniciarían el viernes 17
con el tema comercio y TLCAN.
Ayer se cumplió el sexto día de ayuno de
los integrantes del movimiento El campo no aguanta más. Al Angel
de la Independencia llegaron comisiones de la Central Campesina Cardenista
y trabajadores del Seguro Social. Por la tarde se realizó un festival
en el que participaron diversos grupos de la sociedad civil. Hoy al mediodía
está prevista la visita de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Durante el seminario, organizado por el Congreso Agrario
Permanente, el Campo no aguanta más y El Barzón en la Cámara
de Diputados, el antropólogo Armando Bartra resaltó que en
la actual coyuntura se impone una rectificación estratégica,
porque en el campo no hay sólo un problema comercial, sino la necesidad
de un nuevo modelo integral que opere en función de las necesidades
de la sociedad.
Hasta ahora, destacó ante los integrantes de las
diferentes agrupaciones campesinas, investigadores y políticos,
no existe en México una política para el desarrollo del campo.
La ley en la materia, continuó, no tiene ningún impacto y
parece que el mercado decide el rumbo a seguir. Una consecuencia de lo
anterior es la creciente migración de mexicanos hacia Estados Unidos.
"Hay una verdadera desbandada -señaló Bartra-,
que es de al menos un migrante cada minuto. Esa exportación de personas
genera remesas anuales de 10 mil a 11 mil millones de dólares anuales.
Lo paradójico es que esa misma cantidad la invierte el país
para comprar alimentos del exterior."
Lo razonable, apuntó el experto, sería que
ese dinero se invirtiera en la producción nacional de alimentos
y con ello aprovechar las ventajas que tiene el fortalecimiento del campo:
la generación de empleos e ingresos, y la reducción del riesgo
de crisis alimentarias y hambruna.
Otros bienes y servicios derivados de la actividad agropecuaria
y forestal tienen que ver con evitar la desintegración social, la
migración y, por el contrario, favorecer el fortalecimiento de la
comunidad. Incluso, explicó Bartra, restaurar la viabilidad de la
economía campesina es la forma más barata de combatir el
crimen organizado, en particular para abatir narcocultivos y narcotráfico.
No sólo eso. El impulso a la producción
agrícola es "la forma menos cruenta y más legítima
de enfriarle el agua a la guerrilla y, al mismo tiempo, de dignificar y
democratizar la sociedad rural", apuntó.
En su exposición destacó la visión
que los países europeos tienen de la producción agrícola,
que los llevó en 1992 a diseñar medidas complementarias con
el fin de establecer subsidios para los labriegos ubicados en zonas desfavorecidas,
capacitarlos en tecnologías ecológicas y apoyar a los jóvenes
interesados en participar en el área, así como jubilar a
los labriegos mayores de 55 años y otorgar compensaciones para quienes
desearan convertir sus explotaciones agropecuarias en zonas silvícolas
o reservas ecológicas.
Sin duda, subrayó, esta política contrasta
con la estadunidense, en la cual los subsidios se utilizan para abatir
los precios y poder vender a precios dumping.
El fortalecimiento de la actividad campesina en México
traería beneficios adicionales en el ámbito cultural, toda
vez que "nuestra identidad como nación se sustenta justamente en
la diversidad de culturas autóctonas, migradas y mestizas que existen
en el país", indicó.
El seminario también contó con la participación
de la investigadora de la UAM Beatriz Canabal, quien se refirió
a la problemática que viven las mujeres del campo. Dijo que, a pesar
de su creciente inserción en la actividad agrícola, tienen
las peores condiciones de vida y mayores desventajas en salud.
Resaltó la necesidad de revisar y reformular los
programas dirigidos a la población femenina, porque los vigentes
son marginales, con poco financiamiento y asistencialistas.