En Sinaloa y Sonora, 90%
CEESP: al campo, sólo 0.3% de la inversión foránea
DAVID ZUÑIGA
A pesar de la apertura comercial, el campo mexicano sólo recibió 0.3 por ciento de la inversión extranjera directa en el periodo 1999-2002. Además, estos recursos no han servido para promover el desarrollo regional, pues 90 por ciento se concentra en Sonora (65.2 por ciento) y Sinaloa (24 por ciento), señala el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
En un estudio titulado La apertura comercial en el sector agropecuario, el CEESP detalla que en el lapso mencionado el campo mexicano recibió sólo 178.5 millones de dólares de inversión extranjera. De esta suma, 70.3 por ciento se destinó a la ganadería, 28.9 por ciento a la agricultura y 0.8 por ciento a silvicultura, caza y pesca.
La mayor parte de los recursos foráneos destinados a la agricultura (89.4 por ciento) se usaron en el cultivo de hortalizas y flores; 6.3 por ciento, en árboles frutales, y 4.3 por ciento, en tabaco y café.
Marcados contrastes
El CEESP destaca que la agricultura en México es una actividad de marcados contrastes, pues mientras la mayoría de las unidades subsisten con técnicas rudimentarias, bajo rendimiento y extensiones reducidas -lo cual agrava los problemas de deforestación, miseria y migración- unos cuantos productores de Sonora y Sinaloa, entre otras entidades, disponen de infraestructura, abundantes recursos, tecnología moderna y alta productividad.
Esta polarización, señalan los analistas, se agudiza aún más en la región sur-sureste de México, que es la más poblada, la menos industrializada y la de menos productividad. Por ejemplo, en Chiapas el rendimiento de los cultivos de maíz es de apenas 1.9 toneladas por hectárea, a pesar de que esta entidad es la que tiene la mayor superficie dedicada a este cultivo (938 mil 96 hectáreas). En cambio, Baja California Sur, que siembra maíz en sólo 0.7 por ciento de su territorio, logra un rendimiento de 5.6 toneladas por hectárea, casi tres veces más que Chiapas.
Señalan que México tiene un gran potencial para competir con productos agroindustriales (aquellos que ya han pasado por un proceso de manufactura); sin embargo, hasta ahora estas exportaciones se limitan a unos cuantos productos: cerveza, tequila, carnes, hortalizas y legumbres congeladas. Entre 1991 y 2002, recuerdan, las exportaciones de alimentos bebidas y tabaco aumentaron a una tasa promedio anual de 11.4 por ciento.
En cuanto a los apoyos que otorgan los países desarrollados a sus productores agropecuarios, el CEESP advirtió que México no puede competir en una guerra de subsidios porque no tiene suficientes recursos, pues esta ayuda tendría un efecto muy breve y porque, a fin de cuentas, los subsidios no eliminarían las deficiencias ni los problemas estructurales del campo.
Para los analistas la alternativa es invertir en infraestructura y tecnología en el campo, para reducir los costos de producción y aumentar la competitividad. Por ejemplo, la falta de infraestructura de transporte hace que llevar maíz de Sinaloa a la ciudad de México sea tres veces más caro que llevarlo del mismo estado a Nueva Orleans, vía Veracruz, por barco.