La obra me salió del inconsciente, afirma
Cecilia Lugo
En el principio del fin concluye temporada hoy
ANGEL VARGAS
Apenada, casi en susurros, Cecilia Lugo confiesa que su
más reciente coreografía, En el principio del fin,
le llevó sólo dos meses de trabajo. ''La verdad es que fue
muy rápido y me avergüenza un poco decirlo, pues tengo obras
en las que incluso me he tardado un par de años. Pero ésta
me salió del inconsciente, como si tuviera vida propia, y yo sólo
fuera su medio para materializarse", cuenta.
A pesar de ese rubor inicial, la artista se refiere a
esta obra con profundo cariño y vehemencia, y la asume como una
de las creaciones más íntimas e intensas que ha logrado en
37 años de trayectoria.
Estrenada
hace una semana por la compañía Contempodanza, bajo la dirección
de la propia Lugo, y actualmente en temporada en el Teatro de la Danza,
En el principio del fin se abordan aspectos primigenios de la esencia
humana, como los sentimientos y las emociones.
''No tiene un discurso lineal, no es narrativa ni anecdótica.
Su naturaleza es bastante abstracta, aunque tiene imágenes que remiten
a experiencias muy personales. Así cada quien le da una lectura
particular'', explica la coreógrafa.
''Es una obra que trata de responder a las preguntas de
dónde venimos y hacia dónde vamos. Busco abordar aspectos
más espirituales y también cuestionar hasta qué punto
la persona es honesta consigo misma".
Prescindiendo de referencias culturales, geográficas
y temporales, en esta obra se reafirma la convicción de la autora
de que la muerte es el principio de un nuevo proceso y que la vida consiste
en una sucesión infinita de esos procesos.
De manera paralela a las presentaciones de esta coreografía
-cuya temporada concluirá este domingo a las 18 horas en el Teatro
de la Danza, para luego presentarse del 8 al 18 de mayo en el Teatro de
las Artes, del Centro Nacional de las Artes-, Cecilia Lugo trabaja en los
últimos aspectos para poder abrir su escuela Contempodanza, un espacio
en movimiento.
Con la inauguración de este espacio, hecho que
ocurrirá en mayo, para la artista quedó ya en el pasado su
sinsabor de tener que dejar las instalaciones del Centro Centro Cultural
Ollin Yoliztli en circunstancias un tanto penosas.
Eso ocurrió en agosto del año pasado, a
raíz del proceso que inició la Secretaría de Cultura
del DF para cambiar los planes de estudio de las tres escuelas que se albergan
en ese centro.
''Nos pidieron el lugar donde ensayábamos y punto.
Las crisis, sin embargo, siempre obligan a encontrar alternativas y fue
así como empezamos a buscar un sitio para este proyecto, lo cual
fue posible en gran medida gracias al apoyo de la beca del Sistema Nacional
de Creadores", cuenta.
Esta escuela es un viejo anhelo de la bailarina, quien
enfatiza que el objetivo de su institución no será sólo
formar artistas profesionales, sino conformar con el tiempo una instancia
con vocación humanista en la que se atienda el desarrollo integral
de las personas.
"Las escuelas de danza en México sólo se
han enfocado a desarrollas las cualidades y habilidades físicas.
De tal manera que cierran las puertas a mucha gente que puede tener la
vocación, aunque su físico, en un primer momento, no lo favorezca.
Creo que la danza tiene que ser vista como experiencia humana. En ese sentido,
una escuela no debe limitar el ingreso de alguien. Ya sobre la marcha se
verá quién puede especializarse y quién no", expone.
"Además, es necesario que se atiendan otros aspectos
básicos de su formación intelectual y sensitiva, integrando
en el proceso de educación otras expresiones del arte, como la poesía,
la música y lo visual. El propósito inicial no es formar
artistas, sino mejores personas.''
Esta nueva escuela iniciará actividades con clases
de danza clásica y contemporánea, así como tango y
yoga.