Atentado explosivo en Caracas deja un muerto
y al menos 14 heridos
Anuncia Chávez en multitudinario mitin ofensiva
contra la oposición
Amenaza quitar concesiones a televisoras; habrá
más allanamientos a empresas acaparadoras, dice
Serán intervenidos los bancos que no normalicen
sus operaciones; ordena abrir escuelas privadas
ARTURO CANO ENVIADO
Caracas, 23 de enero. Rugen las masas por el presidente
Hugo Chávez; son decenas de miles de personas reunidas en la llamada
"gran toma de Caracas". Y rugen a ritmo de merengue, en una sola,
repetida hasta el cansancio, consigna: "Uh, ah, Chávez no se va".
Luego, sin presentación de por medio, Chávez
agradece la música y pasa a dirigir él mismo el canto del
himno nacional. Miles lo siguen cuando pide: "¡Fuerte!", y aumentan
el volumen en el estribillo que dice "gloria al bravo pueblo que el yugo
lanzó..."
A este "bravo pueblo" Chávez le dice que ya, que
se acabaron los tiempos de las "acciones defensivas" de su estrategia de
2002, que este año es "de ataque", que ha llegado el momento de
la "ofensiva estratégica".
La oposición responderá en las calles el
sábado, pero en tanto, con el escenario de una marcha que tarda
varias horas en arribar a su destino, el presidente muestra las tuercas
de su ofensiva: las modalidades del control de cambios se establecerán
el miércoles, la amenaza de quitar las concesiones a las televisoras,
la advertencia de que los allanamientos a empresas "acaparadoras" de alimentos
básicos continuarán, el anuncio de que los bancos que no
normalicen sus operaciones serán intervenidos y la amenaza de que
las escuelas privadas que continúen cerradas no recibirán
más subsidios del gobierno.
Cada anuncio de "mano dura" es celebrado por la multitud,
que pide justo "mano dura" en marchas y pintas desde hace mucho.
Los simpatizantes del gobierno celebran su poder de convocatoria
y también la reciente decisión del Tribunal Superior de Justicia
que, vía una medida cautelar, anula de plano la posibilidad del
"referéndum consultivo", cuya única pregunta rezaba más
o menos así: ¿Está usted de acuerdo con que el presidente
renuncie voluntariamente a su cargo?
Año del "ataque estratégico"
La entrada del mandatario a la pla-za es el delirio. Al
grito de "Chávez no se va", se agregan las lágrimas y las
señoras mayores que se desgañitan gritando: "¡Adoro
tu divina presencia!", "¡Mi vida, mi-jo, mi amor Hugo Rafael!"
Los empujones, los jaloneos, la avalancha, marcan el paso
del "comandante en jefe de la revolución bolivariana".
Durante
un buen trecho el vehículo con plataforma, desde el cual Chávez
saluda a sus partidarios, es seguido por cuatro calacas gi-gantes, de cartón
y tela, que representan "a los enemigos del pueblo", asegura el muchacho
que carga una de ellas.
Una representa a Fedecámaras (la cúpula
empresarial), otra a la CTV (los sindicatos), la tercera a las televisoras
y la cuarta a los partidos políticos opositores.
Cuando Chávez se acerca a la tarima del mitin,
un grupo musical interpreta No basta rezar, pero las señoras
se persignan porque lo vieron pasar muy de cerquita.
Ya entrado en su discurso, de dos horas y media en cadena
nacional, Chávez arranca ovaciones cada vez que detalla alguna de
las medidas de su "ofensiva", anunciada justo un día antes de que
el Grupo de Países Amigos se reúna en la capital de Estados
Unidos, lo que no le gusta.
En lo que va de enero, dice por ejemplo Chávez,
se han "escapado" del país 700 millones de dólares. Por ello,
agrega, decidió suspender la venta de la divisa durante cinco días:
"Cuando se levante la suspensión ya estará establecido un
convenio para establecer un control de cambios".
Ovación.
Se acaba de presentar un proyecto de ley sobre la responsabilidad
social de los medios, para prohibir los anuncios "violentos" dirigidos
a niños y adolescentes. Nueva ovación.
Y mayor es el griterío cuando anuncia que también
se emprenderán "medidas administrativas" contra los dos canales
de televisión privados que la habían librado en la primera
vuelta. Si no rectifican, asegura, "tengan la seguridad de que les vamos
a quitar la concesión".
Al abordar el inevitable tema del paro petrolero, el presidente
promete que en febrero llegarán a los 2 millones de barriles diarios
(Ve-nezuela producía antes del paro poco menos de 3 millones), e
informa que hasta el momento han sido despedidos "más de 3 mil gerentes
y técnicos que estuvieron saboteando".
Otro momento estelar sucede cuando Chávez anuncia
la ratificación en su cargo del general Luis Felipe Acosta Carles,
célebre por haber lanzado eructos frente a las cámaras de
la televisión privada y porque sus hombres golpearon a varias mujeres
en la ciudad de Valencia, todo, durante los allanamientos a las plantas
de Coca-Cola y de la cervecera Polar.
Acosta Carles, tras esos hechos, se convirtió en
la bestia negra de la oposición. Pero en la Caracas de los chavistas
es un héroe.
De ahí se agarra Chávez para ratificar sus
órdenes a todos los jefes de las fuerzas armadas: "Aquella empresa,
sea cual sea su tamaño, sea quien sea su dueño, que esté
acaparando alimentos que le hacen falta al pueblo, debe ser allanada".
"¡Así, así es que se gobierna!", grita
la multitud.
Chávez remata: "¡Vamos al ataque en todas
las direcciones!" Este, completa, será "el año del ataque
estratégico".
Mensaje de paz a los "escuálidos"
"Escuálidos" llaman el presidente Chávez
y sus seguidores a los clasemedieros de Caracas, la parte más activa
del movimiento opositor y que viven sobre todo en el este de la ciudad.
"Escuálidos" se llaman ellos mismos, con orgullo, desde hace tiempo.
En los últimos días, entre los "escuálidos"
se vivió un clima de terror, que va y viene según la pro-ximidad
de ciertas fechas. Como este 23 de enero de la anunciada "gran toma
de Caracas", cuando se multiplicaron los rumores, muy bien alimentados
por los medios locales, de que los simpatizantes del gobierno venían
a esta ciudad a acabar con los "escuálidos".
"La campaña de los cuatro jinetes del apocalipsis
-dice Chávez en su discurso- ha llevado a buena parte de nuestros
compatriotas de las clases altas a la desesperación, el miedo y
el temor".
Y sin razón, dice Chávez. Porque él
podría ir con su gente al este de Caracas, pero a dar "un mensaje
de hermanos, porque somos hijos de Dios".
El presidente manifiesta su tristeza porque en las colonias
de clase media haya gente levantando las tapas de las coladeras, haciendo
barreras y almacenando alimentos en las azoteas, "buscando armas".
A los "escuálidos", que marcharán el sábado
en su contra al grito de "que se vaya satanás", el presidente les
dice: "Un abrazo para ellos y lamentamos que estén siendo víctimas
de las campañas terroristas de los medios de comunicación
social".
La encendida oratoria del presidente, sin embargo, no
necesariamente tranquiliza a los asustados clasemedieros. Si su gobierno
hubiera pretendido usar la violencia, dice, "a esta hora ya no quedaría
piedra sobre piedra en el este de Caracas".
El error del presidente
Poseedor del "fenotipo del escuálido", es decir,
alto y güerito, Tadeo Kosman dice haber pagado el precio de ser chavista
en un barrio mayoritariamente opositor: "A mi mamá le han arrojado
huevazos, nos cacerolean, nos gritan asesinos, nos amenazan, y ese
clima existe porque vivimos una tiranía mediática".
Un grupo de jóvenes y señoras mayores se
suma a Tadeo y se desgranan, en un coral de voces, los argumentos contra
lo que llaman "la oposición golpista".
Lily Mijares, una joven publicista, agrega su análisis:
"El error fue pedirles perdón el 14 de abril (de 2002). Por eso
estamos perdiendo todos esos millones de dólares del petróleo".
El intercambio se calienta porque todo el mundo quiere
hablar. Marcel, hermano de Tadeo, quiere rematar con este argumento: "Y
aunque el de Chávez fuera el peor de los gobiernos, en cuatro años
no le ha hecho tanto daño al país como estos señores
de la oposición en solamente siete semanas".
Mano dura dentro de la ley, concluyen los jóvenes.
Y el mandatario los complace con su discurso.
El problema somos todos
"Se va, se va, se va", gritan los manifestantes opositores
en sus marchas. Y en este día chavista les responden con el grito
del 14 de abril de 2002: "Volvió, volvió, volvió".
Desfila la geografía venezolana con mantas, cartelones,
uniformes de los gobiernos municipales y estatales: Vargas, Barquisimeto,
Táchira, Aragua, Amazonas... Las camisas y boinas rojas, color del
partido del presidente, el Movimiento V República, son las dominantes.
Pero también tiene su porción importante el, digamos, look
guevarista, de camisolas o pantalones de camuflaje, de gorras negras con
estrellitas.
Y dominan también, aunque sea políticamente
incorrecto decirlo, los evidentemente pobres: trabajadores, campesinos,
gente de los cerros, aunque no faltan los que subrayan su pertenencia a
un gremio profesional y a la "clase media en positivo".
Es variadito el chavismo que marcha y quiere convencer
a la oposición de lo que resume una manta: "El problema no es Chávez,
el problema somos todos nosotros".
Otra peculiaridad de la movilización: muchos, muchos
carteles y mantas con el mensaje de "queremos paz", el afán del
chavismo de sacudirse la etiqueta de "círculos violentos" que les
cuelga la oposición.
Desde ayer, la Coordinadora Democrática llenó
las televisoras privadas de mensajes llamando a la "gran toma de
Venezuela", con marchas y concentraciones en 22 ciudades del interior.
El mensaje de la dirigencia opositora remataba así: "Y en Caracas...
rechaza la violencia, quédate en tu casa".
Y las calles de Caracas volvieron a ser, aunque fuera
por un día, de los simpatizantes del presidente.
Un año difícil
"¿Hay alguna razón para celebrar el 23 de
enero?", preguntaba el presidente Chávez hace unos meses. Fecha
de la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez
y el comienzo de los gobiernos democráticos, Chávez la veía
como de los 40 años de bipartidismo que demolió a Venezuela.
Ahora, tras 53 días de paro opositor que tiene
al país semiparalizado y en medio del desastre económico,
el gobernante habla de la conmemoración de la "jornada cívico
militar patriota" contra la dictadura.
"Cuarenta
y cinco años después estamos aquí, en plena batalla
por construir una alternativa al modelo político anterior, al modelo
económico que fue impuesto en Venezuela después del 23 de
enero de 1958". La tarea no será sencilla, admite el presidente,
"2003 será un año difícil".
La cascada de medidas provocadas por el paro no indica
otra cosa. Unos 60 millones de dólares se dejan de percibir a diario
por la paralización petrolera del quinto productor mundial. Y además
del control de cambios, el Ejecutivo ya ha anunciado un recorte presupuestal
de 3 mil 500 millones.
"No queremos caminos fáciles, ¡vengan a nosotros
todas las dificultades!", dice el gobernante.
Entre esas dificultades están las de la "salida
electoral" que llevará meses hacer realidad, en cualquiera de los
escenarios, con todo y Países Amigos de Venezuela y "facilitadores"
de la negociación.
"La democracia venezolana ha quedado afectada por una
decisión (del tribunal superior) que ha dispuesto el secuestro de
la soberanía activa del pueblo", se queja este día el presidente
del Consejo Nacional Electoral (CNE), Alfredo Avella, al anunciar que apelarán
en "todas las instancias" internacionales posibles.
Pero ya en la Asamblea Nacional se dibuja la integración
de un nuevo consejo. El presidente del Parlamento, Francisco Ameliach,
dice que es posible nombrar un nuevo CNE en 30 días. Pero integrarlo
requiere los votos de 110 diputados, y el gobierno sólo cuenta con
86.
Explosión en la avenida México
La marcha de los simpatizantes de Chávez, sin embargo,
no termina con saldo blanco. A unos pasos de la estatua de Lázaro
Cárdenas, en la Avenida México, estalla un "artefacto" aparentemente
dejado en una bolsa de basura. Una persona muere y al menos 14 resultan
heridas.
Nelly Ojeda, quien se encontraba a unos 20 metros cuando
ocurrió la explosión, dice haber visto "un muerto y un herido
al lado de él, además de los que estaban arriba del autobús,
que bajaron llenos de pedacitos de vidrio en la cara y en los brazos, eran
tres".
La avenida México es paralela a la avenida Bolívar,
donde se realiza la marcha de los chavistas y el presidente pasa a una
cuadra del lugar minutos después de la explosión, ocurrida
alrededor de las 16:50.
A los pocos minutos, miembros de la policía política,
de la Guardia Nacional y de la policía de Caracas acordonan el lugar.
La zona de la explosión se ubica frente a una salida
del Metro, y en el momento que ocurre se encuentra llena de simpatizantes
del gobierno.
El jefe de la policía de Caracas, Edward López,
dice que se trata de un acto "terrorista y subversivo" dirigido a crear
"caos" y amedrentar a la marcha "de más de un millón de personas".
Navidades con el presidente
La oposición, dice Chávez, "había
previsto una Navidad sin Chávez. Y este año también
habrá Navidad con Chávez y el año que viene también".
Eso, aunque el presidente también dice que ya no
se siente imprescindible: "A estas alturas la revolución ya no depende
de un caudillo, esta revolución ya le pertenece al pueblo, y eso
ya no lo para nadie".
Abajo, en la multitud, van más allá: "Con
Chávez hasta el 2021".