El gobierno no puede contrarrestar el poder
de los "expulsados": investigadores
Chamula, el primer pueblo indio que disputa mecanismos
de poder a mestizos
Nuevos caciques que prohijó el PRI dominan buena
parte del transporte y del comercio
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
San Cristobal de Las Casas, Chis. 8 de febrero. El
pueblo tzotzil identificado como chamula representa un caso único
entre los mayas chiapanecos. Industriosos y creativos, han encontrado diversas
vías a la modernización, en principio pareciera que más
compatibles que otras opciones indígenas con el sistema político
y económico dominante. Las historias de violencia y caciquismo hacen
olvidar los méritos y la grandeza particular de estos indios que
el pensamiento mestizo descubrió mediante Juan Pérez Jolote,
el célebre relato etnológico de Ricardo Pozas.
Pero son mucho más que eso. Para bien y para mal,
son el primer pueblo indio que disputa a la sociedad mestiza el espacio
urbano y los mecanismos de poder. Los criollos y mestizos, que los compararon
históricamente con las bestias de carga (de ahí el gentilicio,
pues eran "mulas"), hoy se los tienen que "tragar", y poco falta para que
la otrora Ciudad Real sea gobernada por indios. De hecho, el actual presidente
de San Cristóbal, ex priísta, sin ser indio, venció
al PRI, al PAN y al PRD, casi exclusivamente con el voto de los chamulas
expulsados y emigrados.
Hoy, pueblan la mitad de la ciudad (sobre todo la periferia)
y sus nuevos caciques dominan buena parte del transporte y del comercio,
si bien los indios siguen siendo, en su gran mayoría, muy pobres.
Los mismos gobiernos priístas que alimentaron el caciquismo tradicional
fomentaron el nuevo caciquismo de los "expulsados".
Al ser Pablo Salazar Mendiguchía el primer gobernador
de origen protestante y el primero no priísta (aunque lo fue), la
relación expulsados-poder público adquiere otro carácter.
Otra complejidad.
Los investigadores Dolores Camacho y Arturo Lomelí
han documentado que "dentro de los llamados grupos expulsadores en la cabecera
de Chamula hay personas que no cuentan con recursos económicos,
tierras o negocios, pero están ligados a un grupo. Cuando éste
ostenta poder económico, además del político, vuelven
las amenazas de expulsiones".
En
la actualidad, agregan, "esto recibe una respuesta inmediata de los caciques
'expulsados', que ejercen control sobre los migrantes indígenas
en San Cristóbal, y aprovechan la intolerancia de las autoridades
chamulas para presionar al gobierno y exigir nuevos apoyos". Las reiteradas
acusaciones sobre la existencia de caciques como la causa de expulsiones
"han dado la idea de que éstos son económicamente poderosos,
con grandes propiedades". Así, se ha clasificado a los chamulas
"ricos" como responsables de "manipular" a la población para sacar
a los chamulas pobres, "que se han refugiado en otros municipios donde
el gobierno adquirió tierras para ellos". La situación es
más compleja, indican Lomelí y Camacho, pues en los años
recientes los "expulsados" adquirieron un poder difícil de controlar
por el propio gobierno.
Diversos grupos fueron dotados de tierras en Las Margaritas
y ahora conviven diferentes pueblos en la zona selvática. Aunque
llevan años viviendo en lugares alejados, "mantienen estrechos lazos
en el pueblo, a grado tal que adquieren cargos religiosos o civiles. El
anterior alcalde chamula, Domingo López Ruiz, es ejidatario de Nuevo
San Juan Chamula, municipio de Las Margaritas, ubicado a cientos de kilómetros,
y eso no le impidió llegar a la presidencia después de la
destitución de su antecesor, Lorenzo Pérez Jolote".
Adaptables como pocos, los chamulas son uno de los pueblos
más tradicionalistas de Chiapas. "Alrededor de las tradiciones,
sus valores culturales están muy arraigados, de manera que existen
conceptos e ideas que forman parte de la vida diaria y tienen que ver con
las normas de conducta y el papel de la sociedad y la política",
dicen Camacho y Lomelí.
"La convivencia forzada con los dominadores les permitió
desarrollar nuevas formas de solidaridad y vida comunitaria. Mediante una
dinámica de intercambio y adaptación con la cultura dominante
pervivieron sus propias tradiciones". En su complicado sistema de responsabilidades
materiales y religiosas participan anualmente más de 3 mil personas,
"situación que permite inferir que al cabo de 10 años habrán
ocupado al menos un cargo la mayoría de los adultos" de este peculiar
pueblo tzotzil.
"En Chamula existen tres religiones: la tradicional, la
católica y la evangélica. La tradicional, más fuerte
y de mayor aceptación, se basa en un complejo filosófico-religioso
característico. La segunda proviene de la diócesis (se les
conoce como 'samuelistas'). Entre estas dos no existe mayor diferencia
en la religiosidad. Sus conflictos se dan a nivel de dirigentes y autoridades".
Los conflictos son con los evangélicos.
"Mientras los católicos piensan que la religión
de los tradicionalistas es una de las múltiples maneras de adorar
a Dios, los evangélicos rechazan todo lo que no sea la palabra bíblica".
En los tiempos dorados del absolutismo priísta los caciques acordaban
con el PRI regional quién sería el presidente, y los funcionarios
del municipio rellenaban las urnas. "Las comunidades no participaban en
la elección de su representante. Esta práctica se continuó
utilizando hasta tiempos recientes, cuando el PRI ganaba con el ciento
por ciento de los votos".
Pese al mito (en parte real) de la prosperidad chamula,
"los nuevos habitantes de San Cristóbal no tienen ninguna prestación
en sus trabajos y son explotados y malpagados", agregan los investigadores.
La posición política de la migración
chamula es indefinida. Algunos estuvieron con el Partido Mexicano Socialista
y otros están hoy con el PRD, "pero cuando se les han concedido
beneficios votan por el mismo PRI que cobijó a sus expulsores".
En 1996 salió a la luz pública la organización
de un grupo armado llamado Guardián de Mi Hermano, "constituido
por 'expulsados' y retornados chamulas, con el apoyo de la Iglesia evangélica".
O sea, que después de ser víctimas de escuadrones de ejecución
y grupos parapoliciacos en su tierra optaron por métodos similares.
"Entre los nombres que se mencionaron como dirigentes
más sobresalientes están Abdías Tovilla Jaime y Esdrás
Alonso González, organizados después en la Opeach, organización
que controló y controla gran parte del transporte y la economía
informal más alla de los Altos. Formaron la organización
Guardián de Mi Hermano, según ellos, 'no para atacar, sino
sólo para salir en defensa de sus hermanos y mantenerse organizados
y comunicados'. Aunque dicen no contar con armas, sucede lo contrario.
Con su red organizativa y la comunicación constante que tienen con
los evangélicos de las comunidades en Chamula, a pesar de no vivir
en ese municipio, mantienen presencia allá."
Manuel Collazo (ahora preso) y Esdrás Alonso fueron
los principales líderes de los "expulsados". Ahora es Confraternice
la organización de evangélicos de todo el estado (más
de 30 por ciento está en los Altos, selva y zona norte) que toma
partido y continúa con el mito de que todo se debe a la defensa
de los ataques de los "caciques" de Chamula. (Además, Confraternice
ha confraternizado, cada que puede, con los voceros más duros de
la militarización en la zona de conflicto).
"Estos líderes han reproducido el sistema caciquil
del que venían huyendo, y ahora se han convertido en verdaderos
caciques en San Cristóbal. Cuando las autoridades intentan hacer
cumplir la ley en su territorio, amenazan con retirarles su apoyo, lo cual
ha hecho que su poder se expanda y hayan permanecido impunes de diversos
delitos", concluyen los investigadores.
En fin, las claves del conflicto chamula han de buscarse
en muchas partes. Entre lo que es legítimo y lo que no, es indispensable
identificar la responsabilidad de los gobiernos sucesivos, del PRI en particular,
y de las autoridades policiacas pasadas y presentes.