Enrique Calderón A.
Crisis política de la izquierda mexicana
Las acusaciones planteadas en días pasados por el subcomandante Marcos respecto al PRD y a Cuauhtémoc Cárdenas, junto con otras críticas a la dirección del mismo partido, por parte de diversos personajes asociados a él, de alguna manera en tiempos de actividad electoral, y muy especialmente por los momentos que vive el país, ante la incapacidad cada día más explícita del gobierno de Fox para enfrentar los graves problemas nacionales, y las muestras de desconocimiento absoluto de la realidad, adquieren una dimensión que no podemos ignorar.
En el escenario actual de desgobierno, de cuestionamiento de la figura del Presidente por su propio partido, de descrédito de importantes figuras del panismo, y de los signos de descomposición que se observan en el PRI, ejemplificados por las alianzas de su secretaria general con la esposa del Presidente, con todo lo que ello significa, la guerra de declaraciones, amenazas y escaramuzas entre diversos personajes de la izquierda, y del PRD en particular, parecen completar un escenario político de descrédito y hastío para la sociedad mexicana, cuyo impacto y consecuencias resultan impredecibles en el mejor de los casos.
Uno puede coincidir con Marcos en buena parte de sus tesis y entender su enojo ante la posición de los senadores perredistas, al apoyar la aprobación de la ley indígena sin tomar en cuenta las opiniones y legítimos intereses de los indígenas mismos, pero asignar la responsabilidad y autoría de esas acciones al ingeniero Cárdenas constituye una acción temeraria, que daña seriamente a toda la izquierda, en cuanto que confronta al movimiento zapatista con una corriente política nacional, al pretender lastimar la imagen de la figura política más importante de la izquierda mexicana, y descalifica así mismo las intenciones de la propia dirección zapatista.
Resultaría ingenuo pensar que esto no lo hubiese medido el subcomandante Marcos antes de hacer tal acusación, como ingenuo resulta también pensar que la subcomandancia zapatista ignora las diferencias que existen en el seno del PRD; por ello las declaraciones resultan sorprendentes.
Al analizar las posiciones de crítica a la directiva actual del PRD, uno puede ubicarlas en dos categorías; una de ellas refleja una lucha interna por lograr candidaturas, en las que se supone que tales candidaturas aseguran los puestos políticos, como si las elecciones en las que habrán de contender con los candidatos de los otros partidos fuesen meros trámites irrelevantes. Vistas así las cosas, esos alegatos reflejan sólo un pleito callejero por un supuesto botín, generando la peor de las imágenes públicas y la autodescalificación inmediata.
La segunda categoría incluye críticas de otro tipo, respecto al excesivo pragmatismo con que la dirección del partido está buscando alianzas para incrementar su presencia nacional, a costa de sacrificar principios muy concretos que se ubican en la razón de ser del partido; allí la directiva actual debe ser cuidadosa, tomando en cuenta experiencias muy importantes y también muy negativas, como las de la alianza en Nayarit y el triste papel que el partido hizo en Yucatán en las elecciones de 2001 para gobernador, aunque esas prácticas vienen de tiempos anteriores, de los que es posible recordar los casos de Layda Sansores en Campeche, de Morales Lechuga en Veracruz, así como el de Quintana Roo.
El pragmatismo puede resultar atractivo en el corto plazo, nunca en tiempos más largos. Muchas son las voces de alarma que la dirección actual está recibiendo y que debieran ser escuchadas; hoy, sin embargo, el gran reto de la izquierda es estar a la altura de los tiempos y de las necesidades del país, agrupándose en torno de un proyecto nacional capaz de convocar a la sociedad entera, como ya lo ha hecho.
ƑSerá capaz de lograr esto la dirección actual del PRD? ƑPodrá la izquierda superar las viejas tácticas del golpeteo y la descalificación de sus propios miembros? O es que tendremos que seguir viendo cómo, cuando el centro y la derecha (PRI y PAN) no tienen tiempo de atacar a la izquierda, ante sus propios problemas, es ella misma la que entra de bateador emergente para autogolpearse