Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 14 de febrero de 2003
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Economía

ECONOMIA MORAL

Julio Boltvinik

Políticas públicas para el campo

Articulación virtuosa entre política económica y social Reformas sociales en el medio rural

La economía moral es convocada a existir como resistencia a la economía del "libre mercado": el alza del precio del pan puede equilibrar la oferta y la demanda de pan, pero no resuelve el hambre de la gente

1. ES NECESARIO LLEGAR a un acuerdo nacional que postule que el objetivo único y central de todas las políticas públicas es el bienestar de la población, centrado en los que carecen de él, los pobres. Con ello se buscaría revertir el antidesarrollo social prevaleciente con el desarrollo social, entendido como un proceso de desarrollo orientado al bienestar de la población. Esta no puede ser tarea de una secretaría de Estado, si no de todo el aparato gubernamental.

2. LA ARTICULACION VIRTUOSA buscada entre la política económica y la social implica, además, que las políticas estén plenamente coordinadas en el tiempo y en el espacio. En el campo, ello significa que las políticas económicas (de salarios, de empleo, de precios, de subsidios, de apertura comercial, de tipo de cambio, de fomento agropecuario y forestal) deben estar plenamente coordinadas con las políticas sociales (educación, salud, vivienda, infraestructura social, apoyo alimentario, asistencia social), en el ámbito nacional y local.

3. ES NECESARIO REORIENTAR la política económica al crecimiento económico con equidad. El control de la inflación debe dejar de ser el objetivo central (único en los hechos) de las políticas monetarias y fiscales. Su lugar lo debe ocupar el bienestar de la población.

4. EL BIENESTAR DE LA población se promueve mejor, como muestran las experiencias de los estados de bienestar europeos, particularmente los escandinavos, y la nuestra en materia de educación primaria y secundaria, cuando los satisfactores básicos se retiran de la esfera mercantil. Cuando se desmercantilizan.

5. TANTO EN EL fomento agropecuario como en la política social, es necesario combinar medidas de política universales (para todos) con acciones de política selectivas o focalizadas, a las que también se les puede llamar de discriminación positiva. La enseñanza de nuestra propia historia, y de las experiencias de otras latitudes, muestran que la combinación es óptima si los programas focalizados se establecen en un entorno de pleno desarrollo de los programas universales. El país se ha movido hacia la focalización en materia social, inadecuadamente complementada con la universalización plena, y ha tenido problemas de diseño, por lo cual debe revisarse a fondo, como veremos. En cambio, no ha habido políticas de discriminación positiva en la política agropecuaria. Los subsidios existentes benefician más a los grandes productores que a los pequeños, ya sea porque se otorgan, como el Procampo, por hectárea, o porque de hecho se otorgan a los grandes comercializadores, como en Aserca. Es necesario establecer políticas específicas para los campesinos (productores familiares), y otra para los asalariados rurales o jornaleros. Estas tienen que operar al lado de las políticas universalistas, como las de comercio exterior y tipo de cambio.

6. ES NECESARIO ESTABLECER un subsidio específico a la reproducción de la fuerza de trabajo de los productores familiares que, a diferencia de los productores capitalistas, se ven obligados a cubrir sus propios costos de reproducción durante todo el año, a pesar de que la producción agrícola sólo requiere de la mano de obra durante una parte, a veces pequeña, del año. Los productores capitalistas, en cambio, sólo cubren los salarios por los días efectivamente trabajados. Por otra parte, para hacer menos desigual el impacto del Procampo, debe establecerse un máximo de hectáreas por productor para recibir el subsidio (por ejemplo 20 hectáreas) y, por el otro lado, fijar el subsidio mínimo en el equivalente de 10 hectáreas.

7. EN MATERIA SOCIAL, el Progresa/Oportunidades se ha convertido en el programa social (entre los nuevos) más importante en el medio rural. Este se estableció en un entorno de política social caracterizado por: a) una educación rural universalista, pero plagada de múltiples problemas; b) una población que no es derechohabiente de la salud y la seguridad social y que tiene acceso a servicios de salud insuficientes, incompletos, y fragmentarios; c) por una política de infraestructura social, ahora descentralizada a estados y municipios, que ha sido incapaz de universalizar su cobertura; d) por una política de vivienda tradicionalmente inexistente en el medio rural. En estas condiciones, el Progresa (hoy Oportunidades), diseñado para apoyarse en los servicios educativo y de salud, ha excluido a quienes viven en un entorno donde no existe la clínica o la escuela o ambas, es decir a los más pobres y aislados. En los servicios de salud este programa ha fragmentado las clínicas que atienden a la población, que ahora tienen un presupuesto para sus beneficiarios, y otro, mucho más raquítico (en términos per cápita), para quienes no lo son. De esta manera, por ejemplo, unos reciben medicamentos y otros no, enfrentando a los médicos al dilema ético de negar los medicamentos a alguien que no es beneficiario del Oportunidades.

8. EN MATERIA EDUCATIVA, las escuelas rurales son de pésima calidad, de tal manera que las habilidades básicas de los egresados son muy deficientes. Pero, además, los calendarios y contenidos educativos, idénticos a los del medio urbano, no complementan el aprendizaje del aula con el aprendizaje agrícola y, por el contrario, están orientados a separar al niño y al joven de las labores agropecuarias. Proponemos una reforma a fondo de la educación rural, que, al menos: a) Eleve la calidad de la misma, mediante, por ejemplo, estímulos económicos a los maestros, mejoramiento de las aulas, completando las escuelas incompletas y eliminando las unitarias. Un modelo interesante, que puede servir de punto de partida para tal reforma, es la Escuela Nueva de Colombia, especialmente diseñada para el medio rural (que, entre otras cosas, vincula la escuela con la comunidad mediante múltiples actividades). b) Hacer coincidir los periodos vacacionales con los de máxima actividad agrícola, permitiendo así la participación de los niños (a partir de cierta edad) y jóvenes en el trabajo y aprendizaje agropecuarios. c) Rediseñar parte de los contenidos, particularmente en ciencias, para vincularlos con un conocimiento científico de la realidad agropecuaria. d) En lugar de castigar la participación de los niños en las actividades agropecuarias (como se hace ahora) estimularla, desarrollando prácticas experimentales en la escuela y premiando, con un complemento de beca, a quienes participen en las actividades agropecuarias.

9. EN MATERIA DE salud y seguridad social la experiencia ha demostrado que el camino emprendido para atender a la inmensa mayoría de los habitantes del medio rural (y a una buena parte de los del medio urbano), que no son derechohabientes de la seguridad social, mediante las llamadas instituciones para población abierta, no ha funcionado. La Secretaría de Salud ha mostrado que, en la práctica, por lo incompleto de sus servicios (que no cubren los tres niveles de atención y por otras razones) esta solución ha obligado a las familias a desembolsos monetarios que merman su nivel de vida y que suelen producir catástrofes económicas. En lugar del seguro popular de salud, propuesto por el actual gobierno, que conduce a una estratificación del derecho a la salud garantizado en la Constitución, otorgando mayor cobertura de enfermedades y riesgos para quien pueda pagar más, proponemos la universalización de la cobertura de la seguridad social, empezando por los servicios de salud. Aunque los mecanismos de detalle para llevarlo a cabo deben estudiarse cuidadosamente, los ejemplos de Costa Rica y Brasil, países tan o más pobres que el nuestro, pero que han alcanzado casi la cobertura universal en la materia, muestra que sí es posible. Los pobres serían incorporados como derechohabientes no contribuyentes, y tendrían los mismos derechos que los contribuyentes. Esta reforma incluiría también al medio urbano, pero podría empezar por el rural. Se requerirá una reforma fiscal a fondo para financiar este trascendental cambio, incluyendo aumentos a las contribuciones de patrones y trabajadores a la seguridad social, de tal manera que el Estado sólo financiase el costro de la salud de los no contribuyentes.

10. RESPECTO A LOS fondos asignados a estados y municipios para la infraestructura social, se necesitan establecer mecanismos de control para evitar su desviación a usos distintos. Este control debe establecerlo la Auditoría Superior de la Federación en combinación con mecanismos de contraloría social establecidos localmente. Este asunto debe quedar reglamentado en una Ley de Desarrollo Social que es ya una necesidad urgente.

11. LAS REFORMAS ESBOZADAS a la educación y a los servicios de salud establecerían el marco para una reforma a fondo del Oportunidades. a) En el medio rural, en el que casi todos son pobres, no tiene sentido la focalización individual que está dañando el tejido social de las comunidades, lo que se expresa en que los excluidos del Oportunidades ya no participan en los trabajos comunitarios. Por tanto, todos los hogares del medio rural deben ser beneficiarios del Oportunidades; sólo debe quedar excluido quien así lo solicite. En segundo lugar, el presupuesto para salud del Oportunidades iría desapareciendo en la medida en que la incorporación al IMSS vaya ocurriendo, conservándose los apoyos alimentarios y las becas educativas. b) Cada comunidad debe decidir si los apoyos deben entregarse a hogares individuales o la comunidad para que ésta, por ejemplo, establezca comedores populares. c) Las becas educativas deben cubrir los seis bimestres y no sólo cinco, como ahora. d) Deben incluirse nuevos componentes en el programa, orientados a establecer una articulación virtuosa entre Oportunidades y la política de fomento agropecuario. Una de esas dimensiones básicas es la de educación para adultos, otorgando una beca a los adultos inscritos. Otra dimensión fundamental es la del apoyo a las actividades agropecuarias, agroindustriales y productivas en general. El Fonaes, los otros programas de apoyo productivo a pequeños productores, y los de ahorro y crédito, igual que el de educación para adultos, deben quedar incorporados al presupuesto del Oportunidades, como lo han estado los de educación y salud, para así lograr la articulación virtuosa entre la política económica y la política social. e) Una nueva línea del programa, debe ser la promoción de la organización de los productores, que puede empezar impulsando el abasto de los alimentos cuya demanda se ve fuertemente estimulada por las transferencias monetarias del programa. Actualmente esta demanda beneficia a unos pocos tenderos de las localidades mayores cercanas solamente. f) Debe eliminarse el tope a las becas por hogar, que discriminan a los hijos posteriores al tercero y a las familias grandes.

12. EL PLANTEAMIENTO PRECEDENTE fue conversado y consensuado con algunos integrantes del movimiento El campo no aguanta más.

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