GUERRA CONTRA IRAK
"En el nuevo orden mundial, los extraños
son los seres humanos que no se rinden"
EZLN: la guerra sólo ha globalizado la indignación,
el rechazo, la protesta
"La libertad que nos ofrece el poder es la de elegir
entre vendernos y rendirnos o morir"
COMUNICADO DEL COMITE CLANDESTINO REVOLUCIONARIO INDIGENA-COMANDANCIA
GENERAL DEL EJERCITO ZAPATISTA DE LIBERACION NACIONAL.
México, 12 de abril de 2003
Al pueblo de México:
A los pueblos del mundo:
Hermanos y hermanas:
El día de hoy en todo el mundo se realizan movilizaciones
para repudiar la guerra de Estados Unidos y Gran Bretaña en contra
del pueblo de Irak.
Queremos, entonces, iniciar nuestra palabra con un saludo
para todos los seres humanos que, en el mundo y en otras partes de México,
se manifiestan para decir "No" a la guerra del poderoso.
Porque no se puede rechazar una guerra sin identificar
claramente a quien la realiza, como si fuera posible condenar un crimen
teniendo especial cuidado en no mencionar ni hacer enojar al asesino.
Allá arriba, en donde el dinero es Dios y amo,
celebran una victoria que no es más que tramoya pintada de sangre
árabe, la cual, no debemos olvidarlo, es sangre humana, aunque los
grandes monopolios de los medios de comunicación quieran convencernos
de lo contrario.
Allá arriba el señor de los miedos se frota
las manos, piensa que ahora podrá reinar sin que nadie lo desafíe.
Piensa que el principal objetivo de esta guerra, la mundialización
del miedo y de la sumisión, está cumplido.
Allá arriba el cíclope del poder está
feliz porque su mirada se contenta con sangre, con la sangre del otro,
del diferente.
Si el poder del dinero piensa que ha vencido a la humanidad
es porque se mira sólo a sí mismo y a sus clones enanos que
pululan en la dirección de la Organización de las Naciones
Unidas y en los distintos gobiernos del mundo, entre ellos el gobierno
de México.
Ahora, cuando se festina la caída de Bagdad, los
gobiernos que inicialmente se opusieron a la guerra se descubren la cara
cuando negocian entre sí el reparto del botín.
Porque la guerra es negocio, y es negocio la posguerra.
Y en los negocios ningún empresario quiere quedarse
fuera y aspira aunque sea a unas migajas del festín que el gobierno
de Estados Unidos planea sobre un pueblo que, en los medios de comunicación,
se presenta como derrotado y vencido.
Pero el poder se equivoca. Siempre se equivoca.
Su guerra actual no ha mundializado el miedo, no ha globalizado
la sumisión, como no sea entre la clase política.
No, lo que ha internacionalizado esta guerra es la indignación,
el rechazo, la protesta, el "No".
Si algo hay que reconocerle al gobierno estadunidense
actual es que logró en unas semanas lo que a Hitler le costó
años: reavivar el repudio de millones de seres humanos en todo el
planeta.
Así que no es sólo el "No" a la guerra el
que nos convoca.
También estamos manifestándonos para hacerle
saber a los gobiernos del mundo que no tenemos miedo y que no estamos vencidos.
En lugar del miedo y la derrota es la indignación
la que hoy se viste de todos los colores y habla todas las lenguas, camina
en todos los tamaños y enardece el corazón de hombres, mujeres,
ancianos, jóvenes y niños.
Sin embargo, debemos de saber que el actual festín
de muerte y destrucción no sólo provoca rechazo e indignación.
El fundamentalismo que, usando como coartada al Dios de
los cristianos, lleva adelante esta guerra no hará sino parir otros
fundamentalismos.
En la lógica del código genético
del poder, el terror es un hijo siamés con dos cabezas, pero un
mismo paso: el de la destrucción.
El caos de mañana será resultado del "nuevo
orden mundial" que, en estos días terribles y vergonzosos, llevaron
los misiles "inteligentes" que cayeron en el Oriente Medio.
No hay mejor imagen del "nuevo orden mundial" que la que
muestra los saqueos y el caos en las ciudades "liberadas" por las tropas
estadunidenses y británicas.
"Liberadas", así nombraron los poderosos a las
ciudades que hoy tienen la geografía de los civiles muertos y los
edificios destruidos.
Porque no hay que olvidar que el argumento que acompañó
a Dios en esta guerra fue el de la "libertad".
Pero ha quedado claro que la libertad que nos ofrece el
poder, y quienes le sirven, es la de elegir entre vendernos y rendirnos
o morir.
"Eres libre", nos dicen los poderosos y sus gobiernos;
"puedes escoger entre el garrote o la zanahoria".
Y
la clase política mexicana se apresuró a ponernos el ejemplo,
disfrazado de "sensatez" y "prudencia".
Los partidos políticos con registro (porque no
hay que olvidar que hay organizaciones políticas que no están
en el sucio juego de los gobiernos) escogen la zanahoria.
No les importa que la zanahoria sea de plástico,
como los huesos que les dan a los perros para que se entretengan y para
que afilen los dientes para morder mejor a los "extraños".
Hoy, en el "nuevo orden mundial" que se inauguró
con la guerra en Irak, los "extraños" son todos los hombres, mujeres,
jóvenes, niños y ancianos que no se rinden.
Y los seres humanos que no se rinden, es bueno que lo
escuchen bien en Washington, siguen siendo la mayoría.
Durante los últimos años nos han dicho que
llamar "imperialismo" o "imperio" al afán de conquista y destrucción
que anima a los poderosos no era más que "marxismo trasnochado",
"nostalgia sesentera", "argumento premoderno".
Sin embargo, sin que le importe mucho el nombre que le
den, el dinero ha puesto al día todas las luchas rebeldes que se
le oponen.
Porque resulta que podrán cambiar las nominaciones,
y las palabras podrán tratar o no de esconder lo que nombran, pero
el hecho irrefutable y brutal es que hay un pequeño grupo de poderosos
que quiere conquistar todo el planeta y ponerlo a su servicio.
Y no sólo eso, hay también otros pequeños
grupos de poderosos que quieren lo mismo.
Las banderas que cobijan a unos o a otros no importan,
porque su estandarte común sigue siendo el del dinero.
Pero si la guerra de los poderosos es mundial, también
es mundial la rebeldía.
Las movilizaciones de hoy son contra la guerra del poderoso,
llámese como se llame.
No importa que su nombre sea George W. Bush, Tony Blair,
José María Aznar, Vicente Fox... perdón, quise decir,
pareja presidencial, Diego Fernández de Cevallos, Jesús Ortega
o Manuel Bartlett.
No importa que sea con la bandera del partido republicano,
del demócrata, del laborista, del conservador, del PRI, del PAN,
del PRD o de los enanos mexicanos que, como dijo no sé quién,
también empezaron desde pequeños.
Hoy la clase política mexicana trata de capitalizar
el sentimiento de repudio que esta guerra ha provocado, pero se cuida de
no nombrar a quien la perpetró, por eso no quisieron manifestarse
ante la embajada estadunidense, para no perder sus visas de turistas y
para no ofender a quien realmente manda en tierras mexicanas.
Porque si los políticos mexicanos fingen consternación
por la guerra en Medio Oriente es, simple y sencillamente, porque se dieron
cuenta del rechazo casi unánime de la población mexicana.
Y el "casi" se lo debemos a los empresarios mexicanos
y a los comentaristas de algunas estaciones de radio y televisión,
cuyo único lamento es que la guerra tardara tanto en simular victoria.
Un cálculo sucio y ruin fue el que inspiró
la posición de la clase política mexicana frente a esta guerra.
Viendo crecer el desencanto en el pueblo mexicano por
sus corrupciones y crímenes, los partidos políticos se esforzaron
en protestar por la guerra, aunque siempre afónicos al referirse
a quien manda.
Ahora la pareja presidencial se manifiesta desilusionada
porque el gobierno estadunidense no entendió que el regateo de su
apoyo no tenía más aliento que recuperar algunos puntos en
los índices de popularidad.
El PRI hizo lo que sabe hacer muy bien: por arriba decir
"quién sabe" y por abajo aplaudir un método que reivindica
su larga historia de autoritarismo, el mismo que lo mantuvo en el poder
por más de 70 años y el mismo que lo arrojó de él.
El PAN tuvo una seria crisis de identidad, pues entre
sus dirigentes se corrió el rumor de que si condenaban explícitamente
al gobierno de Estados Unidos podrían ser acusados de traición
a la patria.
El PRD hizo un esfuerzo digno de mención. De seguir
así podría aspirar al premio nobel de alquimia biogenética,
porque lograría ser un clon que sintetizara al PRI y al PAN.
Los enanos, sin lugar preciso, se empeñaron en
correr de un lado a otro, tratando de hacerse ver.
Hoy la clase política mexicana se manifiesta supuestamente
contra la guerra, pero entre ellos se dice que no podrían desaprovechar
este día para seguir con las campañas electorales.
Tal vez piensan que no tenemos memoria y que podrán
engañarnos.
Cuando la clase política mexicana se unió
en contra del reconocimiento de los derechos y la cultura indígenas,
no sólo aseguró la continuación de la guerra contra
los pueblos indios de México.
También construyó un muro que la separa
de los ciudadanos de este país.
Detrás de ese muro, los políticos se reparten
intrigas, sueldos y prestaciones, corruptelas y encubrimientos.
Sólo cada tanto, cada proceso electoral, se asoman
por encima de la pared para decirnos que podemos elegir, de entre todos
los clones, a quien queremos que nos represente y nos mande.
Algunos se preguntarán por qué no nos sumamos
a la movilización a la que convocaron los senadores, argumentando
que dejáramos atrás nuestras diferencias.
En primera, porque no podemos hacernos cómplices
del encubrimiento de quienes hacen la guerra en México y fingen
horror por la guerra en otra parte del mundo.
En segunda, porque sabemos que los senadores pidieron
que se vetara la participación de los estudiantes de la Universidad
Nacional Autónoma de México, de los miembros del Frente Popular
Francisco Villa, de los campesinos de San Salvador Atenco y de todos los
que les parecen que son "sucios, feos y malos".
Los senadores dijeron que se negaban a marchar si estos
hermanos y hermanas lo hacían. Así que de allá arriba
vino la voluntad primera de romper una marcha que pudo ser unitaria.
A nosotros nos dijeron que éramos sucios y feos,
pero que el pasamontañas ocultaba la fealdad y simulaba la suciedad;
nos dijeron que éramos malos. En su lugar usaron la palabra "malditos".
No sabemos si "malditos" es peor o mejor que "malos".
Así que en esta marcha están los sucios,
feos y malos de la sociedad mexicana, y con ellos y ellas estamos los hombres,
mujeres, niños, jóvenes y ancianos del Ejército Zapatista
de Liberación Nacional.
Reciban todos y todas ustedes, en mis palabras, el saludo
de respeto y admiración de los "malditos" del EZLN.
Hermanos y hermanas:
Queremos agradecer a las organizaciones políticas
y sociales que, junto con nosotros, convocaron a esta marcha.
También agradecemos y saludamos a todas las personas
sin organización política y social que hayan acudido.
Tal vez seamos muy pocos, y en la cuenta fenicia no pesemos
mucho en las balanzas prostituidas de los cagatintas y los cagaimágenes
al servicio de los políticos. Pero ellos bien saben lo que pueden
hacer por esta tierra 100 patriotas.
Tal vez en esta marcha haya más de 100. Entonces,
en lugar de reírse, deberían preocuparse.
Y nosotros deberíamos de alegrarnos.
A las organizaciones políticas y sociales que hoy
participan en esta marcha, y en otras que se realizan en otras partes de
México, les decimos que el EZLN no pretende hegemonizar y homogeneizar
la rebeldía en México.
Nosotros entendemos bien que la rebeldía tiene
muchos colores y muchos caminos.
A
todas estas organizaciones les ofrecemos un espejo. Si nos respetan, recibirán
respeto.
Durante mucho tiempo se nos ha venido diciendo que la
fragmentación del movimiento social es letal para la lucha por la
transformación de la sociedad.
Quien así dice es porque pretende ser quien encabece
y hegemonice el movimiento, las más de las veces, para ir a entregarlo
por unas cuantas monedas o, argumentando coyunturas y condiciones desfavorables,
suplir la movilización con la transa y el acuerdo de cúpula.
No sabemos si la pluralidad y diversidad de organizaciones
políticas y sociales pueda lograr una transformación que
es posible, que necesitamos y merecemos.
Pero si sabemos que la hegemonía, aunque sea disfrazada
de "unidad programática", no lo ha logrado y, en cambio, ha difundido
el escepticismo y el desencanto.
La multimencionada unidad de la izquierda, según
los zapatistas, no se puede construir con un solo criterio, con una estructura
que sólo encubre el pirateo mutuo de activistas y militantes, la
antropofagia entre propuestas políticas, el concurso abierto para
ver quién es más radical de palabra y el concurso escondido
para ver quién se vende a mejor precio.
Los intentos de unidad, construidos con el afán
de la hegemonía, sólo han terminado en escisiones, fraccionamientos
y rivalidades estériles.
La unidad es posible si se respeta la pluralidad y la
diversidad.
Es posible si, con ese respeto de base, se construye una
agenda común de discusión, no de acuerdos.
De esta discusión pudiera surgir un nuevo planteamiento
en el que podamos reconocernos todos, sin dejar de ser lo que somos y sin
abandonar nuestras posiciones y pensamientos.
Nuestra idea no es una sola organización, sino
un movimiento con muchas organizaciones, con un acuerdo básico,
la resistencia, y con una bandera común, la de la rebeldía.
Los poderosos y sus corifeos de letras vencidas declararon
el 11 de septiembre del año 2001 como el parteaguas de la historia
moderna. Incluso dicen que la guerra actual es producto de ese día.
Ahora vemos que tal vez es esta guerra la que puede marcar
el nuevo siglo.
Eso depende de la actitud que tomemos frente a ella.
Hermanos y hermanas:
Tal vez algunos hayan notado que ahora hacemos mención
especial de los jóvenes, nombrándolos especialmente entre
los hombres, las mujeres, los niños y los ancianos.
Y ahora les mandamos un saludo especial a los jóvenes
y las "jóvenas" de México.
Casi en forma simultánea a la caída de las
primeras bombas sobre territorio iraquí, los jóvenes, principalmente
los estudiantes de educación media y superior, iniciaron las movilizaciones.
No les importó su número, sino el "no" que levantaron.
Los
zapatistas reconocemos y saludamos la sensibilidad de los jóvenes
mexicanos, cualquiera que sea el nombre que les dé identidad y comunidad.
Por esos caprichos de las ondas hertzianas, una transmisión
radial de la ciudad de México llegó hasta las montañas
del sureste mexicano. Provenía de una estación de esas que
hablan la mayor parte del tiempo de su alto rating. El locutor en
turno estaba recibiendo en esos momentos la nota de un reportero que cubría
una de las muchas movilizaciones en contra de la guerra en Irak, frente
a la embajada estadunidense.
El locutor apenas si dejó terminar al reportero
e inmediatamente empezó a prodigarse en toda clase de calificativos
despectivos hacia los manifestantes. "Son vándalos, anarquistas,
delincuentes", comentó. Y luego titubeó, porque parece que
su vocabulario de sinónimos era muy reducido. Después de
tartamudear dijo: "son jóvenes", como si fuera el mayor insulto
y la peor descalificación que se le podría hacer a alguien.
"Son jóvenes", lo dijo con asco, con desprecio,
con ganas de que los granaderos de López Obrador les dieran un escarmiento
porque no dejaban trabajar en paz a los grandes magnates que tienen sus
oficinas en Paseo de la Reforma, como pidiendo que la fuerza pública
los obligara a dejar de ser jóvenes.
Ojalá nunca dejen de ser jóvenes. Ojalá
entiendan que los calendarios a veces son sólo un disfraz para las
claudicaciones y que, fuera de las fiestas de cumpleaños, la edad
no vale la pena.
Hermanos y hermanas:
A los jóvenes, a las mujeres, a los niños,
a los ancianos, a todos los colores con los que se ilumina la humanidad,
les decimos que tenemos el derecho de optar.
Optar, esa es la libertad, pero tenemos que construir
nuestras opciones, porque las que nos presentan hoy tienen como padre al
poder y como madre a la avaricia.
Podemos optar por un mundo mejor, más justo, más
bueno, pero tenemos que luchar para construirlo con justicia y dignidad,
que son los dos pies con los que la paz puede caminar y derrotar a la guerra.
¡Democracia!
¡Libertad!
¡Justicia!
Desde las montañas del sureste mexicano.
Por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia
General del
Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Subcomandante insurgente Marcos.
GUERRA CONTRA IRAK
Condena unánime a la invasión angloestadunidense
en la marcha convocada por senadores
En el Zócalo 50 mil gargantas exigieron la desocupación
de Irak
La legalidad y la razón, "el único imperio
que tenemos", mensaje central de la pluma colectiva
Necesaria, más firmeza del gobierno de Fox contra
la guerra, señala Cuauhtémoc Cárdenas
ANDREA BECERRIL Y RENATO DAVALOS
Un coro unánime contra la invasión estadunidense
a Irak que tuvo como corolario un minuto de silencio por los muertos, un
discurso plural, el presagio de lluvia y la voz de Eugenia León,
abrieron paso a la sociedad civil convocada por los legisladores que se
sumó por miles a la marcha para protestar contra la guerra y la
presencia militar en territorio iraquí. "Estamos aquí y no
nos alcanzan los pulmones para gritar que cese la invasión a Irak.
Todos los que estamos aquí queremos, exigimos, que la paz tenga
una oportunidad en este mundo. El único imperio que tenemos es el
de la legalidad y el de la razón", resumió la periodista
Carmen Aristegui al leer frente a una Plaza de la Constitución casi
llena el mensaje de la "pluma colectiva".
Una veintena de senadores de las tres principales fuerzas
políticas, entre ellos los convocantes a la movilización,
Javier Corral Jurado, del Partido Acción Nacional, y el perredista
Jesús Ortega, acompañaron al grupo de niños que estuvo
en la descubierta del recorrido que se inició pasadas las 16 horas
y llegó casi dos horas después al Zócalo.
El contingente
Cuauhtémoc
Cárdenas y sus hijos Lázaro y Cuauhtémoc -el primero,
gobernador de Michoacán- artistas, intelectuales, académicos
y líderes sindicales se entreveraron con jóvenes, mujeres
y niños que conformaron el grueso del contingente, estimado en unas
50 mil personas. Los dibujos alusivos a la guerra se elaboraron sobre la
marcha. Los globos blancos con la frase "¡Alto a la guerra!", volaron
en la Plaza de la Constitución, en el epílogo de una protesta
sin incidentes.
Incluso en un par de ocasiones se cruzaron con la otra
marcha, que partió del Zócalo hacia la embajada de Estados
Unidos y la que llegó a esa sede, pero desde el Hemiciclo a Juárez.
Todas lograron el consenso en la consigna "Alto a la guerra", que manifestantes
de ambos lados corearon al traspasar el Eje Central.
Por encima de cualquier represalia que pudiera ejercer
Washington por la posición mexicana está la dignidad nacional,
dijo Cuauhtémoc Cárdenas, entrevistado durante el recorrido.
Es necesaria una actitud más firme del gobierno del presidente Fox
para repudiar la guerra y plantear en Naciones Unidas la necesidad de un
orden más justo, en el que prevalezca la paz y no la ley de la selva.
En avenida Juárez, en el Eje Central o en el Zócalo,
resonó el repudio a la invasión. "¡No a la guerra,
Bush, hijo de perra!", fue el estribillo de trabajadores universitarios,
telefonistas, tranviarios, electricistas, incluso amas de casa que empujaban
carreolas con sus bebés. "Queremos la paz desde Chiapas hasta Irak",
lanzaban otras voces, al tiempo que se alzaron cartelones, algunos muy
bien elaborados y otros en cartón o en camisetas rotuladas. "¡Gringos,
las familias no se reconstruyen!"
Uno de los grupos más compactos y organizados fue
el del Parlamento de los Niños. Durante el trayecto un payasito
animó a los menores, quienes no dejaron de exigir la paz en Irak.
"Bush, asesino, que matas a los niños", fue entonado con música
alternada con el "no queremos la guerra, queremos la paz".
En una columna que onduló por 16 de Septiembre
antes de desembocar en el Zócalo, se sumaron la batucada, la Marcha
de Zacatecas, estadunidenses, brasileños, cubanos y hasta el
iraquí Eduardo Kato, oriundo de la milenaria Mosul, la antigua Nínive
asiria. Aún desconoce el destino final de su familia, pues no ha
logrado contactarla.
El ingenio suplió la falta de recursos y permitió
que se desahogara la rabia contra el "genocidio" en Irak: "Juicio a Bush
por crímenes de guerra", "Bush, Blair y Aznar no hay duda que traen
paz a Irak. Ahora los iraquíes descansan en paz" , o el "No a la
guerra, pinches gringos".
Los convocantes, primordialmente senadores, eludieron
cualquier protagonismo, para abrir paso a los niños y a la sociedad
civil. Por ello, Corral, Ortega, los priístas Dulce María
Sauri, César Camacho, Oscar Cantón Zetina y Carlos Rojas,
además de los blanquiazules Luisa María Calderón,
Felipe Vicencio, Micaela Aguilar, José Alberto Castañeda
y los perredistas Demetrio Sodi, Maricarmen Ramírez, Leticia Burgos,
Armando Chavarría y el coordinador parlamentario en San Lázaro,
Martí Batres -con su pequeña hija Atzin en brazos- se mezclaron
con los miles de ciudadanos que caminaron por el primer cuadro de la ciudad,
exigiendo que Estados Unidos salga de Irak.
Ya en el Zócalo tampoco subieron al templete, sólo
lo hicieron los niños. Dos de ellos, Dante Hugo Anaya y Katia Michel
López, con mensajes emotivos en apoyo a la niñez de Irak.
No quiero ni imaginar cómo sería vivir con el ruido constante
de las bombas, dijo la niña, mientras que Dante exhortó a
tener fe porque ésta es más eterna que los misiles.
En
un asomo de lluvia que no ahuyentó a la gente, Eugenia León,
a capella, cantó Yo vengo a ofrecer y después
el discurso que condensó las opiniones de organizaciones y demás
convocantes, leído por Aristegui, exigió al gobierno de Fox
que "mantenga la coherencia que ha demostrado con esa convicción
compartida por el pueblo". Añadió que "el silencio es cómplice
de esta guerra, pues bien se sabe que la crueldad no se resuelve sólo
con demostraciones como la que ahora nos reúne". Pero insistió:
"Estamos aquí para ratificar el compromiso pacifista del pueblo
de México. La descomunal violencia impuesta recientemente por el
gobierno de Estados Unidos ha logrado que la guerra, como quería
León Gieco, no nos sea indiferente. Por eso estamos aquí,
porque al negarnos a la indiferencia creemos que la tolerancia, la civilización
y la paz tienen toda la oportunidad que seamos capaces de construirles".
"Ni las perversas maniobras para difundir una versión
única -acicalada y censurada- de la intervención en Irak,
ni el flagrante acoso a periodistas incluido el asesinato de varios de
ellos, ni tampoco las presiones diplomáticas, han conseguido engañar
al mundo. Los nueve periodistas muertos son símbolo en el pedestal
que los hará visibles para siempre", indicó.
Los colectivos estudiantiles distendieron la solemnidad
tras el minuto de silencio con la excitativa: "El que no brinque es yanqui".
Desplegaron una manta con el Guernica de Picasso y otras en apoyo
a Cuba.
"Aquí se ha dado una muestra de unidad"
El senador Corral se veía feliz y satisfecho. "Aquí
se ha dado una muestra de unidad, porque más allá de ideologías
o de diferencias partidistas, logramos que miles de mexicanos aceptaran
nuestra convocatoria para salir a expresar el horror que sentimos por el
genocidio que Estados Unidos perpetró en Irak".
Margarita Isabel desde el templete recordó que
todos los presidentes de Estados Unidos desde 1827 han propiciado una guerra
o se la han inventado. Cerró con una frase: "Asesinos, la justicia
los alcanzará", que fue el preludio del festival con que culminó
la marcha-mitin que se unió al eco en el mundo contra la invasión
estadunidense a Irak.
GUERRA CONTRA IRAK
Marcos criticó a políticos que
hacen la guerra en México y fingen horror por los hechos en Irak
No basta con exigir paz, hay que castigar a los asesinos,
demandan marchistas
Por lo menos 27 personas fueron detenidas; "los vamos
a chingar", amenaza de granaderos
MARIA RIVERA
La indignación tomó las calles de la ciudad
de México. La "otra marcha", la de los indóciles, los opuestos
al poder oficial, los aferrados a sus razones y sus principios, gritaron
que no basta con lanzar globos o palomas para lograr la paz, que también
se necesita identificar claramente a quien provocó la guerra, "sin
miedo de hacer enojar al asesino".
"Hoy la clase política -señaló el
subcomandante Marcos en el mensaje que envió a la manifestación
que partió del Zócalo para concluir frente a la representación
diplomática de Estados Unidos- trata de capitalizar el sentimiento
de repudio que esta guerra ha provocado, pero se cuida de no nombrar a
quien la perpetró, por eso no quisieron manifestarse ante la embajada
estadunidense, para no perder sus visas de turistas y para no ofender a
quien realmente manda en tierras mexicanas."
Miles,
que coparon Reforma desde el Angel de la Independencia hasta la glorieta
de la palmera, en Niza, clamaron contra la invasión de Irak, pidieron
alto a la matanza de civiles y exigieron la restitución de la legalidad
internacional, pero también recordaron que la guerra contra la humanidad
no comenzó a las 19:35 del 20 de marzo -cuando Washington empezó
los bombardeos de Bagdad- ni se reduce a un solo país.
Indicaron que décadas atrás inició
el dominio del "señor de los miedos", que si en Irak lanza las bombas
que arrasan todo lo que queda a su paso, desde civiles hasta periodistas,
en el resto del mundo, incluido México, recurre a su poderío
económico para imponer acuerdos comerciales y políticas que
cobran innumerables víctimas entre los de a pie.
La "otra marcha" gritó que si no se condena a los
agresores ante los organismos internacionales y se les pone un alto, seguirán
con su labor "liberadora" en Siria, Irán, Corea del Norte, Cuba
o cualquier país "rebelde" que no acate sus planes de remodelación
mundial. Y hay que recordar que en el evangelio de Condoleezza Rice, asesora
de seguridad nacional de George W. Bush, rebelde es todo "aquel que rechaza
los valores humanos básicos y odia EU, y todo lo que representa".
Porque, argumenta en un texto llamado Estrategia de seguridad nacional,
"existe un único modelo sostenible de éxito nacional (el
estadunidense) y este es justo y verdadero para toda persona y toda sociedad".
Sin embargo, advirtió Marcos, "el caos de
mañana será resultado del 'nuevo' orden mundial que, en estos
días terribles y vergonzosos, llevaron los misiles 'inteligentes'
que cayeron en el Medio Oriente. No hay mejor imagen del 'nuevo orden mundial'
que la que muestra los saqueos y el caos de las ciudades liberadas por
las tropas estadunidenses y británicas".
La "otra marcha" alzó la voz para decir que le
preocupa la suerte de los iraquíes, pero también la de los
mexicanos a los que el sistema avalado por la clase política y los
empresarios, que ahora lamentan la suerte de los civiles lejanos, no da
tregua y condena, si acaso, a la mera supervivencia.
La "otra marcha" terminó como Dios o el poder manda:
infiltrada por provocadores y reprimida. Desde la llegada de los primeros
contingentes a la embajada un pequeño grupo trató de avalanzarse
contra las vallas, pero los gritos de los manifestantes, de ¡provocadores,
provocadores!, los detuvo. Lo que no tuvo contención fue el gas
pimienta que lanzaron los granaderos y que afectó a los que estaban
en las cercanías.
Más adelante, el grupo volvió a la carga,
pero los campesinos de San Salvador Atenco, machete en mano, les pusieron
el alto. En los jalones un fotógrafo les decomisó un walkie
talkie Motorola que habla de una coordinación clara. ¿Pero
con quién? La movilización terminó, pero el ambiente
quedó preparado. A la altura de Niza un grupo atacó una patrulla
y en breves minutos llegaron varios camiones de granaderos y patrullas
y detuvieron indiscriminadamente a los que andaban por el rumbo.
Detuvieron a integrantes del Frente Popular Francisco
Villa (FPFV), del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, de Atenco
y a jóvenes. Más de uno respiró tranquilo: los "otros"
habían actuado según el guión, la violencia era consustancial
a su naturaleza.
En Radio Red un funcionario del Gobierno del Distrito
Federal reconoció que se les pasó la mano. La trascripción
textual es la siguiente: "En el momento en que se acercó la patrulla
con los granaderos encima empezaron a detener a algunas personas que estaban
retirándose, que estaban en la manifestación, empezaron a
quererlos detener y se generó la violencia. Empezaron a golpear,
lo que sí fue un exceso de fuerza, porque se golpearon inclusive
a algunas jóvenes que estaban ahí. Sin hacer nada las detuvieron,
las arrastraron y las golpearon".
-¿Cuántas personas vio que salieron lesionadas?
-preguntó el reportero.
-Calculo que entre 10 y 15 personas fueron golpeadas por
los granaderos.
-¿Las subieron a las patrullas?
-Sí, fue una actitud totalmente arbitraria. No
se debe actuar así.
Tras el "disculpe usted" los detenidos fueron liberados.
Pero, ¿quiénes fueron los detenidos?
Los campesinos de San Salvador Atenco que se han visto,
como los iraquíes, sumidos en el olvido desde que el tiempo es tiempo,
para después ser chantajeados con proyecto ajenos, que se les presentaron
como la oportunidad para salir de su atávica pobreza.
Militantes del FPFV, que llegaron desde Iztapalapa, la
delegación olvidada, excluida, estigmatizada.
Jóvenes, a los que lo mismo se les aplica el calificativo
de cegeacheros para invalidar su defensa de la educación
pública y gratuita, esa que la Organización Mundial de Comercio,
el próximo mes de septiembre en Cancún quiere convertir en
una mera mercancía al alcance del quien da más.
"Algunos se preguntarán por qué no nos sumamos
a la movilización a la que convocaron los senadores, argumentando
que dejáramos atrás nuestras diferencias -respondió,
proféticamente, Marcos-. En primera, porque no podemos hacernos
cómplices del encubrimiento de quienes hacen la guerra en México
y fingen horror por la guerra en otra parte del mundo.
"Y en segunda, porque sabemos que los senadores pidieron
que vetaran la participación de los estudiantes de la UNAM, de los
miembros del FPFV, de los campesinos de San Salvador Atenco y de todos
los que les parecen 'sucios, feos y malos'."