Condenaron las políticas unilaterales y de bloqueo que violan las garantías básicas
Plan de intercambio legal de migrantes, demandan obispos de México y EU
Aseguran que han fracasado las estrategias de control fronterizo impulsadas por Washington
Las naciones con mayor poder económico deben adaptarse a los flujos de personas, consideran
JOSE ANTONIO ROMAN
En una severa crítica a las políticas migratorias "unilaterales" y de "bloqueo" que ejecutan los gobiernos de México y Estados Unidos, las conferencias episcopales de ambos países -que agrupan a más de 300 obispos católicos- exigieron a los dos gobiernos y legislaturas continuar las negociaciones sobre el tema y establecer un sistema binacional que acepte flujos migratorios legales.
En una amplísima carta pastoral que se llevó casi dos años en su elaboración e innumerables borradores, la jerarquía eclesiástica en su conjunto presenta un serio y completo análisis de las condiciones del fenómeno migratorio, denuncia la "alarmante frecuencia" con la que se realizan violaciones a los derechos humanos, las políticas de bloqueo fronterizo de ambos gobiernos, y "sugiere" atacar las causas y no los síntomas de este complejo problema, el cual está estrechamente vinculado con la "pobreza global desenfrenada" que genera un sistema económico excluyente.
Considera que así como ambos gobiernos han reconocido la integración de sus intereses económicos por medio del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), "es hora de que armonicen" sus políticas migratorias, de tal forma que se respete la dignidad del migrante y se reconozcan las consecuencias sociales de la migración.
Se denuncian los atropellos y el abuso sistemáticos de los cuerpos policiacos de ambos países en contra de los derechos humanos de los migrantes; la usura con la que actúan las empresas que manejan el flujo de las remesas que envían los trabajadores; las crecientes desigualdades económicas entre Estados Unidos y México; la discriminación, el racismo y la xenofobia; las políticas de control fronterizo y el tráfico de personas, así como las condiciones de hacinamiento en las que miles de personas cada año son recluidas en las prisiones mientras esperan ser deportadas a sus lugares de origen.
El documento fue dado a conocer ayer en México por tres de los obispos que integran la Comisión de Movilidad Humana, luego de que el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y arzobispo de San Luis Potosí, Luis Morales Reyes, encabezó junto con varios obispos una celebración religiosa en la Basílica de Guadalupe. Una presentación similar se haría de manera paralela en Estados Unidos, por parte de los obispos de ese país.
De cinco capítulos, 62 páginas y 108 numerales, el texto está firmado por Morales Reyes y el presidente de la Conferencia de los Obispos Católicos de Estados Unidos, Wilton D. Gregory. Varios ejemplares del mismo serán entregados en breve a los gobiernos y legislaturas de ambos países.
Se señala que los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 "redefinieron" el debate del tema migratorio, al poner las preocupaciones de seguridad nacional en primer plano. Además, estos hechos han agregado una dimensión más a la relación migratoria existente entre Estados Unidos y México, en la que es necesario que ambos países tomen ciertas precauciones como respuesta a las amenazas terroristas.
Los obispos en su conjunto reconocen el "derecho" que posee todo Estado soberano de controlar sus fronteras para proteger los intereses de seguridad de sus ciudadanos. Por tanto, se reconoce la acción de los gobiernos de interceptar a los migrantes indocumentados que intentan transitar o cruzar por sus territorios; sin embargo, lo que es inaceptable son las políticas y las estrategias que se utilizan para cumplir con esta responsabilidad.
Además, toda persona tiene el "derecho" de migrar para gozar las garantías que poseen como hijos de Dios, aunque lo ideal sería -dicen los obispos- que toda persona encontrara en su país las oportunidades económicas, políticas y sociales que le permitieran alcanzar una vida digna, situación que no siempre es posible.
"La Iglesia reconoce que todo Estado soberano posee el derecho de salvaguardar su territorio; sin embargo, rechaza que tal derecho se ejerza sólo con el objetivo de adquirir mayor riqueza. Las naciones cuyo poderío económico sea mayor, y tengan la capacidad de proteger y alimentar a sus habitantes, cuentan con una obligación mayor de adaptarse a los flujos migratorios", señalan.
En la conferencia, los obispos de Ciudad Juárez, Renato Ascencio León; de Nuevo Laredo, Ricardo Watti, y de Cuernavaca, Florencio Olvera, señalaron que para la elaboración del texto, los religiosos, tanto en México como en Estados Unidos, se reunieron con migrantes, funcionarios, autoridades, promotores de derechos humanos, párrocos, feligreses y líderes de las comunidades.
Los obispos sostienen que la estrategia de control fronterizo aplicado durante años por Washington, con el propósito de disuadir la entrada de indocumentada de los inmigrantes, "ha fracasado". Dicen que el principal efecto de estos operativos ha sido alejar a los migrantes de las áreas de concentración de dichos programas a regiones remotas, inhóspitas y peligrosas de Estados Unidos. Pero durante el mismo periodo el número de indocumentados que habitan en Estados Unidos ha aumentado al doble, de 4 millones en 1994 a más de 8 millones en 2000.