Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 9 de febrero de 2003
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Economía

José Antonio Rojas Nieto

La crisis económica estadunidense

No cabe duda que los estadunidenses también sufrirán el absurdo de la guerra. De hecho, ya padecen con una retracción económica que pronto cumplirá tres años. Y, con toda seguridad, en las semanas o meses que dure la estúpida acción bélica, los efectos más críticos de la mala economía podrían profundizarse aún más.

ƑA qué me refiero? En primer lugar, al rango del desempleo. Hasta antes de 2001 se había alcanzado una desocupación abierta de sólo 4 por ciento. Sin embargo, a partir de enero de ese año y hasta finales de 2001, la desocupación se elevó gradualmente. Ciertamente, en Estados Unidos hoy no se viven las altas tasas de desocupación de finales de los años 70 (9 por ciento) o principios de los 80 (11 por ciento). Pero a nadie satisface 6 por ciento de desempleo abierto que experimenta hoy la economía más poderosa del mundo.

Prueba de la insatisfacción generalizada es el comportamiento reciente del famoso índice de confianza del consumidor calculado por la Universidad de Michigan. En diciembre de 2001, luego de seis meses continuos de descenso en la actividad económica, este indicador se desplomó: de 110 a 90 puntos. Y a principios del segundo semestre de 2002 cayó hasta los 80 puntos. šCréanme que es mucho!

Luego de una campaña muy intensa por parte del actual gobierno, la confianza del consumidor se recuperó y casi alcanzó los cien puntos a mediados del año pasado. Pero en el segundo semestre volvió a desplomarse hasta los 80 puntos. Poca credibilidad de la población en los planes gubernamentales de recuperación -aseguran varios especialistas.

Por diversas razones, incluida la del agudo ambiente bélico promovido también por el gobierno, hoy se ve muy difícil que pronto se remonte ese bajo índice de confianza. Se podría argumentar que es una exageración hablar de bajo rango cuando a principios de los años 80 y a principios de los 90, este indicador de confianza descendió a 50 y 65 puntos, respectivamente. Pero a diferencia de entonces, la caída actual se registra luego de 10 años de ascenso continuo de esa confianza. Y eso no se había experimentado antes, al menos desde 1950.

También hay que señalar dos indicadores más que respaldan la desconfianza de los consumidores. Por un lado, la producción industrial, que en todo 2002 prácticamente se estancó, luego de haber descendido de manera continua durante casi año y medio; y eso, por cierto, después de haber experimentado seis meses de crecimientos cada vez menores.

Por otro lado, la capacidad utilizada en la industria, que empezó a caer dos meses antes de la producción industrial, y cuyo descenso fue más acelerado que el de la producción industrial. ƑPor qué? ƑQué no debieran descender en la misma forma y en el mismo momento la producción industrial y la capacidad utilizada en la industria? Aparentemente sí, pero no. Entre otras cosas porque la dinámica de la inversión desciende pero no se suprime. Por ello, la capacidad instalada sigue creciendo, así sea a un ritmo más lento. Y esto hace que el porcentaje de la capacidad industrial utilizada caiga más rápido que el índice de la producción industrial.

Por cierto, esto constituye una de las debilidades actuales de la economía de Estados Unidos: la del desequilibrio entre la inversión y la demanda efectiva. Y, como expresión de este mismo desequilibrio, aparece otro que en los años recientes hizo verdadera crisis. Se trata del desequilibrio entre la inversión productiva y la inversión financiera o bursátil. No toda inversión bursátil llega a ser productiva. Varios investigadores estadunidenses han tratado de explicarlo con lujo de detalle los pasados años. Sus explicaciones, por cierto, indican que desde 1998 la economía se mostró incapaz de seguir otorgando altos rendimientos a una inversión productiva que creció de manera muy dinámica desde 1991 y que en ese año de 1998 había alcanzado cierta saturación, pues el volumen de activos acumulados ya resultaba muy grande para el tamaño de la demanda efectiva estadunidense.

Por ello mismo -indican- inexplicablemente los rendimientos pagados a las inversiones bursátiles empezaron a ser mayores a los que se podrían solventar. Por lo cual -siguen indicando- la hondura de la crisis actual, que se muestra en ese bajísimo nivel de capacidad utilizada: apenas 72 por ciento del total instalado. Se trata de un porcentaje que contrasta severamente con el alto índice de utilización de los recientes siete años: 84 por ciento en promedio. Estos 12 puntos ociosos en el aparato productivo de nuestros vecinos son muchos puntos. Y equivalen a muchísimos millones de dólares cuya rentabilidad está detenida o en franco retroceso. Sin duda que representa un talón de Aquiles de la economía actual de Estados Unidos.

La guerra no va a resolver esta situación. El enorme gasto militar no será capaz de modificar esa tendencia. Si analizamos los plazos que, en otras épocas, se tomó esta economía para desintoxicarse de una similarmente aguda acumulación de activos (1975 y 1983) podríamos decir que faltan unos dos años y medio o tres para que, apenas, se regrese a la situación que se vivía en junio y julio de 2000, precisamente cuando se manifestó con mucho mayor nitidez la crisis.

šSí, todo hace pensar que en Estados Unidos se vive una crisis muy delicada. Y con esta nación, nosotros también!

 

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