Dimitri Yazov *
Lo que no le deseas ni a tu peor enemigo
Estadunidenses y británicos están inmersos
contra su voluntad en el más complicado tipo de combate: obligados
a tomar por asalto ciudades bien reforzadas. No hay un solo manual militar
en el mundo que explique cómo actuar en combates calle por calle
para garantizar el éxito.
En estos casos dejan de tener sentido los razonamientos
que se puedan hacer sobre la correlación de fuerzas, la supremacía
técnica o cuantitativa en número de efectivos. El papel decisivo
lo van a desempeñar las cualidades personales de los soldados y
los mandos. Los aliados no van a poder utilizar con la eficacia
deseada su superioridad aérea y artillera, ante el riesgo que representa
dañar a los suyos. Las armas más eficaces para los atacantes
van a ser los morteros y los lanzagranadas, pero tampoco son la panacea.
En el momento del ataque no es fácil aclarar dónde
están los tuyos y dónde el enemigo. En cuanto a la técnica
pesada, en los combates callejeros, no hay mucho que decir. Los tanques
son lo mejor para cercar una ciudad, pero una vez que tengan que desenvolverse
en la maraña de callejuelas pueden caer en ratoneras.
Experiencias de este tipo son bien conocidas en la historia
militar: Stalingrado, Berlín y Grozni.
A juzgar por los feroces combates de Basora, El Jill,
Shatr, Nasiriya y En Najaf, los iraquíes están bien preparados
para la defensa. Este ya no es el ejército de los tiempos de la
Tormenta del desierto. Los iraquíes han reforzado convenientemente
sus barriadas y al parecer utilizan activamente las comunicaciones subterráneas.
En ellas se cubren del fuego, se mueven sin poder ser vistos, montan
emboscadas, movilizan su capacidad de fuego, minan los accesos a
sus posiciones. Las tropas angloestadunidenses se ven condenadas a permanecer
junto a las ciudades, mientras que los iraquíes tienen posibilidad
de maniobra: conociendo bien el terrreno, pueden salir al desierto
y golpear desde los flancos y la retaguardia.
El combate en las calles de las ciudades iraquíes
se puede convertir en una pesadilla para los ocupantes. Es poco probable
que se atrevan a borrar las ciudades de la faz de la tierra. ¿Cómo
iba a quedar su tan elogiado "humanismo"? Confiar en las tropas de elite
y paracaidistas sería ingenuo. ¿Cómo aterrizar en
los tejados de las casas? En el norte lo hicieron a campo abierto, y por
unos días estuvieron sin poder avanzar al verse rodeados por
los milicianos locales. A los invasores sólo les queda una salida:
echar a los iraquíes de sus casas calle por calle.
Para eso hay que saber pelear, estando sumido en el desconcierto
total. Nosotros nos tuvimos que acostumbrar: en Stalingrado el cuartel
general de la división de Rodimtsev ocupaba los dos primeros
pisos y en el tercero de la misma casa se reunían los alemanes,
aunque no por mucho tiempo.
En resumen, en esta guerra los estadunidenses van a descubrir
muchas cosas nuevas, ya que en los pasados 150 años no les
ha tocado tomar una ciudad a punta de bayoneta.
* Asesor para temas militares de Komsomolskaya Pravda.
Tomado de rebelión.org.
Traducción: Josafat Sánchez Comín