En impresionante concierto de 20 minutos ofreció
una muestra de su larga trayectoria
Santana le dio el toque latino al partido
Celine Dion interpretó God bless America,
referencia obligada luego del 11 de septiembre
AFP
San Diego, 26 de enero. El legendario músico
Carlos Santana, quien ha vendido más de 50 millones de discos en
su larga carrera de casi cinco décadas, abrió las actividades
previas al Súper Tazón con un impresionante concierto denominado
Santana y sus amigos.
A
lo largo de su espectáculo de aproximadamente 20 minutos, Santana
ofreció una muestra de las canciones que le han hecho famoso, entre
ellas varias de las que figuran en su último disco, Shaman.
El cantautor de origen mexicano abrió el espectáculo
con su conocida producción Oye como va, y poco después
acompañó a la estadunidense Michelle Branch en la canción
The game of love, una de las producciones del álbum Shaman,
que le valió a esa intérprete una nominación para
el Grammy 2003, como mejor colaboración pop vocal.
Seguidamente la joven Beyonci Knowles, ex integrante del
grupo Destiny's Child, subió al escenario para acompañar
a Santana en la obra The spirit room, álbum también
nominado para el Grammy a la revelación del año.
Con Santana, el 37 Súper Tazón abrió
con un toque eminentemente latino, muy apropiado para una sede como San
Diego, donde casi 50 por ciento de la población es de origen hispano,
principalmente de inmigrantes mexicanos.
Santana le dejó el escenario caliente a los ruidosos
roqueros del grupo Stix, quienes acompañados de fuegos artificiales
y cañonazos de salva ofrecieron su número enmedio de la algarabía
de poco más de 70 mil fanáticos congregados en el Qualcomm
Stadium.
Un
momento emocionante fue el homenaje al actor estadunidense Rob Hope, fanático
del futbol americano, figura permanente en casi todos los súper
tazones y una de las personalidades más destacadas de la industria
del espectáculo estadunidense durante casi siete décadas.
Hope, de 99 años, no asistió a esta cita
por su delicado estado de salud.
Después de una breve pausa, la canadiense Celine
Dion interpretó la canción God bless America, obra
que después del 11 de septiembre de 2001 se ha hecho referencia
obligada en casi todos los eventos deportivos en Estados Unidos.