Horacio Labastida
šNo a la barbarie!
Con mucha razón el distinguido sociólogo sueco Göran Therbon dice que el entendimiento de los problemas que enhebran al pueblo y al Estado exige dedicar igual atención a las instituciones y a las personas que, en su papel de titulares, ponen en marcha las funciones propias de la soberanía estatal, porque estas funciones coercitivas siempre traducen los intereses, frecuentemente clasistas, que mediante la más alta burocracia infiltran las decisiones públicas sin importar, por supuesto, en nuestras democracias formales que las decisiones dañen a la mayoría de la población y beneficien a una minoría detentadora de la riqueza elaborada por todos. Esta tesis del profesor Therborn es analizada en su libro ƑCómo domina la clase dominante? (Siglo XXI, México, 1997.)
En el Estado feudal -escribe- los dos polos, el señor y el súbdito, muestran cómo el feudalismo premia al primero y subyuga al segundo; en el Estado burgués -agrega-, dicha relación se expresa por la autoridad y el ciudadano, en la inteligencia de que la autoridad ejerce el poder político en favor de los estratos empresariales y no de la ciudadanía, frecuentemente imposibilitada para inducir sus demandas en las resoluciones del poder. Lo central en el Estado burgués es "mantener la responsabilidad del gobierno frente a la opinión pública burguesa y, al mismo tiempo, continuar haciendo inaccesibles los mecanismos y resortes del Estado a la (peligrosa) clase obrera".
Por último, en el socialismo la cuestión es lograr que los directores de los cuadros connoten en sus funciones los sentimientos y las ideas de las masas, pues sólo de esta manera el Estado socialista podrá ser sujeto y actor de la democracia verdadera; en el lenguaje del EZLN chiapaneco, en la democracia de mandar obedeciendo.
La larga historia que desde el siglo xvii y la revolución gloriosa que rodeó el encumbramiento de Guillermo de Orange al trono de Inglaterra (1650-1702), cuyo Bill of Rights (1689) da inicio a la democracia moderna prolongada hasta nuestros días, acredita una y otra vez el contenido parcial de las elites que en los últimos siglos han asumido los quehaceres del aparato gubernamental.
Reflexionemos a fondo en los hechos para que brille lo cierto sobre lo falso. En las monarquías parlamentarias, en las repúblicas también parlamentarias o en los regímenes presidenciales salta al escenario principal una permanente contienda entre el Ejecutivo unipersonal y el Legislativo pluripersonal. Sea rey, primer ministro o presidente, la cuestión principal que enfrenta es lograr que el Parlamento o el Congreso aprueben sus proyectos, porque en el cuerpo colegiado, además de los legisladores que se identifican con el titular Ejecutivo, hay puntos de vista opuestos que obstruyen la aprobación de las leyes solicitadas.
ƑCómo resolver la contradicción? Por procedimientos a la vez sencillos y complejos, que a cambio de cualquier operación oscura obtengan el voto de los opositores, o sea, la subordinación del parlamento o el Congreso al Poder Ejecutivo, lo que implica la aniquilación de la democracia verdadera y el éxito de la democracia mentirosa y corrupta. Este engaño es practicado sin límites en nuestro siglo xxi por los poderes dominantes en la economía trasnacional, al idear y poner en práctica el plan del imperio absoluto global que con el pretexto de las tragedias de Nueva York y Washington (11 de septiembre del año pasado), activan el presidente estadunidense George W. Bush y el grupo que lo rodea en la Casa Blanca. Se quiere implantar en el mundo una barbarie sin precedente en las no pocas barbaries del pasado.
Si en el comentario que hace Plotino (205-270 dC) en su primera Eneada al Hércules de Homero, cambiamos a este héroe por Prometeo hijo de Jápeto, y le arrebatamos el alma, caerá de inmediato del cielo a las profundidades del abismo infernal, por haber triunfado la animalidad sobre su humanidad. Y esto es precisamente lo que alienta la minoritaria casta que maneja al Tío Sam: con las armas y vociferantes amenazas impulsa metamorfosear al hombre en bestia. Pero esto no sucederá porque a partir del pasado sábado 15 de febrero se escucha en la tierra un definitivo šno a la barbarie!