La pugna entre ambos, histórica, afirma
Edgar González
Sospechosa, la alianza de la UNPF con el SNTE:
experto
La enseñanza pública, laica y gratuita
es lo que da sentido al sindicato magisterial, y contra eso lucha la ultraderecha,
dice
La educación pública está nuevamente
a debate. Tras la presentación de la Guía de padres, que
elaboró un equipo interdisciplinario hasta ahora desconocido, promovido
por grupos como la Fundación Vamos México, el SNTE y la Unión
Nacional de Padres de Familia, La Jornada presenta a partir de hoy una
serie de trabajos periodísticos con especialistas, académicos,
ex funcionarios e intelectuales preocupados por el futuro del laicismo
en las escuelas públicas del país y por los contenidos expresos
de estos materiales educativos.
CLAUDIA HERRERA BELTRAN
Como ningún otro gobierno, el del presidente Vicente
Fox ha dado un papel protagónico en el sector educativo a la Unión
Nacional de Padres de Familia (UNPF), uno de los grupos más antiguos
y radicales de la extrema derecha, afirma Edgar González Ruiz.
Estudioso de los grupos de derecha y autor de libros como
La última cruzada y Conservadurismo y sexualidad,
considera que el aspecto más contradictorio y sospechoso de este
protagonismo es que la UNPF ha hecho alianza con el Sindicato Nacional
de Trabajadores de la Educación (SNTE) y con la dividida Asociación
Nacional de Padres de Familia, con los que ha tenido una pugna histórica.
"Con
este pacto, el SNTE está claudicando a sus principios, porque ahora
resulta que apoya a quien por décadas se ha opuesto a la educación
pública, laica y gratuita, que es lo que de alguna manera le da
sentido al sindicato magisterial", señala.
La muestra del avance de la UNPF en este gobierno, dice
en entrevista, es su inclusión en el consejo directivo del Instituto
Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), su incorporación
en el Compromiso Social por la Calidad de la Educación y su reciente
participación en el encuentro nacional de padres de familia y maestros,
organizado por el SNTE.
González Ruiz hace un recorrido histórico
y ubica a la UNPF como un grupo ultraconservador estrechamente vinculado
a la jerarquía católica, lo que puede verse en sus publicaciones
internas, y que ha encabezado enardecidas protestas contra la enseñanza
laica y la educación sexual:
"Tres días después de la entrada en vigor
de la Constitución de 1917 nació la UNPF, con el propósito
de oponerse desde el punto de vista del conservadurismo católico
al artículo tercero constitucional. Concretamente, su preocupación
en aquel tiempo era oponerse a la educación laica, y la propuesta
que hacía era volver a la idea de que la enseñanza fuera
libre, como lo establecía la Carta Magna de 1857.
"Sin embargo, hay que tener presente que más que
un movimiento popular de padres de familia de gran base social, siempre
fue un pequeño grupo de presión que obedecía a los
intereses de la jerarquía católica. Como tal se contó
entre los grupos que apoyaron, al menos moralmente, la causa de los cristeros,
y precisamente al inicio de ese conflicto, en 1926, el secretariado social
de dicha jerarquía encomendó a los Caballeros de Colón
el cuidado y desarrollo de la UNPF".
En los años 30, explica, la Unión Nacional
de Padres de Familia se opuso radicalmente al proyecto de educación
sexual de Narciso Bassols, quien terminó renunciando como secretario
de Educación Pública ante las presiones de los grupos de
derecha que habían impulsado una "huelga escolar" contra la enseñanza
socialista.
En las circulares -que reproduce González Ruiz
en uno de sus libros- la UNPF convocaba a las madres de familia a enviar
cartas de protesta al presidente de la República y a la prensa,
así como a "boicotear socialmente al profesor que se atreviese a
dar educación sexual, aislándolo y señalándolo
como uno de los mayores peligros para la familia". En sus pronunciamientos,
la UNPF también calificaba esta enseñanza como "innecesaria
y peligrosa", asegurando que la humanidad había vivido más
de 10 mil años sin necesidad de informar a los niños acerca
del comportamiento sexual.
En esa época se iniciaron los enfrentamientos más
violentos de los seguidores de la UNPF con maestros rurales, en lo que
algunos llaman la segunda guerra cristera. Reseña que había
militantes de la unión que instigaban a los campesinos para que
violaran y desorejaran maestras rurales.
Para entonces, la UNPF había adquirido su actual
membrete, puesto que Plutarco Elías Calles auspició la formación
de una asociación de padres de familia vinculada al sector oficial
y a la que la unión siempre vio como un "enemigo a muerte", al igual
que al sindicato de maestros y a la SEP. González refiere que "los
veían a todos ellos como productos de un Estado al que llamaban
jacobino, anticlerical y producto de ideas liberales y revolucionarias".
En los 60 este grupo simpatizó con la represión
gubernamental de los movimientos estudiantiles y tuvo estrecha relación
con el presidente Gustavo Díaz Ordaz. "La retórica de la
UNPF giraba en torno a disciplinar a los hijos para que no se dejaran llevar
por ideologías ajenas (comunistas o socialistas) a nuestro país
o que los desorientaban", detalla.
Después, en la década de los 70, la unión
volvió a lanzarse frontalmente contra las autoridades educativas,
directamente contra el entonces presidente Luis Echeverría; estaba
indignada de que se dijera en los libros de texto que la masturbación
era algo normal.
En los 80, la UNPF apareció firmando peticiones
para que se prohibieran espectáculos como el de Madonna o diversos
programas de televisión y -afirma- estuvo muy activa en la lucha
contra la libertad de expresión. El actual presidente del organismo,
Guillermo Bustamante Manilla, fue de los más combativos para que
se suspendiera la exposición pictórica de Rolando de la Rosa
que mostraba una Virgen María con el rostro de Madonna. Finalmente,
el gobierno cedió a las presiones y destituyó a Jorge Alberto
Manrique, entonces director del Museo de Arte Moderno, y canceló
la obra de De la Rosa.
Para los 90, añade Edgar González Ruiz,
la lucha de la UNPF se centró en oponerse sistemáticamente
a las campañas de uso del condón, de planificación
familiar, de anticoncepción de emergencia, de los derechos de las
minorías sexuales y los proyectos de equidad de género. En
el gobierno de Carlos Salinas de Gortari tuvo acercamientos con el poder
en la medida que la Iglesia católica jugó un papel preponderante
y se modificaron los artículos tercero y 130 constitucionales, que
permitieron la impartición de clases de religión en las escuelas
privadas.
En la administración de Fox, Bustamante Manilla
empieza a ocupar puestos relevantes, a pesar de que sus posiciones contra
la educación sexual y la exhibición de películas como
El crimen del padre Amaro son impopulares. "No es una posición
que la UNPF se haya ganado, no es la sociedad la que exige que pertenezca
a esos consejos educativos, sino una decisión política",
afirma González.
El último episodio de esa historia es la alianza
con el SNTE, la Fundación Vamos México y otras asociaciones
de padres de familia, que el investigador califica de absurda, porque la
UNPF siempre ha estado en contra de las ideas que han inspirado al sistema
educativo a partir de la Revolución Mexicana y, por otro lado, el
sindicato de maestros ha defendido la retórica nacionalista y liberal.