Menores y mujeres, víctimas de redes
de tratantes en la frontera, consigna en informe
Alarma a relatora abusos a migrantes
Advierte sobre los riesgos del racismo y la xenofobia
contra los indocumentados
VICTOR BALLINAS
La trata de migrantes en la frontera norte alcanza
niveles alarmantes: existen redes de explotación sexual infantil
que se aprovechan de los menores que viajan solos, continúan las
deportaciones nocturnas y de madrugada de mujeres y niños, prevalece
un ambiente de xenofobia y racismo contra los mexicanos, y hay casos de
indocumentados acusados de polleros, cuando los verdaderos traficantes
"están libres".
Lo anterior es parte del informe sobre la problemática
migratoria que preparó la relatora especial de Naciones Unidas para
los Derechos de los Migrantes, Gabriela Rodríguez Pizarro, luego
de su visita a la línea divisoria entre México y Estados
Unidos entre febrero y marzo del año pasado.
La relatora indica en el documento que en su pasado recorrido
percibió cierta tendencia de algunos sectores de la población
de ese país a equiparar a los indocumentados con delincuentes y
traficantes de drogas, por lo que son observados como un peligro para su
seguridad nacional; incluso, conoció de casos de migrantes a los
que se calificó de potenciales terroristas tras los acontecimientos
del 11 de septiembre de 2001.
La funcionaria de la ONU expresa en el texto su preocupación
por las informaciones recibidas sobre grupos de rancheros a lo largo de
la frontera con propósitos xenofóbicos y racistas, que llevarían
a cabo detenciones de indocumentados para entregarlos a las autoridades,
y en ocasiones, vejarlos y hasta asesinarles.
En Tucson, indica el informe de la relatora, ''fui informada
de grupos racistas que habrían intentado envenenar el agua que ciertas
organizaciones almacenan en el desierto para salvar las vidas de los migrantes
que cruzan esas zonas''. Refiere el caso del joven mexicano de 23 años,
Eusebio de Haro Espinoza, que habría muerto el 23 de mayo de 2000
al ser herido por un ranchero en Texas.
''Eusebio y otro migrante habrían tocado a la puerta
de la casa del ranchero para pedirle agua. Este les habría ordenado
irse, y tras llamar a la patrulla fronteriza, les habría perseguido
y disparado, hiriendo a Eusebio. La policía tardó 40 minutos
en llegar y el joven mexicano murió desangrado''.
También consigna el caso de Benjamín Prado,
un ciudadano estadunidense miembro de la Coalición Pro Derechos
La Raza, que habría sido golpeado y detenido por miembros de la
Patrulla Fronteriza el 25 de febrero de 2002, en San Diego, por haber videograbado
a miembros de esa agrupación mientras realizaban controles de identidad
en los tranvías de la ciudad.
En Estados Unidos, dijo la relatora, manifestó
su preocupación a las autoridades con las que se reunió sobre
la detención de migrantes sujetos a deportación en centros
administrados por compañías privadas, porque, dijo, su personal
no ha recibido un entrenamiento especializado para tal efecto.
Rodríguez Pizarro señala que en la frontera
norte de México observó la presencia de miles de migrantes
empobrecidos que esperan poder ingresar a Estados Unidos y que fue informada
que en el intento de cruzar esa línea divisoria habían muerto
en mil 500 personas.
Menores en peligro
En el documento titulado Misión a la frontera
entre México y Estados Unidos, la funcionario indica que pudo
observar la alarmante vulnerabilidad de los migrantes al caer en manos
de las redes del crimen trasnacional organizado:
"Es preocupante las expansión de las redes de trata
y el tráfico que explotan inescrupulosamente la necesidad que
tienen los migrantes de cruzar hacia Estados Unidos".
Ejemplifica que los abusos de que son objetos los indocumentados
incluyen extorsiones, muertes por abandono, secuestro, violaciones de mujeres
y asesinatos.
Precisa que el 23 de mayo de 2001 fueron encontrados 14
cuerpos en el desierto de Yuma (Arizona), que murieron de agotamiento,
calor y deshidratación, después de haber sido engañados
y abandonados por unos traficantes.
La relatora subraya que en Sasabe recibió informes
que indican que los traficantes secuestran a migrantes exigiendo a los
familiares que se encuentran en Estados Unidos el pago de más dinero
del que se había acordado para el cruce.
Apunta que comprobó en Sasabe cómo hombres
y mujeres con bebés se internaban en el desierto guiados por traficantes,
y también constató cómo familias enteras de migrantes
y menores no acompañados emprendían el viaje en camionetas
sobrecargadas, a pesar de las advertencias de los Grupos Beta sobre los
riesgos de la travesía.
Rodríguez Pizarro asevera que observó que
diversas madres indocumentadas entregaban sus bebés y niños
a pasantes documentados que ofrecían llevarlos a Estados Unidos
en puntos oficiales como si fueran suyos, mientras que ellas deben emprender
los caminos inhóspitos del cruce ilegal.
En el documento la relatora dice que supo de menores deportados
desde Estados Unidos -a través los consulados mexicanos- y que son
entregados a los agentes del Instituto Nacional de Migración (INM),
quienes a su vez los transfieren al DIF. En su visita a dichos centros
de atención infantil, señala que los menores ahí retendios
sufren ansiedad y están desesperados por poder comunicarse con su
familia; para que sus padre los recuperen, tienen que acudir a un procedimiento
largo.
Denuncia que recibió con estupor el caso de una
menor de 12 años que fue traficada a Laredo, Texas, "creyendo que
iba a trabajar como empleada doméstica, Cuando la menor fue hallada
por la policía. se encontraba encadenada en el patio de una casa
y había sufrido tratos crueles, inhumanos y degradantes".