Manifestantes en España expresan que "la revolución por la paz ha comenzado"
Critican a Aznar por respaldar una masacre absurda, cruel e injustificable
Bagdad sólo será reconstruido si se devuelven piernas y brazos mutilados, señalan
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Madrid, 6 de abril. Decenas de miles de personas asistieron este domingo a un gran concierto en Madrid para repudiar la guerra contra Irak y el "genocidio" que está sufriendo su pueblo. El acto fue convocado por la plataforma Cultura Contra la Guerra, formada por escritores, artistas e intelectuales, que manifestó también el creciente malestar de la población española por la actuación del presidente del gobierno, el derechista José María Aznar, no sólo por secundar la invasión, sino también por intentar "criminalizar" la protesta popular y llevar a cabo una cacería de brujas contra el mundo de cultura.
La movilización contra la guerra no cesa en Madrid: hoy en la Puerta de Alcalá se instaló un pequeño escenario para que decenas de artistas e intelectuales manifestaran su opinión, que intercalaron con las actuaciones de los músicos, ante cerca de medio millón de personas, según cifras de los organizadores, mientras la policía habló de 15 mil asistentes.
Entre quienes acudieron se encontraban el juez Baltasar Garzón -quien leyó un manifiesto-, el escritor Juan José Millás, el actor mexicano Gael García Bernal, Javier Bardem, Rosa Regás, Luis Gordillo y el teólogo Enrique Miret Magdalena.
El actor y músico español Gran Wyoming inició la protesta con una advertencia: "Hay que salvar la democracia, entendida como la responsabilidad de un gobierno que debe representar la voluntad de un pueblo. Es decir, todo lo contrario a lo que estamos viviendo".
Lo mismo en el escenario que en las calles, los mensajes eran tres: hay que parar la guerra y respetar la legalidad internacional, la "revolución de la paz nadie la va a parar" y las críticas a la actuación de Aznar en este conflicto.
Obligación, detener "esta locura"
A la manifestación también asistieron los líderes de los dos principales sindicatos, José María Fidalgo, de Comisiones Obreras, y Cándido Méndez, de la Unión General de Trabajadores; asimismo, los máximos dirigentes del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), José Luis Rodríguez Zapatero, y de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares.
El juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón señaló en la lectura del manifiesto: "En estos días tristes de horror y de miseria en los que sólo hablan los partes de guerra, las bombas de racimo, los misiles de diseño, las atrocidades calculadas, las masacres anunciadas y en los que agoniza la esperanza, la pregunta es: ƑDónde está la paz?" Respondió: "La paz está aquí, entre nosotros; entre todos los que la hemos gritado en decenas de manifestaciones; en las calles y en las casas; en el parlamento y en la universidad; en las fábricas y en la escena; en los medios de comunicación y en las instituciones. Nadie nos va a callar porque la revolución por la paz ha comenzado".
Garzón advirtió: "La herida abierta es de tal gravedad que difícilmente podrá restañarse. Pero nos queda la esperanza de que, como decía Antonio Machado, 'hoy es siempre todavía'. Y esa esperanza sigue fuerte en nuestros corazones, así como el coraje y las ganas de luchar por la paz, en solidaridad con los hombres y las mujeres; los ancianos y niños que sufren.
"Las Naciones Unidas están siendo destruidas por miles de bombas y misiles lanzados por una decisión arbitraria y unilateral de quienes prescinden de todo tipo de norma o del único límite de su voluntad. La comunidad internacional tiene la obligación de detener esta locura", concluyó el juez, conocido -entre otras acciones- por haber pedido en su momento la extradición del ex dictador chileno Augusto Pinochet.
En el escenario se alternaron las intervenciones de escritores e intelectuales, como Miret Magdalena, Regás, Juan Genovés y Luis Gordillo, entre otros, con las actuaciones unos 30 músicos y grupos: Manolo Tena, Cómplices, la Mala Rodríguez, Miguel Ríos, Ana Belén, Víctor Manuel y Pedro Guerra.
Gael García Bernal leyó el manifiesto de los artistas: "Aznar se ha opuesto a Latinoamérica, cuya dignidad defendieron Chile y México en la ONU frente a las presiones de Estados Unidos. Todo esto supone que España paga un precio demasiado alto por las vanidosas fotos del trío en las Azores (del jefe de gobierno español con George W. Bush y Tony Blair). La historia lo juzgará, pero los ciudadanos españoles ya lo hemos condenado, aunque él siga agarrado al poder abusivo".
Juan José Millás señaló por su parte: "Es dudoso que reconstruyan Bagdad quienes la han destruido, no ya porque no sepan colocar un ladrillo sobre otro, sino porque no hay manera de devolver las piernas y los brazos mutilados a los cuerpos, ni las cabezas decapitadas a sus troncos".
Millás, uno de los autores más leídos de este país, añadió: "Esto no es un conflicto, como repite Aznar, sino una guerra. Y no es una guerra de liberación, como dice Bush, sino una guerra de ocupación. Y los muertos no son víctimas colaterales, sino cadáveres de seres humanos que están hechos de la misma pasta que nosotros, que nuestros hijos, nuestros padres o nuestras hermanas".
Por último, el Gran Wyoming dirigió unas palabras a Aznar: "Como usted se niega a comprender, siempre nos pone del lado de Saddam cuando gritamos: 'No a la guerra'. No, señor presidente, nuestro aliado no es Saddam, ni Bush, ni Blair, ni tampoco usted, que en una pirueta de inimaginable cinismo se erige en víctima principal esta guerra; nuestro aliado es el pueblo que muere bajo las bombas de esta masacre absurda, cruel e injustificable".
En tanto, la policía informó de ataques a sedes del gobernante Partido Popular en Madrid, así como en localidades del País Vasco, Cataluña y Extremadura, agresiones que voceros socialistas y comunistas atribuyeron a provocadores interesados en aumentar la tensión y desviar la atención del gran rechazo ciudadano a la guerra.