Entre gritos y empujones el titular de Hacienda abandona jornada de diálogo

Sólo habrá más apoyos al campo si el gobierno aumenta sus ingresos: Gil Díaz

Inútil resultó el cabildeo para atenuar el malestar por la astringencia financiera en el agro

Los productores exigen la promoción real de créditos, inversión y ahorro interno

PATRICIA MUÑOZ Y ANGELICA ENCISO

Al secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, literalmente le llovió ayer. No sólo por el agua sucia que le cayó de un toldo que se movió en su atropellada salida de la mesa de diálogo por una política de Estado para el campo, sino también por la cantidad de reclamos de productores, que enojados y a gritos demandaron la revisión de la cartera vencida; presupuestos multianuales; que se activen programas de financiamiento paralizados y que se frene el contrabando de granos. Y es que antes el secretario había lanzado una advertencia en este foro: para poder acrecentar el monto de recursos para el campo, el gobierno tiene que "incrementar sus ingresos".

De nada sirvió al funcionario el cabildeo que realizó con diversas organizaciones el miércoles por la tarde, ni el desayuno previó al encuentro con dirigentes de ellas para que esta sesión fuera tranquila. Tampoco le valió que se haya duplicado la vigilancia en el Archivo General de la Nación, donde se lleva a cabo el diálogo. Gil Díaz fue despedido de esta quinta mesa en medio de una gritería y fue sacado prácticamente en vilo por personal de seguridad, perseguido por los campesinos hasta su camioneta.

Cuando creyó haberla librado, luego de dos horas de sesión durante las cuales las protestas sólo se expresaron en mantas desplegadas en el salón, como la que rezaba "Funcionarios, el campo no los aguanta más", sus palabras de despedida provocaron la reacción airada de los asistentes, que le empezaron a gritar que todo lo dicho habían sido "špuras mentiras!". Y preguntaban: "Ƒcuándo acabará la represión contra los campesinos?". Luego se unieron en una sola voz: "šso-lución!, šsolución!". Afuera, integrantes de El Barzón tiraban alrededor de 2 mil litros de leche, entre gritos de "šfuera Usabiaga!" y críticas al gobierno por no tener medios para comercializar la producción.

El secretario de Hacienda pretendió acallar los gritos y subió el tono de voz, pero lo que decía aumentaba la indignación de los campesinos, ya que primero reconoció que los precios de los insumos han estado indexados y sujetos al tipo de cambio, por lo que están muy por encima de lo que pagan los competidores.

Luego admitió que realmente se requiere la simplificación de trámites, que se han detectado operaciones irregulares en aduanas y que muchos apoyos y acciones que se están dando en otros sectores no se están aplicando en el campo. Para rematar, les dijo: "me llevó muchas ideas que habremos de aterrizar tomando en cuenta las restricciones financieras durante los próximos días". Fue cuando los ánimos se desbordaron y los campesinos lo cercaron.

El campo, seco de recursos

El eje central de esta mesa sobre presupuesto y financiamiento rural giró precisamente en torno a la "sequía" de re-cursos financieros que afecta al campo. Gil Díaz expuso que es preciso diseñar políticas que diversifiquen las opciones de acceso de los productores a las fuentes de financiamiento y dijo que para a-liviar en parte los problemas económicos del sector se tuvo que promulgar un decreto para condonar los adeudos fiscales de los productores del área social dedicados a actividades agrícolas, ganaderas, pesqueras o silvícolas.

Las diversas agrupaciones campesinas plantearon demandas puntuales. Margarito Montes, del CAP, dijo que no habrá gasto público que alcance si no se desatan el crédito, la inversión y el ahorro interno, pero el gobierno debe propiciar las condiciones para que esto ocurra. A su vez, Isabel Cruz, de El campo no aguanta más, pidió la redistribución del presupuesto, un nuevo sistema financiero rural con instituciones locales que sean propiedad de los campesinos, de-mocracia económica, que los recursos crediticios no sigan fluyendo en forma mayoritaria para los grandes productores -75 por ciento del total- e inversión creciente y sostenida.

Guadalupe Flores, de la CNC, advirtió que los campesinos ya no están dispuestos a aguantar anuncios espectaculares y promesas sin cumplir, y mucho menos a asumir los costos de decisiones que se toman desde los escritorios. "Tan fácil que sería tomar la opinión de los campesinos si se quisiera realmente mejorar su situación. Lo que requerimos son presupuestos multianuales, la modificación de la legislación para garantizar un aumento real del presupuesto y que éste llegue en diez años a 459 mil millones de pesos".

Pidió la eliminación del impuesto al diesel, la reducción de las tarifas eléctricas, la entrega de insumos a precios competitivos, financiamiento para el equipo de bombeo, créditos a organizaciones de productores rurales, respaldo para el almacenamiento y que se revisen los puertos de entrada para evitar el contrabando, la subfacturación y todas las prácticas ilícitas de comercio.

Luego el senador José Bonilla habló de los elevados incrementos que han tenido los insumos. Ejemplificó: hasta hace diez años un campesino podía adquirir un tractor con el equivalente a 54 toneladas de maíz, mientras ahora requiere 135 toneladas, más del doble; un litro de diesel costaba lo mismo que el kilo de maíz, ahora equivale a 5 kilos; una camioneta pick up tenía un precio similar a 30 toneladas de ese grano y ahora equivale a 120 toneladas, 400 por ciento más caro.

Martín Solís, de El Barzón, dijo que todos los sectores coinciden en que hay una gran astringencia de recursos para el campo y que del total de inversión extranjera que llega al sector sólo 2 por ciento se canaliza a la producción primaria, pues los capitalistas internacionales únicamente están interesados en tres rubros del sector agroalimentario: tabaco, cerveza y refrescos.

Sostuvo que urge la canalización de recursos frescos, porque de lo contrario el campo continuará deteriorándose más y la principal exportación del país en los próximos años serán los trabajadores migratorios. "El gobierno pide que se le quite el freno al cambio, pero la verdad es que el chofer es el encargado de quitar o poner el acelerador de este gran camión que es México", expresó.

Miguel Alemán Velasco, gobernador de Veracruz, se sumó a las demandas de los campesinos y advirtió que no habrá solución a los problemas del sector agrario sin la participación de Hacienda. Solicitó que el dinero fluya hacia la base campesina y que se sanee la cartera vencida mediante la Financiera Rural.

No se cancela la cartera vencida

La Secretaría de Hacienda precisó que la cartera vencida del sector rural se ubica entre 9 mil y 10 mil millones de pesos. Tan sólo de Banrural habrían quedado adeudos por alrededor de 8 mil millones. Sin embargo, la dependencia consideró que en foros regionales se podrá solucionar esta problemática, siempre y cuando los productores lleven una propuesta de pago "que sea razonable". Para las cuentas pendientes de Banrural se permitirá la renegociación o los pagos mínimos, según determine la dependencia.

En las submesas que se instalaron después de la inauguración el tema recurrente fue poner fin a las carteras vencidas y abrir el crédito al campo. Pero para volver a ser sujetos de crédito, se-gún el subsecretario de Hacienda, Agustín Carstens, los campesinos primero tendrán que "limpiar" su historia crediticia. "En la medida en que se vaya dando esta limpieza, eso se va a ir reflejando en el buró y los va a ir haciendo sujetos de crédito", lo cual tardaría has-ta dos años, remató.