John Ross*
Camino a Bagdad
El primer contingente de escudos humanos formado por una docena de voluntarios finalmente partió la semana pasada con rumbo a Bagdad, con la intención de seguir esforzándose hasta el final para evitar el inminente bombardeo estadunidense sobre Irak y su población civil. Los 10 italianos, dos canadienses y un perro San Bernardo, con el nombre Gustavo en la placa de su correa, fueron la guardia de avanzada de una brigada internacional de escudos humanos que lentamente se ha creado en Europa y Medio Oriente en semanas recientes.
"No somos de izquierda ni de derecha; somos ciudadanos normales" dijo Roberta Tanan, ama de casa de Toronto, a reporteros reunidos frente a la gran mezquita de Agia Sofia, antes de que el grupo condujera su vehículo en sentido contrario para adentrarse en el congestionado tráfico de Estambul. El grueso de los alrededor de cien voluntarios encabezados por Ken Nichols, un ex marine estadunidense veterano de la Guerra del Golfo, ha visto obstaculizada su salida de Italia por una plaga de interminables percances de transporte y visas.
Se ha informado que en el grupo cunden los desacuerdos debido a que, en su estilo militar de liderazgo, Nichols ha obligado a algunos miembros de su caravana a abandonar dos autobuses de dos pisos en los que salieron del ayuntamiento de Londres el pasado 25 de enero. Una falla crítica en un motor obligó a los participantes a adelantarse solos, con lo que pudo haberse desinflado para siempre el sueño de Nichols de llevar esos elegantes vehículos hasta Bagdad.
Pese a esta partida de italianos, canadienses, finlandeses, noruegos, australianos y es-tadunidense, hay voluntarios, incluido este reportero, que han estado varados en Estambul buscando un transporte alternativo. Uno de los más ansiosos por salir hacia Irak es Osama el Saban, quien nació en Bagdad y huyó a Australia en los años 80 durante la guerra de ocho años entre Irán e Irak. "Ya no puedo esperar más. Tengo que irme antes de que comience la guerra". El Saban está muy preocupado por la seguridad de su familia ante la conflagración que se aproxima. "Tengo que ver a mi hermana antes de que George W. Bush le eche encima una bomba. No la he visto en 20 años. No sé si está vieja y gorda, o con el cabello gris. Tal vez no la voy a reconocer". El pasado jueves, Osama voló a Damasco en un intento infructuoso por obtener una visa iraquí.
Mientras los futuros escudos humanos esperan y avanzan lentamente, Turquía se aproxima a otorgarle a Washington carta blanca para estacionar a hasta 40 mil tropas en el conflictivo Kurdistán turco, preparación a la invasión del norte de Irak rico en petróleo. Se espera que las tropas turcas se sumen a una arremetida para reprimir el predecible conflicto turco a ambos lados de la problemática frontera, en nombre de la "seguridad nacional".
Bajo la presión de Estados Unidos, que quiere que se le permita instalar bases temporales, pese a la oposición generalizada en Turquía (sondeos de opinión registran que hasta 90 por ciento está en contra de los planes de Washington), el recientemente electo gobierno "democrático" islámico del primer ministro Abdullah Gul ha pedido al Parlamento que apruebe la complicidad de Turquía con el agresivo plan de Estados Unidos para derrocar a Saddam Hussein. A cambio de ceder a las exigencias de Bush, Washington ofrece unos 4 mil millones de dólares como ayuda para el pago de sus deudas; Turquía debe unos 115 mil millones de dólares a organismos internacionales.
Aunque es de esperar que Hul acepte la transacción, el sentimiento antibélico se mantiene muy vivo. El jueves, justo cuando el primer ministro estaba enviando su solicitud al Parlamento, escaladores de Greenpeace en Turquía treparon a la cima del Centro Cultural Atarutk, cerca de la plaza Taxim del centro de Estambul, para colgar una enorme bandera que decía "No a la guerra", antes de ser detenidos por la policía.
Se espera que cerca de 30 escudos humanos turcos salgan con destino a Bagdad este fin de semana, con o sin sus colegas europeos retrasados; los muy animados clubes de rock alternativo de Estambul han organizado una semana de conciertos con el fin de reunir fondos y ayudarlos con sus gastos.
Haciendo eco de la siempre actual consigna antibélica "No a la sangre a cambio de petróleo", Tolga Temuge, ex activista de la división de Greenpeace en el Mediterráneo, acusó a Bush de lanzar una potencial matanza con tal de apoderarse del petróleo iraquí. Un análisis inédito de Naciones Unidas pronostica que una invasión resultará en medio millón de muertos iraquíes.
Además de la oposición laica a los espantosos planes que Bush tiene para Irak, miembros del partido islámico moderado de Gul, Justicia y Desarrollo, están a la defensiva. El jueves académicos islámicos entregaron a la dirigencia del partido una camisa ensangrentada como símbolo de su rechazo a que el primer ministro se doblegue ante Estados Unidos. "No estamos de acuerdo con los asesinos ni con los que causarán devastación", aseguró el doctor Ham-sa Turkman a este reportero.
* Periodista estadunidense, está en camino a Bagdad para, de una u otra forma, estar con el pueblo iraquí bajo las bombas de Bush.
Traducción: Gabriela Fonseca