MEXICO S.A.
Carlos Fernández Vega
Mucho ruido y pocas nueces, la política económica del foxismo
De nuevo, Guillermo Ortiz abre el debate sobre la validez de las proyecciones oficiales
A PESAR DE la "perseverancia" y de la "cautela" con la que el gobierno del cambio dice haber aplicado la política económica -que no es otra más que la ejercida durante los últimos tres sexenios priístas-, el panorama para el tercer año de la administración foxista parece ser una redición de los dos anteriores: mucho ruido, pocas, muy pocas nueces.
PARA ESTE TERCER AÑO de ejercicio, el gobierno foxista ha estimado un crecimiento de 3 por ciento en el producto interno bruto, sin poner demasiada atención al irremediable efecto que la aventura guerrera de baby Bush tendría sobre la economía mundial y, desde luego, en la creciente y sensiblemente dependiente economía mexicana.
UN EJERCICIO SIMILAR al anterior lo hizo el propio gobierno del cambio para su primer año de responsabilidades, cuando de 7 por ciento de crecimiento anual prometido en la campaña electoral se "bajó" a 4.5 por ciento, obviando la ola recesiva que se veía venir desde el poderoso del norte, el "motor del mundo". En 2001, el resultado de los macrocálculos presidenciales fue desastroso: el PIB cayó 0.3 por ciento.
LO ANTERIOR, sin embargo, no arredró al inquilino de Los Pinos y a su equipo de expertos, y para 2002, ya con el "motor del mundo" echando chispas y con un severo olor a chamuscado, proyectaron que, ahora sí, la economía mexicana crecería en proporción modesta (1.8 por ciento), pero, decían, real. Dicha realidad fue tan real que se tradujo en la mitad de lo que la bola de cristal del cambio había pronosticado: 0.9 por ciento. Todavía en los últimos días del año pasado, la "perseverancia" y la "cautela" presidenciales, de la mano con las del secretario de Hacienda, auguraban el cumplimiento de la previsión original (el susodicho 1.8 por ciento), a pesar que todo el mundo ya hacía cuentas descendentes.
PARA 2003, con la obsesión guerrera de baby Bush en ciernes y el impacto económico que ello ya provocaba aún antes del estallido formal de la guerra, el "cauteloso" y "perseverante" cálculo gubernamental llevó a 3 por ciento la tasa de crecimiento de la economía mexicana. Desde febrero los principales organismos financieros internacionales y las más importantes entidades privadas dedicadas a estos menesteres han estado reconsiderando sus propias proyecciones sobre la perspectiva económica mundial y, desde luego, la mexicana, pero -ya lo dijo Vicente Fox- México está preparado no para una guerra, sino para cualquier cantidad de guerras, que para eso están los discursos.
EN ESTE REPETITIVO formato del cambio, tal como sucedió en el bienio previo, en este joven 2003, de nueva cuenta ha sido el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, quien ha puesto en duda la proyección económica del gobierno del cambio, y aprovechando la pomposa convención anual de la Asociación de Banqueros de (en) México admitió que a estas alturas del partido la perspectiva de crecimiento en el país debe recortarse, una vez más.
DE ACUERDO CON lo expuesto en Mérida por Guillermo Ortiz, las ingratas condiciones económicas internacionales, entendiendo por ellas la vigorosa sacudida que ha implicado el estallido formal de la guerra contra Irak y, sobre todo sus consecuencias mediatas e inmediatas, obligan a reducir medio punto porcentual la proyección que sobre el crecimiento del producto interno bruto mexicano realizó el gobierno del cambio.
LO ANTERIOR, en un primer ejercicio, porque el gobernador del Banco de México fue más claro que el agua: "El escenario más probable es que tengamos un crecimiento muy raquítico y no solamente este año, sino aun cuando termine la tensión geopolítica, la guerra; es posible que sigamos viendo un crecimiento lento... Es posible que sigamos viendo un crecimiento lento, porque muchos de los problemas que estaban presentes antes de iniciar el conflicto seguirán y el propio conflicto seguramente exacerbará otros". Cabe mencionar que en el último bienio, las proyecciones emanadas de la bola de cristal de la institución central han sido las más apegadas a esa terca realidad que no tiene espacio en la retórica del cambio.
ORTIZ, PUES, de nueva cuenta abre el debate -ese que en 2001 la otrora vocera presidencial, que en ese momento aún no tenía "proyecto de vida", calificó de "diferencia de opiniones" y el inquilino de Los Pinos de "suerte de apuestas" entre "optimistas" y "pesimistas"- sobre la validez de las proyecciones económicas de la administración foxista, mismas que durante los dos años anteriores han sido reventadas por la realidad, con los costos sociales por todos conocidos.
COMO SE MENCIONA, el gobernador del Banco de México utilizó la tribuna de la 66 convención anual de la AB(en)M para lanzar su advertencia. En dicho evento también participó el secretario de Hacienda, Francisco Gil, quien luego de escuchar a Guillermo Ortiz hizo una declaración que tranquilizó a todos aquellos que quedaron nerviosos por la intervención de la autoridad bancaria central, no sin antes asegurar que la dependencia a su cargo hará todo lo posible para cumplir la meta original de 3 por ciento de incremento del PIB: "...Por lo general las estimaciones de crecimiento del Banxico son bastante acertadas... Lo único que les puedo decir es que ojalá (ahora) no tenga razón y durante las próximas semanas veamos, dependiendo de la duración del conflicto bélico y las consecuencias que tenga el diferimiento de decisiones, sobre todo de inversión, qué tanto impacta la tasa de crecimiento".
LA NOTA ALEGRE la puso el subsecretario de Trabajo, Fernando Franco González -también participante en el acto-, quien luego de hacer un llamado a la calma, puntualizó que el negativo impacto que en la planta laboral produciría el raquítico incremento en el PIB descrito por Guillermo Ortiz, "no será en lo inmediato".
ASI, NO HAY ningún problema: los desempleados deberán apurarse para conseguir chamba y prepararse, lo más rápido posible, para reingresar al ejercito de reserva.
Las rebanadas del pastel:
"EL CRECIMIENTO de la economía informal... ha afectado a las finanzas públicas y los ingresos de quienes sí pagan impuestos...", se denunció en la convención de la Asociación de Banqueros de (en) México... Todo indica que Roberto Hernández, Alfredo Harp y demás muchachos de Banamex participaban en la economía informal, toda vez que de los 12 mil 500 millones de dólares que obtuvieron por la venta de dicho banco ni un centavo terminó en las arcas fiscales de la nación.
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