El paro nacional opositor en Venezuela da nuevos
signos de debilitamiento
Antichavistas responden a la gran toma de Caracas
con la "protesta más larga"
Hugo Chávez viaja hoy a Brasil para reunirse
con Danielle Mitterrand, Bové y Cassen
ARTURO CANO ENVIADO
Caracas, 25 de enero. La respuesta no es escuálida.
Decenas de miles de personas responden al llamado de la Coordinadora Democrática
para medirse en las calles con los simpatizantes del presidente Hugo Chávez,
que el pasado jueves abarrotaron Caracas.
Desde las 11 horas, miles de caraqueños comenzaron
a llenar un trecho de cuatro kilómetros de la autopista Francisco
Fajardo, con la intención de permanecer ahí durante 24 horas.
Si el chavismo hizo la gran toma, los opositores responden con la
"protesta más larga de la historia".
La concentración tuvo como tema el re-chazo a la
decisión del Tribunal Supremo de Justicia de suspender el referéndum
consultivo que habría de realizarse el 2 de febrero.
La batalla política sigue en los frentes diplomático
y callejero, mientras el paro na-cional, desde siempre parcial pero con
un impacto demoledor en la economía venezolana, da nuevos signos
de debilitamiento.
Desde hace varios días dirigentes de la Coordinadora
Democrática han insistido en la necesidad de flexibilizar
la huelga, para aminorar sus efectos que ya se traducen en pérdida
de empleos y el recorte de salarios.
Mientras, desde Washington el grupo de países amigos
ha metido su cuchara para solicitar "celeridad" en la obtención
de un acuerdo y aminorar los efectos del paro en los sectores educativo
y de alimentos.
Guerra de números
"A
mí no me pagaron, vine porque quise", gritaban los opositores, en
referencia a las versiones, ampliamente difundidas en medios privados,
de que la concentración chavista del jueves sólo fue posible
gracias a los autobuses y los alimentos que ponen los gobiernos estatales
y municipales.
Los chavistas dijeron el jueves que habían reunido
a uno, 3 y hasta 5 millones de personas. Para no quedarse atrás,
en el día 55 del paro la oposición asegura que reunirá
a 2 millones de ciudadanos.
Por supuesto que ambos bandos exageran. Pero también
es cierto que hoy, la clase media en pleno, salpicada de algunos lunares
de los sectores populares, convirtió la autopista en una romería.
Por todos lados se instalaron carpas y tiendas de campaña, si-llas
y mesas plegables. En cuatro sitios distintos se colocaron templetes desde
los cuales líderes dijeron sus discursos. Trozos de la multitud
escuchaban y ovacionaban.
Pero otros "escuálidos", como los llama el chavismo
y ellos mismos se autonombran con orgullo, prefirieron protestar a su modo:
comieron, bebieron, jugaron cartas y dominó.
Desde un templete un cantautor dedicó una pieza
a Simón Bolívar escrita, afirmó convencido, con el
tono del cantor del pueblo Alí Primera, "quien estoy seguro estaría
en la oposición".
Más allá ondeaban las banderas del partido
Bandera Roja. Así se expresaban los flancos izquierdistas de la
oposición, pero hay de todo. Los opositores venezolanos rechazan
que el suyo sea un movimiento de clases medias, de "ricos contra pobres",
"clasista y racista", como dicen en el chavismo.
Pero eso no impidió que entre sus bases se celebrara,
con risas y aplausos, una manta que se ha visto en más de una marcha:
"No hubo derrames (de petróleo) en el lago Ma-racaibo, es que Aristóbulo
estaba nadando". Aristóbulo Istúriz es el ministro de Educación
de Chávez. Y es negro.
En bicicletas y patinetas, con banderas tricolores por
doquier, con silbatos y cacerolas, los opositores se hacieron eco de la
consigna de la temporada: "¿Cuál es el miedo? Vamos a contarnos.
Elecciones ya".
A todas horas en televisión y radio la Coordinadora
Democrática llamó a la gente a sumarse a una manifestación
que visualiza sin dirigentes: "Antes eran rendirle pleitesía a una
dirigencia, a un líder fundamental, aquí la cabeza de la
marcha somos todos y cada uno de nosotros", según dijo Haidée
Deustch, integrante de la dirección.
Pero la falta de ese líder es también una
de las grandes debilidades de la oposición. De darse una elección
anticipada en los próximos meses, se preguntan, ¿quién
sería el candidato? Es decir, si pudieran ponerse de acuerdo en
llevar un candidato común.
Al micrófono en una de las concentraciones, Antonio
Ledezma, dirigente del partido Alianza Bravo Pueblo, demandó a toda
la oposición "un juramento": "Que vayamos con un solo candidato
porque Hugo Chávez tiene la esperanza de dividirnos".
Alejandro Armas, integrante de la mesa de negociación
por la Coordinadora Democrática, no ve ningún problema: dijo,
con ra-zón, que en las pasadas elecciones venezolanas los ciudadanos
han concentrado sus votos en dos opciones, aunque siempre ha habido más
candidatos.
Wendy's deja la huelga
La marcha fue para dar las patadas de rigor por la anulación
del referendo. En su lugar, los opositores harán un "referendo alternativo"
y una actividad denominada "el firmazo", es decir, reunir firmas para solicitar
la enmienda constitucional o el "referéndum revocatorio", las dos
vías de la "salida electoral" de la crisis, puestas en la mesa por
el ex presidente estadunidense Jimmy Carter.
Algunos líderes están por la enmienda, pero
la Coordinadora Democrática aún no ha decidido cuál
de las salidas empujará.
Amarradas a la "salida electoral", otras preocupaciones
rondan las mentes de los opositores. Pablo Castro, dirigente de la Confederación
de Trabajadores de Venezuela, admitió que desde hace tiempo se discutía
en la organización sindical la forma de hacer una "administración
racional del paro", pero coincidió con otros dirigentes de la oposición
en que "hay dos puntos de honor" en la negociación: que se defina
con precisión la "salida electoral" y el destino de los trabajadores
de Petróleos de Venezuela, 3 mil de los cuales han sido despedidos
por el gobierno.
Pero sin salida electoral a la vista algunos sectores
están abandonando el paro, porque ya les resulta insostenible mantenerlo.
La cadena de comida rápida Wendy's ha anunciado
que abrirá sus 56 restaurantes la próxima semana, y podrían
seguirla otras de las numerosas franquicias que operan en Venezuela, y
que en conjunto son uno de los principales empleadores del país.
Los que abran lo harán en un escenario de crisis.
La suspensión de la venta de dólares y otras
medidas anunciadas por el gobierno han propiciado una avalancha de protestas
de los empresarios y el rechazo opositor.
Desde distintas vertientes muchos disidentes advierten
que el control de cambios puede ser utilizado por el gobierno para presionar
a los empresarios de oposición y favorecer a un pequeño grupo.
En los medios nacionales, abiertamente opositores, se
dibujan los peores escenarios para la economía venezolana en los
tiempos por venir. El control de cambios, dicen algunos especialistas,
vendrá de la mano de una maxidevaluación del bolívar,
seguida de un aumento de precios que afectaría especialmente a la
ya deteriorada economía de los sectores más pobres.
Al finalizar 2002 el cambio rondaba los mil 300 bolívares
por dólar. Al cerrase las operaciones esta semana la paridad ya
era de mil 860 por dólar. En el mercado negro, informaron medios
locales, el dólar se ha disparado a 2 mil 500 bolívares.
Especialistas estimaron que a fin de año la paridad
será de entre 2 mil 500 y 3 mil bolívares, una inflación
de 25 por ciento y un tercio de la población en el desempleo.
Contra "la derecha"
Mientras miles le exigieron "elecciones ya" nuevamente
en las calles, Chávez insistió en que las propuestas de Carter
deben discutirse en la Mesa de Negociación y Acuerdos con la oposición
"no golpista".
Este domingo Chávez estará nuevamente en
Brasil. A invitación del Comité de Solidaridad con el Pueblo
Venezolano, el mandatario participará en actividades paralelas al
Foro Social Mundial y se reunirá con personajes como Danielle Mitterrand,
José Bo-vé y Bernard Cassen.
En la sede del Parlamento regional del estado de Río
Grande do Sul, Chávez participará en un "acto de apoyo a
la lucha del pueblo venezolano contra el golpe de derecha y el imperialismo".