DESFILADERO
Jaime Avilés
Fuck you, mister Pollack!
Hoy marcharemos contra Bush pero también contra
la derecha mexicana que aconseja a Fox apoyar la destrucción de
la legalidad internacional
SOMOS INMORTALES. Bombas que al detonar succionan
el aire y destruyen los virus, las bacterias y todos los ingredientes de
las armas biológicas y químicas. Bombas que penetran en la
tierra como un fierro caliente en una barra de mantequilla y explotan en
el subsuelo matando a los ocupantes de los refugios antiaéreos.
Bombas que interrumpen la transmisión de energía eléctrica
e impiden las comunicaciones de una ciudad entera, dejando a merced del
caos a grandes masas de población civil. Cañones electrónicos
que disparan rayos como un horno de microondas, capaces de producir quemaduras
en la piel de hombres, ancianos, mujeres y niños, para forzar la
dispersión de multitudes desde posiciones de tiro a larga distancia.
Bombas, bombas y más bombas que en conjunto pueden producir una
devastación equivalente a la de un estallido nuclear.
Contra
el empleo de ese poderoso y despiadado armamento marcharemos hoy, a partir
de las 16:00 horas, del Hemiciclo a Juárez hasta el Angel de la
Independencia y al final del acto nos acostaremos en el asfalto, nos quedaremos
inmóviles y en silencio, y representaremos nuestra propia muerte
y la extinción de la humanidad, que es lo que en verdad estará
muy pronto en juego si el gobierno de Estados Unidos, pasando por encima
de las Naciones Unidas y la oposición universal, inicia su guerra
de conquista en Medio Oriente. Pero la movilización de hoy sólo
será una parte de la inmensa caminata pacifista que en todas las
grandes ciudades de Occidente unirá a millones de personas en contra
de los infernales proyectos de George WC Bush, mejor conocido como Baby
Hitler.
Nunca la memoria colectiva había acumulado tantos
datos acerca del arsenal que la máxima potencia militar del planeta
ha desarrollado para destriparnos a todos, inclusive, por supuesto, a usted.
Sin embargo, esa aterradora información no ha sido descubierta por
investigadores neutrales o independientes; todo lo contrario, ha sido divulgada
con lujo de sadismo por fuentes del Pentágono y de la Casa Blanca,
para amenazarnos sin lugar a dudas: "que nadie obstaculice los designios
del imperio porque las armas que hoy apuntan a los palacios de Saddam Hussein,
mañana podrían hacer blanco en ustedes". Para desgracia de
quienes estúpidamente creyeron que iban a paralizarnos con ese mensaje,
la reacción en todo el planeta ha sido la opuesta y la conclusión
de la inteligencia humana hoy resulta inequívoca: tenemos que luchar,
con todo lo que esté a nuestro alcance, para vencer a nuestros potenciales
asesinos.
Las manifestaciones que hoy, mientras usted lee esta página,
se realizan en el mundo, representan ya una humillante derrota para los
autores de esa campaña de terrorismo sicológico impulsada
por Baby Hitler. Pero antes que a nosotros, habitantes de la periferia,
el indecentísimo señor presidente del imperio ha hecho víctimas
de tan obscena agresión a los habitantes -otrora ciudadanos- de
su propio país, y en estos momentos su escalada llega a niveles
de presión insoportables para los estadunidenses. Bajo la reiterada
mentira de que los servicios de seguridad esperan un ataque "inevitable"
en cualquier punto de la Unión, desde el 11 de septiembre de 2001
los gringos viven presas del pánico inducido por los medios y el
gobierno, y día tras día son arrastrados a la cima de una
sicosis que sólo terminará, catárticamente para ellos,
cuando caigan las primeras bombas sobre Bagdad.
Quienes manipulan con semejante descaro a la opinión
pública más desinformada del continente americano, están
ocultando que el verdadero peligro comenzará cuando los misiles
de Baby Hitler empiecen a estallar en el corazón del mundo
árabe. Una vez que haya sido violado ese límite, los soldados
del Islam se sentirán obligados a tomar represalias. Por eso, el
miércoles, 5 mil poetas estadunidenses se sublevaron con sus versos
contra Bush y el jueves los alcaldes de 90 ciudades de Estados Unidos lanzaron
una sonora proclama contra la guerra.
Es lógico: mientras The New York Times insulta
a Francia -"sólo un imbécil y un francés podrían
no creer en las palabras de Colin Powell", afirmó la semana pasada
ese diario-, y el bocón de Donald Rumsfeld continúa ofendiendo
a Alemania al recordarle su pasado nazi, para descalificar la postura común
de Jacques Chirac y Gerhard Schroeder en el seno de la OTAN, Baby Hitler
aumenta su dotación de tropas y armas ofensivas en torno de
Corea del Norte, porque la guerra, según lo previsto, estallará
en el Golfo Pérsico, pero puede extenderse al sudeste asiático.
¿Y después?
"Uno es inmortal mientras vive", ha escrito el extraordinario
novelista judío-estadunidense Philip Roth, en su obra más
reciente llamada El animal moribundo. Su axioma debe ser la divisa
de nuestra lucha. Si nada hacemos para detener a Bush, podemos, de antemano,
darnos por muertos. Después de Irak caerá Palestina bajo
la metralla del sionismo, se establecerá un grave conflicto entre
los nuevos dueños de Medio Oriente y los intereses territoriales
de Rusia y, por si fuera poco, se colocará una bota sobre la garganta
de China. Al mismo tiempo, el eje Estados Unidos-Inglaterra-Israel, con
el apoyo de Aznar en España y Berlusconi en Italia, constituirá
una amenaza contra la libertad de Europa, mientras la posible conquista
de Corea del Norte implantará, por el otro lado del mundo, un cerco
más alrededor de China, el verdadero enemigo de Washington en la
perspectiva del siglo XXI a mediano plazo.
A todo eso, y no sólo a la apropiación del
petróleo iraquí, aspira Baby Hitler con este movimiento
estratégico en el tablero del ajedrez mundial. De allí que
los hombres de su gobierno actúen como energúmenos diciéndonos
que, pase lo que pase, harán lo que se les pegue la gana. Contra
ellos marcharemos hoy.
Los argumentos de un imbecil
Aunque a nadie le importe lo que diga México, el
miércoles, en una video conferencia ofrecida a periodistas del DF,
Kenneth M. Pollack, un ex funcionario de la administración de William
Clinton, intentó explicarnos por qué nuestro país
debe apoyar a Baby Hitler. Desprovisto de vergüenza y memoria
histórica, el propagandista dijo que Hussein podría invadir
Kuwait (¿Otra vez?) y tomar bajo su control o destruir los pozos
petroleros de ese pequeño territorio, con lo cual provocaría
una crisis económica mundial similar a la de 1929. (¡No, qué
espanto!)
Aseguró también que Hussein pretende apoderarse
de Medio Oriente (¡Auxilio, socorro!) y "sacar a Estados Unidos de
la zona para hacer una nueva configuración geopolítica y
convertir a Irak en una superpotencia". No satisfecho con tan imbéciles
declaraciones, sostuvo que "con tal de dañar los intereses estadunidenses,
al terrorismo no le importaría asesinar mexicanos" (¿o sea
que también estamos en peligro de un ataque "inevitable"? ¡Ayyy!).
Por último, afirmó que si no cooperamos con Estados Unidos
"en el más importante asunto que tiene" pagaremos un precio.
A tales sandeces no corresponde sino decir claramente
en voz alta: Fuck you, mister Pollack! Sin embargo, por asombroso
que parezca, la derecha mexicana, la misma que nunca se ha cansado de pedir
mano dura contra los pobres de este país, quedó aterrada
y conmovida por las "ideas" del cretino, y desde los periódicos
de los ricos se apresuró a decirle a Fox que, llegado el momento,
vote en favor de Baby Hitler, lo acompañe moralmente en la
matanza, olvide sus relaciones diplomáticas con Francia y Alemania,
se convierta en enemigo de Rusia, de China y del mundo árabe, y
contribuya con su voto en el Consejo de Seguridad de la ONU a destruir
la legalidad internacional.
Quienes en su momento exigieron la devastación
militar de las comunidades indígenas de Chiapas, quienes no vacilaron
en demandar la represión contra los campesinos de Atenco, quienes
defraudaron al país con el Fobaproa, quienes no alzaron la voz ante
el asalto a Canal 40, quienes siempre han procurado el amparo del poder
para enriquecerse a costa del resto de los mexicanos, hoy utilizan a sus
"intelectuales" y "analistas" para recomendarle a Fox que se ponga al lado
de la inmoralidad y en favor de la guerra. También contra ellos
marcharemos esta tarde.
Guia de ocio para el fin del mundo
Cuando el mundo está al borde de una conflagración
que puede borrar la vida humana de la Tierra, debemos pensar en que, además
de luchar por la paz hasta el límite de nuestras fuerzas, hay también
ciertos placeres que podríamos regalarnos por última vez.
Me refiero, por ejemplo, al placer del teatro. En estos momentos, gracias
quizá a los aspectos más agradables del TLCAN, hay dos obras
canadienses que están exhibiéndose en la ciudad de México.
Una se llama Juan y Beatriz, de la dramaturga quebequense
Carole Frechette, que se monta martes y miércoles a las 20:30 horas
en la sala Xavier Villaurrutia, a espaldas del Auditorio Nacional. Interpretada
por Lisa Owen (que logra aquí la actuación más impresionante
de su carrera escénica) y Carlos Aragón (que logra colocarse
exitosamente a la altura de su compañera), la pieza es por el texto,
la escenografía, la música, la luz y el desempeño
de sus protagonistas una auténtica delicia de principio a fin.
La otra es Pensión vudú, de Louise
Bombardier, también dramaturga canadiense, que -viernes a las 20:00
horas y sábados a las 19:00- mezcla actores y títeres en
el escenario del teatro La Capilla (Madrid 13, Coyoacán), en un
montaje de Boris Schoemann, en el que el humor y la imaginería desbocada
nos permiten convivir durante una hora y media con un grupo humano "más
disfuncional que la familia Fox".
Nada mejor para cerrar esta breve guía que los
versos iniciales de una canción de Liliana Felipe, todavía
disponibles los viernes y sábados a las 22:30 en El Hábito,
que a la letra dicen así: "Tienes que decidir/ Quién prefieres
que te mate/ Un comando terrorista/ O tu propio gobierno/ Por salvarte/
Del comando terrorista..."