BAJO LA LUPA
Alfredo Jalife-Rahme
Irak: Ƒla guerra financiera del dólar?
El consumismo, adicción de la población estadunidense
China y Japón compran oro
LA GUERRA CONTRA IRAK no es únicamente por la captura del petróleo. Se trata de una "guerra multidimensional" en varios frentes, entre los que destaca una lucha financiera del dólar contra sólidas divisas enemigas (euro, yen, yuan de China y rupia de India) que se verían afectadas en sus cotizaciones por el alza del petróleo, del que tanto dependen. De todas formas, el dolarcentrismo se encuentra tan seriamente dañado que lo único en que puede beneficiar al billete verde su excursión neocolonial en Irak radica en impedir su mayor deterioro, que se refleja notablemente en el alza abrupta del oro.
ƑCOINCIDIRA LA INEVITABLE caída del dólar con la "inevitable" guerra contra Irak? No es ninguna novedad sentenciar que el déficit comercial de Estados Unidos haya expuesto en forma peligrosa al dólar, como aduce el columnista ultraconservador Paul Craig Roberts en The Washington Times (9 de enero), un periódico portavoz del nepotismo dinástico Bush y propiedad de la secta Moon. Craig se detiene en el déficit comercial de Estados Unidos con China por 100 mil millones de dólares en bienes manufacturados, lo que puede desembocar en el descenso abrupto de los estándares de vida en Estados Unidos. Lo interesante de los asertos de Craig es que se centra en la coincidencia de la caída del dólar con la guerra en Irak: "la caída del dólar dañaría tanto al mercado de acciones como al mercado de bonos y perjudicaría la recuperación económica: la agitación económica en casa puede ser más importante que la victoria sobre Saddam Hussein".
STEPHEN JEN, ANALISTA de la correduría Morgan Stanley, demuestra puntualmente que el "dólar no es más el rey de las divisas" (17 de enero) y compara los dos ajustes previos del billete verde: el de 1985-1989, que epitomizó el célebre Acuerdo Plaza del 22 de septiembre de 1985, cuando se devaluó el dólar 30 por ciento frente al yen y el marco alemán; y el de 1994-1995. Desde 1985, los "déficit gemelos" (fiscal y de cuenta corriente) están por romper, al primer trimestre de 2003, el 7 por ciento del PIB, y podrían alcanzar 8 por ciento el año entrante. Jen sitúa el nuevo deslizamiento del dólar a partir de la renuncia del secretario del Tesoro, Paul O'Neil; a su juicio, "el estímulo fiscal en medio de una débil economía global exacerbará el déficit externo de Estados Unidos". ƑLo entenderán el equipo foxiano y sus aliados fundamentalistas del monetarismo del ITAM?
POR ALGUNA RAZON, Jen protege del estigma devaluatorio a uno de los "gobernadores" de la Reserva Federal, Ben Bernanke, quien en su famoso discurso ante el Club Nacional de Economistas en Wash-ington, el 21 de noviembre, abogó por la impresión masiva de papel moneda para paliar los signos ominosos de la deflación, consecuentes al estallido de la burbuja bursátil. Las bravatas monetaristas de Bernanke (como Greenspan, un ultrahalconazo de las finanzas) resultaron contraproducentes: los capitales arreciaron la fuga. Bernanke pretendía aliviar la excesiva deuda de los consumistas consuetudinarios de Estados Unidos a costa de los acreedores extranjeros pagándoles con un dólar de papel chatarra. A partir de las expectoraciones del centralbanquista Bernanke, el oro pasó de 317 a 358 dólares la onza.
POR CADA NUEVA onza de oro se han creado 6 mil 250 "nuevos dólares" y la adicción al consumo del capitalismo estadunidense llevó el ahorro a terrenos negativos: a "menos" de 1.6 por ciento en 2002. Stephen Roach, quizá uno de los mejores economistas del mundo, quien navega a contracorriente de la telepublicracia y del grueso pelotón de sus colegas, explica que Estados Unidos ha sido atrapado en un "juego de locos": compra bienes en el extranjero, que paga con dólares, los cuales luego son prestados a los mismos estadunidenses para que sigan comprando. Solamente Greenspan y su secta fanática de centralbanquistas monetaristas pensaron que los tenedores de dólares seguirían chupándose los dedos indefinidamente. Peor aún: los dislocados (para no decir alocados) centralbanquistas de Latinoamérica creyeron el "jueguito" que fueron obligados a obedecer: de que un peso argentino valía lo mismo que un dólar y que un peso mexicano se podía revaluar frente al dólar, que a su vez se podía revaluar infinitamente frente al oro, el euro y el yen. La geoeconomía y las geofinanzas se cobraron dolorosamente la afrenta cósmica. En última instancia, los consumistas de Estados Unidos (otra adicción más en su variado arsenal) contribuyeron a crear uno de los principales éxitos económicos de la historia que aceleró la globalización: el ascenso de China.
EL DEFICIT DE CUENTA corriente de Estados Unidos, que extrae 80 por ciento de los ahorros del resto del planeta y equivale a una succión depredadora de 2 mil millones de dólares al día, se convirtió en la principal amenaza global. La correduría Goldman Sachs (que saqueó los Tesobonos mexicanos en presunta colusión con Zedillo-Serra Puche-Ortiz-Werner-Gurría) considera que se necesita una devaluación del dólar de 42 por ciento para disminuir la cuenta corriente a la mitad.
HOY LOS DOS grandes jugadores de divisas están representados por dos grupos: los bancos centrales asiáticos (solamente Japón y China/Hong Kong -bajo la modalidad de "un país y dos sistemas"- poseen en conjunto reservas cercanas a los 900 mil millones de dólares) y los exportadores de petróleo, que manejan 800 mil millones de dólares anuales (con dedicatoria mordaz al grupo radical neoliberal de Zedillo-Téllez-Pazos, que insiste descabelladamente en que el petróleo "no sirve").
LOS CHINOS Y los japoneses están comprando oro. El gobierno chino ha permitido a sus ciudadanos la compra abierta y el "circuito étnico chino" (China, Hong Kong, Taiwán y Singapur), como lo denomina la correduría Morgan Stanley, lleva el liderato. La oferta global de oro es de 4 mil toneladas por año, y si los chinos acumularan una onza por persona, en los próximos 20 años China absorbería la mitad de la oferta mundial.
HA QUEDADO ASENTADA la relación inversamente proporcional entre el dólar y su antídoto, el oro. El alza del "oro negro" ha resultado insólitamente paralela a la elevación espectacular del oro (38 por ciento desde abril de 2001), lo que parece mejorar el crédito de nuestra hipótesis de que el "oro negro" jugaría el papel de "ancla estabilizadora" del "inevitable" próximo orden financiero mundial, en conjunción con el oro.
ƑAPOSTO DOBLE, TANTO al alza del petróleo como del oro, el nepotismo dinástico de la familia Bush, cuya "petroadicción" es ampliamente conocida? En efecto, según una profunda investigación de Greg Palast, de la BBC y del periódico The Guardian, reportada por Hustler Magazine Interview (18 de enero), al dejar la presidencia, Daddy Bush pasó a formar parte de Barrick Gold Corporation (con matrícula canadiense) que, de acuerdo con su propia publicidad, "es la minera aurífera líder", con intereses en Estados Unidos, Perú, Tanzania, Chile, Argentina, Australia y Canadá. En 2001, cuando produjo 6.1 millones de onzas, su precio de costo fue de 162 dólares la onza y posee 82.3 millones de onzas de reserva. Hoy la onza está a punto de desfondar el umbral sicológico de los 360 dólares.
VIENE LO MAS destacado: "Barrick Gold Corporation fue fundada por el contrabandista de armas saudita Adnan Khashoggi", quien se sumergió hasta las narices en el putrefacto "Irán-Contras" ("personalidades" del actual equipo Bush participaron en sus fétidas tratativas con su padre: Elliot Abrams, el castañedista Otto Juan Reich, John Poindexter, etcétera). El saudita Khashoggi fue, o es (Ƒchi lo sa?), presunto socio del también saudita Osama Bin Laden, de quien se ha olvidado por completo Baby Bush a cambio de Saddam Hussein, quien ni vela tuvo en el entierro del 11 de septiembre. Pues gracias a la sabia intervención de Daddy Bush, Barrick se apoderó de las principales minas auríferas de Estados Unidos. Mejor citamos textualmente al temerario investigador Greg Palast: "Barrick le pagó al Tesoro de Estados Unidos menos de 10 mil dólares por yacimientos auríferos de un valor de 10 mil millones de dólares". šQue buena "privatización"!
PERO LO MAS interesante provino de Alan Greenspan, el mago fracasado de la Reserva Federal quien, ante el Club de Economistas de Nueva York, confesó la alarmante depreciación del dólar, en comparación con el "oro, que en 1929 tenía el mismo nivel de precio que en 1800". En su clásica jerigonza elípticamente críptica (común a todos los centralbanquistas, para engañar), concedió que "dos décadas después al abandono del patrón oro, en 1933, el índice de precios al consumidor en Estados Unidos casi se duplicó; y después de cuatro décadas los precios se quintuplicaron". El problema es que los extranjeros poseen 9 billones de dólares en activos dolarizados (18 por ciento en las acciones de Estados Unidos y 42 por ciento en Bonos del Tesoro) y ya empezaron a desprenderse de sus dólares a cambio de oro y euros.
UN PESO PESADO, Jeffrey Garten, comenta impecablemente que "existen pocos mecanismos para administrar la globalización (...) Carecemos de las instituciones que pueden estabilizar y regular la economía mundial". ƑHasta ahora se dio cuenta? Garten, subsecretario de Comercio con Clinton y hoy decano de la Escuela de Administración de la Universidad de Yale (el "jefe" del autista globalmaniaco Zedillo y su estéril Centro de la Globalización), clama impecablemente que la "economía mundial necesita ayuda" en un vibrante editorial (International Herald Tribune, 13 de enero) y admite que "la economía global se encuentra en una situación delicada", por lo que "Washington debe congregar al G-7 para mover a la economía mundial de nuevo". Concluye que "vamos a entrar a una década de tensiones militares y políticas".
A PROPOSITO, LLAMO la atención el desplegado de un grupo de "líderes empresariales por prioridades sensibles" en The Wall Street Journal (13 de enero), en nombre de 500 empresarios republicanos que se oponen a la guerra: "Seamos claros; apoyamos la Guerra del Golfo. Apoyamos la intervención en Afganistán. Aceptamos la lógica de la guerra justa. Pero, señor presidente, su guerra en contra de Irak no pasa la prueba. No es una guerra justa. El candidato que apoyamos en el año 2000 prometió una nación más modesta en sus relaciones con el mundo. Le dimos nuestro voto y nuestras contribuciones de campaña. Ese candidato era usted. Nos sentimos traicionados. Queremos nuestro dinero de regreso. Queremos de regreso a nuestra nación". Pues va a estar difícil que Bush "regrese" la sindéresis a la nación estadunidense secuestrada por los ultrahalconazos y, mucho menos, que "regrese" el dinero, porque Estados Unidos está muy endeudado: alrededor de 31 billones de dólares, casi todo el PIB global. šY luego se quejan de que Brasil deba 62 veces menos!