Votó en la ONU contra la indagación
de violaciones a derechos humanos en Irak
Promueven enjuiciar al canciller de Argentina por su
alineamiento a EU
Prosiguen las protestas en el país austral; promueven
boicot a productos estadunidenses
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 6 de abril. La invasión de
Estados Unidos a Irak no sólo es rechazada en las protestas que
continúan a diario en Argentina, sino que el propio canciller Carlos
Ruckauf enfrenta un pedido de juicio político por haber votado negativamente
durante una sesión de la Comisión de Derechos Humanos de
Naciones Unidas en Ginebra, en la que se planteaba la investigación
de las violaciones cometidas por las tropas de ocupación en el país
árabe.
El juicio fue promovido por diputados de Alternativa para
una República de Iguales (ARI) y el Polo Social, entre otros sectores.
La diputada Elisa Carrió, candidata a presidenta por el ARI, fue
una de las impulsoras del proyecto, junto con la legisladora Alicia Castro,
del Frente para el Cambio. Carrió califica la actual política
exterior del gobierno de Eduardo Duhalde de "espantoso cinismo", por aducir
neutralidad frente a la situación.
Castro,
a su vez, consideró que "el oportunismo y fascismo de Ruckauf no
es nada nuevo y que su actitud da cuenta del alineamiento al imperialismo
de Estados Unidos en desmedro de nuestros socios del Mercado Común
del Sur", mientras que el diputado Mario Cafiero dijo que el canciller
debe ser enjuiciado por "irresponsabilidad moral".
El tema también entró de lleno en la extraña
y desinflada campaña electoral hacia las elecciones presidenciales
del próximo día 27. El ex presidente Carlos Menem ha resultado
uno de los más perjudicados por haber expresado su apoyo a la guerra
y sugerir que suponía una "oportunidad" económica para Argentina.
Entonces, el que fuera el impulsor de las "relaciones carnales" con Estados
Unidos, declaró que estaba "de acuerdo" con la posición de
su archienemigo partidario, el presidente Duhalde, quien en público
expresa un no a la guerra.
Masivo rechazo a la guerra
Las encuestas continúan mostrando un rechazo masivo
a la guerra, superior a 90 por ciento, mientras se preparan para esta semana
movilizaciones y boicot a los productos estadunidenses, con un llamado
para que el jueves nadie los compre. La situación se ha complicado
en los últimos días debido a la injerencia de los embajadores
de la administración de George W. Bush en la región, que
parecen haber recibido la orden de tratar de frenar el masivo rechazo a
la guerra y especialmente de enviar amenazas veladas a los políticos.
En Brasil, la embajadora estadunidense Donna Hrinak fue
invitada al Congreso para hablar sobre la guerra. Sin embargo, la diplomática,
que tiene una buena relación con el gobierno de Luiz Inacio Lula
da Silva, no respondió a las inquietudes de los legisladores; en
cambio, exigió que la reunión se realizara a puertas cerradas.
Hrinak se quejó porque "en las últimas semanas
tuve que explicar a mis jefes y al Congreso estadunidense por qué
Brasil, que es nuestro socio esencial en el hemisferio, no está
de nuestro lado". Dejó el mensaje y se fue, lo que fue interpretado
como falta de respeto por algunos senadores. El embajador británico,
Roger Bone, trató de asumir una posición más negociadora,
al sostener que su país comparte con Brasil "la opinión sobre
la importancia que tiene la ONU".
La embajada de Estados Unidos en Uruguay, que mantenía
una buena relación con los medios, escribió al director de
La República, Federico Fassano, para expresar su disgusto
por una nota del diario en la que se compara a Bush con Adolfo Hitler.
La presión de los halcones está creando mayores dificultades
en la región.
En Argentina existe un marcado rechazo por las expresiones
del nuevo embajador designado, Lino Gutiérrez, quien el pasado 3
de abril, al hablar ante el Senado de su país, dijo que debido a
la paridad de la intención de voto entre los candidatos presidenciales
argentinos, los perdedores podrían cuestionar los comicios.
También afirmó: "El nuevo presidente tendrá
más legitimidad, porque habrá sido elegido por el pueblo,
no designado por el Congreso, como lo fue Duhalde".
Entre sus proyectos está "obtener más apoyo
de la Argentina para la campaña en Irak y la guerra contra el terrorismo".
De hecho, todas las miradas están puestas en este hombre, integrante
del lobby de los cubanos anticastristas de Miami, quien, por tanto,
llega con buenos lazos con Menem.
Pero la mayor preocupación es que Gutiérrez,
al sostener que busca mejorar "la cooperación entre Argentina y
Estados Unidos en la guerra contra el terrorismo", mencionó el tema
de la Triple Frontera (que comparte este país con Paraguay y Brasil),
donde, sin pruebas, Washington asegura que hay "terroristas islámicos".
Este es un tema urticante si lo hay, cuando diversos sectores
políticos demandan al gobierno el cese de las maniobras de tropas
estadunidenses en el país, que realizan "labores sanitarias", ante
el temor de que luego de Irak siga la ocupación de otras zonas estratégicas
para Washington.
Otra declaración causó preocupaciones: el
embajador Gutiérrez, de origen cubano, dijo también que se
propone que los estadunidenses que viven en Argentina "estén seguros",
lo que sonó muy mal a los sensibles oídos de estos tiempos.
Además ratificó que promoverá los intereses de los
empresarios estadunidenses aquí, quienes, según dijo, "han
padecido muchas pérdidas".