La Casa Blanca y el Kremlin confirman que desean
reforzar su relación bilateral
Moscú participaría en la reconstrucción
de Irak, dicen fuentes de Rusia y EU
No hay información oficial sobre visita de Rice
a Putin y otros funcionarios de primer nivel
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 7 de abril. Rusia y Estados Unidos ratificaron
este lunes la voluntad compartida de reforzar su relación bilateral,
mientras las discrepancias sobre la invasión a Irak persisten, pero
paulatinamente pasan a segundo plano desde que los presidentes Vladimir
Putin y George W. Bush concluyeron que llegó la hora de negociar
los entendimientos posbélicos en el país petrolero.
A falta de información oficial, que de común
acuerdo no se proporcionó a la prensa por la delicada agenda de
sus conversaciones y por los poderosos intereses en juego, fuentes de ambas
partes consultadas coincidieron en anotar que ese fue el principal resultado
de la visita -de apenas un día a esta capital- de la consejera de
Seguridad Nacional estadounidense, Condoleezza Rice.
Con las tropas invasoras en las puertas de Bagdad, aunque
el régimen de Saddam Hussein resiste todavía la ofensiva
aérea y terrestre, Bush quiso corresponder a los gestos conciliatorios
de Putin, quien tras haber condenado de modo enfático el comienzo
de la agresión a Irak, se mantuvo a la expectativa hasta que reapareció
en la escena política con un discurso menos drástico.
El notorio cambio de actitud de Putin, que desde la semana
pasada en declaraciones a cuentagotas se dio a la tarea de bajar el tono
de sus críticas, probablemente obedeció al temor de que la
creciente confrontación con Estados Unidos pudiera dejar a Rusia,
con todo y sus proclamados intereses petroleros, fuera de eventuales arreglos
y reacomodos en el periodo posterior a Hussein.
Bush captó la señal de debilidad de su colega
ruso y encomendó a Rice la misión de traer a Moscú
el mensaje de que la Casa Blanca, a partir de ahora, propone al Kremlin
dejar de lado las acusaciones recíprocas y centrar el diálogo
en "los diferentes aspectos posconflicto" en Irak, como definió
un diplomático estadunidense el sentido de la visita de la consejera
de Seguridad Nacional.
Al preferir por razones obvias que el
pragmatismo sea lo que determina el comportamiento ruso, un funcionario
de la oficina de la presidencia local confirmó que Rice mencionó
que Rusia debe jugar un papel importante en la búsqueda de soluciones
a las apremiantes cuestiones humanitarias en Irak.
No menos grato a los oídos rusos fue escuchar de
una estrecha colaboradora de Bush que Moscú también podría
participar en la futura reconstrucción del país árabe,
en algún esquema paralelo que no se contradiga con la reciente prohibición
del Congreso estadunidense de financiar "con dinero de sus contribuyentes"
contratos de ninguna empresa rusa ni de otros tres países que se
oponen formalmente a la guerra.
En una jornada de intensas conversaciones, Rice fue recibida
por el presidente Putin y tuvo otros cuatro interlocutores rusos de primer
nivel: el ministro de Relaciones Exteriores, Igor Ivanov; el titular de
la cartera de Defensa, Serguei Ivanov; el secretario del Consejo de Seguridad
de Rusia, Vladimir Rushailo, y el jefe de la oficina de la presidencia,
Aleksandr Voloshin.
Con este último, sin duda, Rice pudo retomar la
plática que iniciaron en Washington apenas unos días antes
de que Estados Unidos lanzara sus primeras bombas y misiles sobre Irak,
el pasado 20 de marzo.
El influyente Voloshin, quien ocupa en el Kremlin la misma
posición clave desde los últimos años de gestión
presidencial de Boris Yeltsin y actúa como enlace entre Putin y
los principales grupos de poder económico de Rusia, visitó
la capital de Estados Unidos para presentar "interesantes propuestas de
participación rusa en el escenario posbélico de Irak, en
particular en el sector del petróleo", según filtraciones
atribuidas a los grandes consorcios petroleros rusos que en aquel momento
destacó la prensa local.
Todavía resulta prematuro saber cuál de
esas "interesantes propuestas" se podrá concretar finalmente, si
acaso se concreta alguna, pero es claro que los grupos económicos
detrás del poder político en Moscú y Washington, con
la mira puesta en las riquezas de Irak, ya pusieron a trabajar a sus cabilderos.
Es de suponer que, frente a los intereses que privilegia
la Casa Blanca, algunos consorcios petroleros rusos caerán víctimas
del fuego amigo, con menos suerte que los diplomáticos que
ayer lograron sobrevivir el concierto de balazos con que fueron despedidos
de Bagdad.