CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
¿De dónde vino la orden?
HASTA EL MOMENTO los jóvenes que fueron
violentamente reprimidos el sábado pasado por la policía
del Distrito Federal se hacen la misma pregunta.
Fueron 27 que no faltaron ni a la verdad de haber entrado
recientemente, por su edad, a un diseño del mundo que no les pertenece
ni les gusta, ni a la rabia de sentir en su inmenso futuro el peso de la
dominación estadunidense.
PERO ESA FUE su culpa, el delito de no haberse
sumado a lo oficial y de agredir de palabra y obra a quienes invadieron
Irak, a quienes se pretenden dueños del mundo y, por ello, desde
alguna de las alturas del gobierno se les humilló de palabra y se
les castigó a golpes.
LA ORDEN VINO desde arriba, decían
los represores a los chamacos secuestrados en alguna patrulla, mientras
se les sacudía con golpes, mientras, como en rezo, se les aseguraba
que sí, que tenían el derecho de manifestarse, pero que los
golpes y la tortura era una orden que venía de arriba.
SI SE QUIERE conceptualizar aquel hecho, bien podría
llamarse tolerancia cero, y también podríamos darle
nombre y apellido, para que nadie se confundiera. El autor intelectual
de tal golpiza, de la represión, es Marcelo Ebrard, el mismo que
sucumbe frente a una cámara de televisión y que busca fuera
del país los remedios a un mal que ni su ideología ni su
formación le permiten resolver.
NADIE, POR EL momento, se pregunta por qué
durante la manifestación no hubo hechos de violencia y por qué
después, al término de la parada de los que sí quisieron
estar en el lugar donde se debía, fueron provocados y agredidos
por la policía.
CLARO QUE NO es fácil y menos en este momento.
Cualquier atrocidad es permitida si quien la comete es Bush y los marines,
pero claro que no es fácil permitir que una horda de jóvenes
rabiosos por el futuro que se les promete le rasquen las pelotas al tigre
y la autoridad no se sienta ofendida. Claro que no es fácil dejar
pasar una explosión de rebeldía si ésta va en contra
del verdadero, del real patrón. No, sin duda no es fácil.
POR ESO SE tenía preparada la respuesta,
por eso se montó la estrategia de tomarlos y golpearlos aisladamente
sin la menor preocupación por parte de la autoridad policial. Tan
es así, que el segundo de a bordo en la policía de Marcelo
Ebrard comía sin ninguna preocupación en un elegante restaurante
de comida japonesa de la colonia Del Valle, mientras se desarrollaba la
marcha y se consolidaba el aparato represor.
TOLERANCIA CERO NO es
un mito ni algo que alguna vez nos llegará. La idea está
clavada en el supuesto que ronda la cabeza del jefe de la Policía
y que, aunque no parece estar dentro de las formas de gobernar de Andrés
Manuel López Obrador, el jefe de Gobierno las permite.
TAL VEZ UN nuevo bando de gobierno ordene dentro
de poco: "manifiéstese, pero nunca contra Estados Unidos. Manifiéstese,
pero siempre y cuando la convocatoria no venga de quienes no saben dónde
manifestarse. Cualquier transgresión a este ordenamiento será
castigada por el H. Cuerpo de Granaderos".
Y YA AL final, resulta extraño que hasta
el momento de llenar de letras esta página, la Comisión de
Derechos Humanos del Distrito Federal no haya levantado su voz para señalar
la agresión de un órgano gubernamental en contra de los ciudadanos.
¿Y ENTONCES, PARA qué tanto discurso?